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En Portada: 'Holanda en claroscuro'

  • El posible triunfo del ultraderechista Partido de la Libertad en las elecciones holandesas del 15 de marzo preocupa en Europa
  • Analizamos la situación actual y las consecuencias que tendría dicho triunfo
  • Lunes 12 de marzo, a las 23:30, en La 2 de TVE

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En Portada - Holanda en claroscuro

Las elecciones del 15 de marzo en Holanda son el pistoletazo de salida de lo que podría ser un annus horribilis para Europa: probable consumación del Brexit y comicios también en Francia y Alemania. En los tres países en los que se celebran elecciones, la extrema derecha va a experimentar, según las encuestas, un importante aumento e incluso podría ganar en Holanda y Francia y entrará en el parlamento federal alemán.

Holanda es quizá el país europeo más tolerante y liberal, disfruta de libertades envidiadas por todos. Resulta extraña la fuerza del Partido de la Libertad (PVV) de Geert Wilders. Por eso, nos fuimos a Holanda con la misión de intentar encontrar respuestas al interrogante de cómo había sido posible que la semilla de la intolerancia, la xenofobia y el racismo haya germinado en su sociedad. No fue tarea fácil al principio, ya que los dos principales partidos en liza para conseguir la victoria, el liberal conservador del primer ministro Mark Rutte y el PVV de Wilders declinaron nuestra petición de sendas entrevistas.

Pero, en realidad, más que los líderes lo que nos interesaba era saber qué ambiente se respiraba ante la consulta electoral y sobre todo analizar quién es Geert Wilders y las razones subyacentes para su ascenso y posible victoria. Durante los últimos meses ha ido siempre el primero, según las encuestas, sólo hace unos días un sondeo indicaba que podría ganar Rutte. En cualquier caso, aunque consiguiese la victoria, Wilders no tendría mayoría suficiente para gobernar en solitario y necesitaría formar una coalición, pero todos los demás partidos importantes han indicado que no se aliarán con él.

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La política holandesa está fragmentada

La política en Holanda está fragmentada, a las elecciones se presentan más de 25 partidos, algunos recién formados. Como me decía Henk Krol, líder del partido 50Plus que defiende los intereses de los mayores, una formación que consiga un 10% ya es un partido grande. Y lograr más del 15% de votos la convierte en un partido muy grande. Los principales partidos tradicionales, conservadores, centroderecha, socialistas, liberales, han ido disminuyendo y han emergido pequeños partidos, como el de Sylvana Simons, una expresentadora de televisión negra, o el Foro por la Democracia del extremista de derechas, Thierry Baudet. Probablemente no saquen más que un escaño o un puñado pero estarán en el hemiciclo.

Uno de los ganadores serán, sin duda, también los Verdes de Jesse Klaver, estrella rutilante de la política holandesa, que está llevando hacia arriba a su partido. Le llaman el Justin Trudeau holandés por su parecido con el primer ministro canadiense. Tiene carisma, es joven y su idea es impedir la victoria de Wilders al frente de un movimiento que ilusione de nuevo a los ciudadanos bajo el lema de la democracia, la igualdad social y los derechos humanos.

Visitamos dos de los principales bastiones de Wilders: la ciudad de Almere y la población de Volendam, la primera una de las ciudades más grandes del país, surgida en los años 70 de la nada como ciudad-dormitorio para amsterdameses que no podían permitirse una vivienda en la capital. Volendam es una población turística, situada también muy cerca de Amsterdam, donde la extrema derecha supera con creces el 30%.

Europa tiembla

Hablamos con miembros del ayuntamiento de Almere, con el director del museo de Volendam, con jubilados de esa población, con periodistas, políticos, músicos, representantes de la comunidad judía y musulmana de Holanda, jóvenes defensores de los derechos humanos, voluntarios y asociaciones de ayuda a los refugiados, con refugiados. Uno de esos refugiados, el sirio Moe Al Masri, que llegó en 2015, tiene muchos sueños por cumplir y confía en poder hacerlo.

Pero los refugiados, sobre todo musulmanes, y los musulmanes en general. están en el punto de mira del xenófobo, demagogo, antiislamista y antieuropeísta Wilders, que quiere cerrar mezquitas o prohibir el Corán.

Los votantes de Wilders están hartos de los partidos políticos tradicionales, se sienten abandonados y dejados de la mano por ellos. El discurso demagogo de Wilders cala también porque se sienten inseguros en este mundo globalizado y por las consecuencias de la crisis. Necesitan buscar un chivo expiatorio y lo encuentran en los refugiados y en los musulmanes, a los que señala con el dedo la extrema derecha.

Europa tiembla ante estas elecciones por ser la primera de las consultas electorales de este año. Un triunfo de Wilders, aunque no consiga una coalición de gobierno, daría más alas de la ultraderechista francesa Marine Le Pen, y ayudaría a la populista de derechas y xenófoba Alternativa para Alemania.

En el caso de Wilders todo indica, y así lo comentan algunos de nuestros entrevistados, que no tiene mayor interés en gobernar. Preferiría, si gana, quedarse fuera del ejecutivo y así poder seguir protestando, sin necesidad de gestionar nada y sin proponer soluciones y haciéndose la víctima diciendo que ha ganado pero que no le dejan acceder al poder.

El PVV, en realidad, no es ni partido, es Wilders, Wilders y más Wilders, no tiene estructura. Sólo habla él, cuando y como quiere, sobre todo a través de las redes sociales, se le conoce ya como el Trump holandés. Rechaza en general entrevistas con los periodistas, salvo que le sean más o menos favorables.

Habrá que ver qué sucede el día 15 de marzo, un día decisivo para Holanda pero también para la Unión Europea.