Los guiños a Alfred Hitchcock en el primer capítulo de 'El Ministerio del Tiempo'
Alfred Hitchcock es el mago del suspense por excelencia, un virtuoso del cine negro. Recordemos que este basa sus técnicas en el juego de luces y sombras, el claroscuro, para crear tensión dramática, el ángulo de cámara con el que alcanzar la sensación de claustrofobia y paranoia y un movimiento de la misma que aporte más suspense a la escena.
Otras de las características de este cine que tanto gustaba al director británico son las localizaciones, siempre lugares ensombrecidos, puertas que invitan a escapar, pasillos que instigan a huir… Como podemos ver en este primer capítulo en la habitación de lujo del hotel, los pasillos, la escalera, el teatro Victoria Eugenia donde tiene lugar el Festival de San Sebastián e incluso en una de las últimas escenas en las que Marta y Pacino andan entre bambalinas. La luz permite entrever los contornos de los personajes así como el de los escenarios pero nunca los muestra claramente. Se busca que el espectador participe de ese descubrimiento.
'Con el tiempo en los talones' nos sitúa en el Festival de San Sebastián de 1958, año en el que Hitchcock se preparaba para el estreno mundial de una de sus grandes obras, 'Vértigo'. De ahí, que las referencias a esta película sean continuas. En estas dos fotografías, observamos el guiño a la escalera por la que cae Marta.
En estas, entendiendo que se trata de un escenario y contexto distintos, el momento en el que los personajes caen al vacío.
¿Quién si no utilizaría un rojo sangre y una caída directa hacia la muerte tan metafórica y a la vez tan evidente como esta?
Otro mítico momento es el del "sueño" de los protagonistas. En El Ministerio del Tiempo hemos querido serle fiel a Hitchcock hasta en el tono azulado.
Y es que otra de las tácticas del director era el uso del color para expresar emociones. En el siguiente caso, miedo, duda y enajenación, que es justo lo que le ocurre a Pacino después de soñar con la presunta muerte de Marta.
Salvador en el papel de L.B. Jefferies e Irene en el de Lisa Carol
'La ventana indiscreta' es otra de las películas que está latente a lo largo de todo el capítulo. Podríamos decir que Salvador ejerce el papel de L.B. Jefferies, interpretado por James Stewart, e Irene el de Lisa Carol, protagonizado por Grace Kelly. ¿No os parece?
Otro de los momentos que rinde homenaje a este film es en el que Marta observa su objetivo con unos prismáticos, tal y como hacía el fotógrafo en su apartamento.
Las muertes de Hitchcock
Después de aquella escena de 'Psicosis', hay quienes todavía no nos duchamos tranquilos. Sobre todo, si te parece ver una sombra detrás de la cortina. En el episodio, hemos cambiado la ducha por la habitación de una casa.
Y esta, posiblemente, sea una de las imágenes más famosas del cine negro a la que hemos querido contribuir con un humilde guiño en el intento de asesinato a Pacino.
Cuando se trata de crear misterio y hacernos padecer con la muerte o "casi" muerte de un personaje, Hitchcock es el experto entre los expertos. Sabía cómo jugar con las luces, la música y un buen final, ya sea en forma de disparo, puñalada, asfixia o caída al vacío. En este caso, ambas escenas comparten el cuello como principal objetivo del asesino.
Aquí podemos ver cómo intentan acabar con la vida de Pacino que, por suerte, no comparte el final del personaje de 'La soga'.
Vestuario, peluquería y complementos
No podíamos olvidarnos de la importancia que cobra el collar de Carlota Valdez en la trama de 'Vértigo'. Por eso, quisimos introducir en la historia, aunque de una manera más "romántica", el collar de perlas que le regala Pacino a su amada Marta.
Otro de los detalles que cuidaba el cineasta londinense era el peinado de sus protagonistas. Le gustaba el pelo recogido en un moño que simulara la espiral del propio título de la película 'Vértigo'.
Ahora, centrémonos en el vestuario. En concreto, en este claro homenaje al traje de Tippi Hedren en la película 'Los pájaros'.
La femme fatale, un personaje imprescindible
Mujeres y besos, ¡una combinación explosiva! A Hitchcock le gustaba contar con la presencia de una femme fatale en sus películas. Aparentemente inofensiva pero capaz de conducir a sus víctimas hacia el peligro e incluso la muerte.
Asimismo, le gustaban los planos detalle que reflejaran la emoción y el dolor en el rostro de sus personajes.
Los viajes en coche
Los trayectos en coche no dan tregua al espectador. Por mucho que los personajes salgan por unos minutos de las encrucijadas en las que se ven envueltos, el traqueteo del vehículo, la desesperación de sus rostros y la conversación de estos, provocan que el nerviosismo y el miedo continúen vivos.
La obsesión de Hitchcock por las "rubias"
Parece que el director sentía predilección por las mujeres rubias. Según él, "las rubias son las mejores víctimas. Son como la nieve virgen que resalta una huella ensangrentada". ¿Será por eso que nuestra querida Marta lo es? ¡Ya sabéis que no nos gusta dejar cabos sueltos!
Alfred Hitchcock, un director al que le encantaba salir en sus películas
Personajes que tienen debilidad por descubrir el misterio, protagonistas que no juegan únicamente en el papel de "héroe" y finales agridulces. Así es Alfred Hitchcock, un director al que le encantaba ejercer un papel en sus películas y que nos dejó dos cosas para siempre en la memoria: la sintonía de su cabecera y su silueta.