De la ruina y el esplendor
- España ocupa el tercer lugar en número de bienes incluidos en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO
- La Lista Roja del Patrimonio en Peligro, que elabora Hispania Nostra, incluye a más de 600 elementos patrimoniales en riesgo de desaparición
- En 2016, el Convento de San Antonio de Padua en Garrovillas (Cáceres) fue considerado uno de 7 monumentos europeos más amenazados
- España es el país que acumula más premios Europa Nostra a los buenos usos en relación con el patrimonio histórico. Cerca de 200 intervenciones han recibido el galardón
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FICHA TÉCNICA
Guion: JUANTXO VIDAL
Realizador: JOSÉ LUIS ARAGÓN
Imagen y sonido: MARCELO ILLÁN – JUAN LAGE
Montaje: FUEN RUIZ
Sonorización: SENÉN FEITO
Música: JUAN PEDRO CORNEJO
Postproducción: JOSÉ MARÍA GINÉ
DOCUMENTACIÓN SS.II.
Producción: ANA PASTOR – LOURDES CALVO
Todos conocemos uno, dos, tres casos, o más. Seguro que, a nada que nos detengamos a pensar, todos sabemos de algún castillo, alguna iglesia, alguna fábrica o algún palacio vencidos por el tiempo, rotos. Territorios del pasado, invadidos ahora por el olvido y la ruina. Escenarios de la historia que apenas sostienen el fulgor de sus mejores días, cuando sus estructuras resplandecían orgullosas en los valles, las colinas o las veredas.
España es un tesoro. Según la UNESCO, es el tercer país del planeta en riqueza patrimonial. Son tantos los edificios o enclaves de extraordinario valor que se hace difícil, acaso imposible, atender todas las grietas que el tiempo va tallando. Por fortuna, la ciudadanía está cada vez más concienciada sobre la necesidad de recuperar el patrimonio histórico en riesgo. Forma parte de nuestro pasado, pero también debe tener sitio en nuestro futuro. Hay ejemplos extraordinarios de ruinas restauradas que afrontan con brío su nuevo esplendor.
Protección y financiación
De un tiempo a esta parte se ha incrementado notablemente el patrocinio, por parte de empresas y particulares, como fórmula de recuperación y conservación de bienes patrimoniales. La iniciativa privada se suma así a la acción de las instituciones públicas sobre las que recae la responsabilidad de mantener en el mejor estado posible el extraordinario catálogo de bienes histórico-artísticos repartidos por todo el territorio. En los años de la crisis la inversión pública en conservación del patrimonio disminuyó, según estimaciones, en más de un 70%. Ahora comienza a recuperarse, pero aún queda recorrido para alcanzar los niveles previos a la depresión.
Muchos proyectos de restauración están pendientes de su aprobación por el Ministerio de Fomento para ser incluidos en el denominado "1’5% cultural". Según establece la Ley de Patrimonio Histórico, en los contratos de obras públicas es obligatorio destinar una partida del 1’5% a trabajos de conservación o enriquecimiento del patrimonio o al fomento de la actividad artística, con preferencia en la propia obra. Para acceder a esa financiación debe ser bienes de titularidad pública (o cedidos para uso público), con uso preferente de carácter socio-cultural, turístico o de servicio público, deberán estar declarados Bienes de Interés Cultural (BIC).
La declaración de BIC supone el máximo rango de protección del patrimonio histórico en España. Una figura legal que ha sido asumida paulatinamente por las comunidades autónomas con leves diferencias entre unas y otras. Según la definición legal, BIC es cualquier inmueble y objeto mueble de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico, que haya sido declarado como tal por la administración competente. También puede ser declarado como BIC el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan valor artístico, histórico oantropológico. La declaración de BIC conlleva una serie de consecuencias como las de ser de dominio y acceso público (restringido en caso de tratarse de una propiedad privada), necesitar autorización para obras o tener determinados privilegios fiscales.
Hispania Nostra. Vigilantes y activos
En 2016 Hispania Nostra celebró su 40 aniversario. Cuatro décadas de actividad intensa en defensa del Patrimonio Cultural y Natural en España. Son el eje vertebrador del movimiento asociativo (cuentan con dos centenares de entidades asociadas), de la participación social en la recuperación, sostenimiento y creación de patrimonio. Ejercen una tarea fundamental de mediación entre los poderes públicos y los particulares propietarios de elementos patrimoniales. Organizan congresos, editan publicaciones, convocan premios... Y tienen voz y voto en Europa Nostra, la organización continental.
Hace una década Hispania Nostra puso en marcha la Lista Roja del Patrimonio en Peligro, una iniciativa que se ha revelado como una herramienta fundamental para alertar y generar atención sobre elementos patrimoniales en riesgo. Un comité científico de la asociación se encarga de atender y analizar las propuestas de asociaciones y particulares para incluir en la Lista Roja bienes patrimoniales en mal estado de conservación. Es una manera de llamar la atención, de generar interés por parte de instituciones o entidades; es también una manera de incentivar la colaboración ciudadana para actuar sobre el patrimonio cercano, sobre ese edificio o lugar que año tras año se deteriora sin que nadie ponga remedio. En la Lista hay más de 600 bienes considerados en riesgo de desaparición, alguno, como el Convento de Antonio de Padua, en Garrovillas (Cáceres), ha llamado también la atención de Europa Nostra que en 2016 lo incluyó en otra lista que se elabora anualmente, la que alerta sobre los 7 monumentos más amenazados del continente.
Más de un centenar de elementos patrimoniales que figuraron en la Lista Roja han sido restaurados y han pasado a integrar la Lista Verde, patrimonio recuperado ( la acción positiva también merece reconocimiento y publicidad).
Santa María la Real, un caso paradigmático
A mediados del pasado siglo, las ruinas del monasterio Santa María la Real, a las afueras de Aguilar de Campoo (Palencia), eran el escenario preferido para los juegos de un niño. Entre los muros derruidos, sobre los cascotes esparcidos por el claustro y la iglesia, el chaval daba rienda suelta a la imaginación. Cuando creció se hizo arquitecto. Y entonces se propuso restaurar el viejo monasterio. A mediados de los 70 José María Pérez, Peridis (aquel niño), impulsó la Asociación de Amigos del Monasterio Santa María la Real. La restauración estaba en marcha.
Desde el comienzo fue un modelo novedoso: la recuperación y gestión del patrimonio como factor de desarrollo, de empleo, de negocio. Allí surgieron las escuelas-taller que formaban y empleaban a jóvenes desempleados. Comenzaron a poner en marcha pequeñas empresas que aportaban su propia financiación a la que recibían del sector público. Adquirieron la parte del monasterio que había pasado a manos privadas tras la desamortización de 1835. Abrieron una posada, un restaurante, una agencia de viajes culturales, una editorial, crearon (en la Iglesia del Monasterio) el Centro de Interpretación del Románico... La parte de titularidad pública es ahora un Instituto de Enseñanza Media, con acceso a las aulas desde el extraordinario claustro. Nada queda de las ruinas de antaño. Con los años, aquella Asociación de Amigos dio paso a lo que hoy es la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, un modelo de desarrollo en torno al patrimonio. Un éxito.
La Fundación cuenta con otras dos sedes, además de la del Monasterio, tiene 250 empleados, he puesto en marcha novedosas iniciativas de apoyo a las personas mayores y de creación de empleo. Su experiencia les ha convertido en solicitados asesores para proyectos de restauración.
Restaurar con criterio
La restauración del Monasterio Santa María la Real recibió en 1987 el premio Europa Nostra, el prestigioso galardón que distingue los buenos usos en materia patrimonial en el continente. España es el país que más premios acumula, cerca de 200. En 2016 lo recibió el arquitecto Juan de Dios de la Hoz por la restauración de seis iglesias afectadas por el terremoto de Lorca (Murcia) en 2011. Con él hablamos sobre los criterios para realizar un buen trabajo de restauración, son criterios compartidos hoy por los principales expertos.
Lo primero es realizar un profundo estudio del edificio, desde su emplazamiento a los materiales utilizados, las técnicas constructivas, los estilos… Durante la ejecución de la obra hay que mantener el máximo posible de elementos originales, distinguiendo claramente lo original de lo reconstruido, y empleando los mismos materiales. Hay que respetar todas las fases constructivas, todas las épocas, los estilos; el edificio debe contar su historia al visitante.