Lorenzo Caprile, el modista que esculpe la belleza
- Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, ha vestido a princesas, infantas y reinas
De su taller han salido los vestidos que llevaron algunas de las mujeres más conocidas de este país en momentos muy especiales. Lorenzo Caprile sabe invocar a la diosa de la belleza y domina además el arte de la costura, poderes con los que logra la perfección. Desprecia, e incluso odia, la palabra diseñador. Se define como un modista, una forma de mostrar respeto por la profesión de todas esas manos que cada día cosen de forma anónima para hacer realidad los sueños de sus clientas. Es uno de los veteranos de la moda española y ahora desde Maestros de la costura intentará enseñar a los jóvenes todo lo que él ha aprendido de la profesión.
"Queremos dejar bien claro que el programa se llama Maestros de la costura y no Maestros de la moda, porque la costura es una faceta importantísima en esta industria. Un diseñador puede tener muchas ideas pero si no las sabe llevar a cabo se quedan solo en ideas", dice.
El modista desea que el programa tenga mucho éxito para que le vuelvan a llamar porque está deseando repetir la experiencia. "Ha sido una aventura maraviilosa, una experiencia inovidable", dice, haciendo alusión al trabajo y a sus compañeros, María Escoté y Alejandro G. Palomo. "Son dos personas maravillosas y quiero destacar su energúa y juventud. Compartir con ellos esta experiencia ha sido un soplo de aire fresco y una inyección de energía que me ha venido fenomenal, porque yo ya llevo muchos años en esto".
Este hijo de padres italianos se formó en Nueva York y Florencia, ciudad que adora. Estudió moda pero también lengua y literatura. Es un esteta, un enamorado de lo bello. Se nota en sus vestidos de novia y de fiesta, creaciones que llevan su sello personal, su estilo, su firma. Esa que buscan con pasiones sus fieles seguidoras.
En 1986 comenzó su andadura profesional en casas italianas y españolas y siete años después su vida pegó un cambio enorme. Fue en 1993. Un año para recordar. Entonces, una casi desconocida Carla Royo-Villanova se casó con Kubrat de Bulgaria y casi todo el protagonismo del enlace se lo llevó su vestido de novia que causó un gran impacto por el corpiño que llevaba, algo que rompió con el estilo excesivamente clásico, y a veces rancio, que predominaba en este tipo de bodas. “Fuimos unos inconscientes los dos; Carla por pedírmelo y yo por decirle que sí”, comentaba años más tarde.
Cuatro años después, en 1997, le llegó uno de los pedidos más importantes: realizar el vestido de novia de la infanta Cristina. Todos los ojos se posaron en el taller de Caprile que vivió todo el proceso con mucha intensidad, por lo mediática que era la boda y por la presión a la que se vio sometido. Tanto, que todo el equipo llevaba camisetas con la frase “yo sobreviví al 4 de octubre”, haciendo referencia al día del enlace.
Siempre ha trabajado de forma artesanal, en su taller, dedicándose en exclusiva a cada clienta. Pero también se ha dejado seducir por lo cantos de sirena del prêt-à-porter y ha hecho colecciones de novia para empresas que vendían sus colecciones como Rosa Clará y Pronovias.
Otro gran momento 'fashion' fue el día previo a la boda de Letizia Ortiz y Felipe de Borbón. Todo el foco de atención estaba puesto en la futura princesa de Asturias pero entonces llegó la infanta Elena y dejó a todos con la boca abierta con un vestido en verde y negro de estilo goyesco. Un traje espectacular, de corte historicista, que Doña Elena tenía guardado en uno de sus armarios desde hacía años y que supo llevar en un día tan relevante.
Y de una infanta a una princesa. Caprile comenzó a vestir a Doña Letizia en citas internacionales de importante calado. En todas obtuvo excelsas críticas por su vestuario. Entre ellas, destaca la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson. Ese día, hizo historia.
La entonces princesa de Asturias deslumbró con un vestido rojo con ‘falso’ escote palabra de honor con mangas bolero en gasa de seda y una discreta cola. Su paseo hasta la iglesia fue lo más parecido a una alfombra roja de los Oscar. Ya nada fue igual.
A Caprile se le llama el modista de la realeza pero sus princesas también lo son de la música, el cine o la televisión. Marta Sánchez se casó con Jesús Cabanas con un espléndido vestido de corte romántico. Caprile no hace desfiles ni presentaciones. Ni los necesita. Su nombre es su reclamo y eventos como la gala de los Goya son, año tras año, su mejor escaparate. Ha vestido prácticamente a todas las actrices del cine español: Cayetana Guillén Cuervo, Aitana Sanchez-Gijón, Emma Suárez, Carolina Bang, Belén Rueda, Macarena Gómez...
Uno de los vestidos mejor valorados fue el que llevó Silvia Abascal en la ceremonia de 2011, un diseño glamuroso que recordaba al dorado Hollywood. Silvia ha contado varias veces con el modista pero su clienta más fiel es Anne Igartiburu. La presentadora de TVE siempre recurre a él para la gran cita del cine español y para dar las campanadas en TVE. No es un día para improvisar, es un día para estar perfecta y Anne sabe qué aguja es su mejor aliada.
"Él es especial, tiene mucho talento, mucho carácter y mucho genio pero escucha lo que queremos, elegimos juntos la tela y luego él esculpe tu cuerpo con el tejido y crea algo muy especial, ¡hace magia!", dice Anne Igartiburu sobre los diseños que ha lucido en diez de las trece ocasiones en la que ha despedido el año en TVE.
Caprile ha extendido su talento por otros derroteros como el cine y firmó el vestuario de la película La dama boba, dirigida en 2006 por Manuel Iborra. Caprile hizo su particular revisión de los armarios del siglo XVII alejandose del tenebrismo típico del Siglo de Oro para utilizar una paleta de colores más ligeros y alegres. Un trabajo que tuvo su reconocimiento y obtuvo un premio el el festival de Málaga.
La cinta contaba en el reparto con Silvia Abascal, una de las actrices que mantienen un estrecho vínculo con el modista. Caprile, además, ha colaborado con la Compañía Nacional de Teatro Clásico y con el coreógrafo Rafael Amargo.
Pero uno de sus trabajos más difíciles fue, quizás, el encargo de arreglar el vestido de Balenciaga que llevó en su boda Fabiola de Bélgica. Un honor para todo modista pero también una enorme responsabilidad. Caprile, como era de esperar, salió airoso.
En una entrevista para el programa La aventura del saber, de TVE, dijo que sus referentes eran Charles James y Coco Chanel. “Ella es la responsable de que las mujeres vistan como lo hacen hoy”, dijo. Además, declaraba su admiración por Manuel Pertegaz, por el que sentía, además, un gran cariño. “Es un ejemplo para todos”, comentaba, “y eso que le considero mi competencia”, añadía bromeando.
Ha cumplido 50 años, mantiene un ritmo frenético en el taller y prepara su salto a la televisión como jurado de Maestros de la costura. Lorenzo Caprile cierra con éxito 2017 pero todo apunta a que 2018 será, sin duda, otro buen año.