María Dolores Sánchez Moya
Aquel día María Dolores nunca llegó a la estación de Medina del Campo para coger el tren que todos los días la trasladaba a Valladolid, donde trabajaba como asistenta de hogar en una casa. Nadie la vio transitar a primera hora de la mañana por la parte alta del Barrio de la Mota para ir hasta el punto de encuentro con otras amigas que también trabajaban fuera del municipio.
En su casa dejó todas sus pertenencias y en el pequeño bolso que la acompañaba siempre tan solo metió el bono mensual del tren. Ni dinero, ni documento de identidad (DNI) ni tarjeta sanitaria, y a pesar de que tenía planes con su pandilla para acudir al término de su jornada laboral a las verbenas festivas del barrio donde se crió, La Mota, jamás apareció. 27 años después sigue sin saberse nada sobre su paradero.