La felicidad que tú deseas
- El budismo está reconocido como religión de notorio arraigo en España desde 2007
- Entre sus seguidores, hay quien lo considera más una filosofía de vida que un sistema de creencias
- Propone un camino, un método, para acabar con el sufrimiento y alcanzar la felicidad
- Para conseguirlo, hay que mirar hacia adentro y tomar las riendas de nuestra mente
- #CRbudismo
Ficha técnica
- Guion: Reyes Ramos
- Realizador: Carlos Gómez López
- Imagen y Sonido: Fernando García Brioles Mar Fernández González-Adalid
- Postproducción Avid: María Tafur
- Postproducción Flame: David Bardón
- Producción: Ana Pastor y Lourdes Calvo
El mundo materialista y la cultura del dinero no responden a una pregunta que cada vez se hacen más personas: ¿por qué si tengo lo que necesito para ser feliz, no lo soy?
La filosofía budista nos propone girar la mirada, pasar del "afuera" al "adentro", y descubrir no qué cosas, sino qué estados mentales nos hacen sufrir, para erradicarlos, y cuáles nos hacen estar bien, para cultivarlos.
Fácil de decir y mucho más complicado de hacer, hay que armarse de valor. Entender que aquello por lo que hemos apostado en la vida para ser felices puede volverse contra nosotros, es duro.
Dalái Lama: "el budismo es la ciencia de la mente"
El budismo crece en Occidente, entre otras razones, porque no se ha enemistado ni con la ciencia ni con la razón. No obliga a taparse los ojos para creer ciegamente en algo. Te anima a usar la lógica, a hacerte preguntas y a trabajar el potencial de tu mente. El propio Buda recomendaba poner bajo la lupa sus enseñanzas, y experimentar en primera persona qué nos beneficia, tanto a nosotros cómo a nuestro entorno, antes de integrarlo en la vida.
Desde hace varios años, el Dalái Lama promueve el encuentro entre budismo y ciencia a través del Instituto Mente y Vida. Un ejemplo, es la colaboración de experimentados meditadores y un nutrido grupo de científicos en el estudio de los efectos de la meditación sobre el cerebro. Al parecer, Buda tenía razón y un adecuado entrenamiento mental puede aportar mayor bienestar, serenidad y empatía. Desde el punto de vista científico, se habla de neuroplasticidad, la capacidad del cerebro de moldearse con el aprendizaje, de recrearnos.
El centro Nagarjuna de Madrid forma parte de una red internacional, la Fundación para la Preservación de la Tradición Mahayana, que creó el carismático Lama Yeshe, el maestro oriental, a decir de muchos de sus seguidores, que mejor entendió la mente occidental. Su primer viaje a la isla de Ibiza, en 1978, fue decisivo para la implantación del budismo tibetano en nuestro país.
El cálculo no es fácil de hacer, pero se estima que en España puede haber unos ochenta mil practicantes budistas, aunque el número se multiplica si sumamos a las muchas personas que simpatizan con su filosofía y aplican sus métodos.
Somos los jardineros de nuestra vida
Es una metáfora sencilla, pero eficaz. Recoges lo que siembras. Si te entrenas en la ira, cada vez serás más irascible. Si cultivas odio, cada vez tendrás más odio. Si culpas de todo lo que te pasa a los demás, o a las circunstancias, no tendrás el poder de cambiarlo.
Apuntar con el dedo en la dirección equivocada, siempre hacia afuera, es algo muy común, pero no funciona. Es una de las muchas cosas que el budismo ha enseñado a Manuel Quinziato, hasta hace un año ciclista profesional, y en la actualidad representante de ciclistas.
Salud, dinero y amor
Han pasado 25 siglos desde que Buda impartió sus enseñanzas, pero siguen igual de vigentes. Los seres humanos de entonces y los de ahora, los de Oriente y los de Occidente, nos parecemos mucho.
Pensamos que si tenemos salud, dinero y amor alcanzaremos la felicidad, pero la sociedad del bienestar está enferma de insatisfacción, estrés, angustia, y depresión. Puede que tengas de todo menos una vida con sentido, que sufras sin saber qué te falta.
Si quieres ser feliz, piensa en los demás
Este es el antídoto, la medicina del budismo para acabar con el sufrimiento. Si lo pensamos bien, ser feliz a solas, sin tener en cuenta a los demás, es bastante difícil. El amor y la compasión son el vehículo para encontrar sentido a la vida y por si esto fuera poco, dicen los lamas, la llave de tu libertad.
Cuando el egocentrismo nos domina, las emociones negativas se adueñan de nuestro corazón. Nos "enganchamos" demasiado a todo aquello que nos gusta y satisface, haciéndonos esclavos del apego. No pensamos que antes o después lo vamos a perder. Sufriremos y empezará otra búsqueda, y otra, y otra, nunca se acaba. Luchamos demasiado, dicen los maestros budistas.
La meditación es la herramienta del budismo para domar nuestra mente, el proceso que lleva al descubrimiento de uno mismo, el espejo que nos hace ver nuestras emociones y estados mentales para aprender a gestionarlos.
Lama Shezang sabe de lo que habla. Ha hecho el retiro tradicional de tres años, tres meses y tres días en el centro budista Dag Shang Kagyu, un lugar increíble al pie de los Pirineos, junto al pequeño pueblo oscense de Panillo. Lo fundó hace más de tres décadas un erudito y yogui legendario, Kalu Rimpoché, otro pionero en la divulgación del budismo tibetano.
El cerebro y la mente
Para un científico puede que sean lo mismo, pero no para un científico budista. Hans y Marina son biólogos moleculares y han realizado en Italia un máster de cinco años de filosofía budista, seguido de un año de retiro. Por el momento, han dejado el laboratorio y son profesores de meditación en el centro de retiros Tushita, en Girona, dependiente de la red Nagarjuna.
En ciencia, nos comenta Marina, se asume que la mente no existe porque no podemos medirla, no podemos decir "aquí hay cien de mente, o doscientos de mente". Para esta bióloga molecular, es un error de método asumir que la mente no existe por el mero hecho de no verla, de no poderla cuantificar. Hans compara el cerebro y la mente con un ordenador.
¿Qué ha pasado con Osel?
La vida es un viaje, dicen los maestros budistas; un largo viaje si consideramos que creen en el renacimiento.
Lama Yeshe murió en 1984, seis años después de impartir sus enseñanzas en Ibiza, y al poco tiempo el Dalái Lama reconoció a un niño español, Osel Hita Torres, como su reencarnación.
Crecer en un monasterio tibetano en India debió ser difícil, educarse en una cultura tan diferente, también, y ser la reencarnación de un venerado lama, bastante complicado de asimilar.
Por la razón que fuera, Osel acabó colgando los hábitos y dejando el monasterio. Ha recorrido mundo, ha experimentado la vida, es padre de familia y, desde hace un tiempo, ha empezado a impartir enseñanzas. Un joven poco convencional, dicen quienes le conocen bien; tan poco convencional como Lama Yeshe.