Ancha es Castilla
- Navegaremos a lo largo y ancho del mar de Castilla
- Viviremos una odisea en aguas del Mediterráneo para llegar a las Islas Columbretes
- Echaremos el ancla visitando el valle de los mil verdes
En la recta final del verano, navegaremos a lo largo y ancho del mar de Castilla, viviremos una odisea en aguas del Mediterráneo para llegar a las Islas Columbretes y echaremos el ancla visitando el valle de los mil verdes.
Odisea en el Mediterráneo
Con un traicionero mar de fondo, el motor del barco averiado y más de doce horas en alta mar, la reportera Mila Payo y la tripulación del África Star se han enfrentado a una de las experiencias más extraordinarias vividas en Comando al sol. El objetivo: llegar a las Islas Columbretes. Formadas por una serie de islotes y a 30 millas de la costa de Castellón son reserva marina, una de las joyas ecológicas del Mediterráneo y reserva natural desde hace 30 años. Nacho, el capitán, la reportera y toda la tripulación serán rescatados en alta mar. ¿Conseguirán pisar este antiguo refugio de piratas y de serpientes en el que solo está permitido entrar a 120 personas al día?
Atravesamos Castilla en barco
Una brecha de 207 kilómetros parte en dos el corazón castellano. Entre campos de trigo y cebada, el auténtico románico y sorprendente naturaleza se abre una de las rutas fluviales más desconocidas: el Canal de Castilla. Virginia es vecina de Rioseco y marinera del Antonio de Ulloa, el primer barco que se lanzó a pasear a turistas por esta vía de agua que atraviesa 38 pueblos y tres provincias: Valladolid, Palencia y Burgos. En Alar del Rey, el kilómetro cero de su ramal más al Norte y donde el Canal coge aguas del río Pisuerga, atravesaremos en barca el río para descubrir sus iglesias diseminadas en las márgenes, una antigua fábrica de mantas y un misterioso puente colgante. Pasearemos por Frómista, el pueblo que une el Canal de Castilla con el Camino de Santiago y descubriremos su esclusa cuádruple. Carlos, el guardián de la Iglesia de San Martín de Frómista, nos hablará de los misteriosos canecillos desnudos de la considerada iglesia prototípica del románico y el monumento más visitado de Palencia. Celebraremos el final del viaje comiendo un pichón de tierra de campos.
El Valle de los mil verdes
Es conocido como el valle de los mil verdes por el color de sus paisajes. Dieciséis pueblos se reparten la imponente naturaleza de los Valles Pasiegos convertidos en referencia para los más de 50.000 turistas que cada año buscan el veraneo rural. Con José Manuel bajaremos al nacimiento de Río Pisueña y comprobaremos cómo brillan los verdes esmeralda o pistacho. Con Paulino, uno de los pocos ganaderos pasiegos que aún vive en una antigua cabaña de la zona, secaremos la hierba al sol. Y nos podremos a cubierto para celebrar la recta final del verano comiendo sobaos de auténtica mantequilla.