Regina de Miguel
Emisión 17 de diciembre de 2018 · La 2
Con motivo de la exposición Soy parte de esta frontera fracturada en el C3A de Córdoba, Metrópolis dedica un programa monográfico a Regina de Miguel.
Regina de Miguel nació en 1977 en Málaga y estudió Bellas Artes en la Universidad Politécnica de Valencia donde se inició en la pintura, pero su práctica artística en seguida se vio impregnada por una sucesiva inmersión en otros formatos y disciplinas. La literatura se convirtió en fuente continuada de inspiración, mientras que del creciente interés de la artista en la ciencia emergen una serie de proyectos híbridos y colaborativos que involucran a múltiples agentes, entre ellos científicos. En sus obras señala el carácter especulativo del conocimiento y reescribe el relato supuestamente objetivo y veraz de la ciencia con ayuda de la magia, la mitología, la poesía y la ficción. Su objetivo declarado consiste en enlazar los mundos artificialmente segregados de la cultura y la ciencia y en proponer una visión más holística e interactiva de las diversas áreas del conocimiento para afrontar las problemáticas biopolíticos del mundo contemporáneo. Actualmente vive y trabaja en Berlín.
En su primera exposición institucional en el MUSAC de León, la artista presentó la instalación El aire aún no respirado (2008), compuesta por maquetas de madera y retroproyecciones de animaciones en 3D, que ya muestra una confrontación con el espacio y el tiempo y un enfoque en lugares específicos y su representación. The Last Term that Touches the Sight (2011) es otra instalación interdisciplinar, que utiliza la imagen del iceberg, recurrente en la literatura de viajes, en combinación con cartografías y estadísticas sobre el suicidio o la depresión, para reflexionar sobre las imágenes mercancía.
Su primera película Nouvelle Science Vague Fiction (2011) supuso también su primera incursión en la ciencia ficción que a partir de allí utilizará como herramienta crítica, y la primera de una serie de estrechas colaboraciones con ciéntificos. Inspirándose en Solaris de Stanislaw Lem yuxtapone imágenes del lago Cerknica en Eslovenia y del Instituto de Radioastronomía de Holanda, acompañandolas con la voz femenina tan característica de sus películas posteriores.
Una residencia en Paranal, el Observatorio Astronómico Europeo del Sur en el desierto de Atacama, inspiró el documental El conocimiento nunca viene solo (2012/13), en el que trata temas como la falta de arraigo de una memoria histórica en territorios de conflicto; las diversas formas de conocimiento a partir de testimonios de los Mapuches; o la inestabilidad de supuestas certezas científicas con la que se ven confrontados los científicos que trabajan en el observatorio.
La instalación Voces de mundos que se desvanecen (2013) se compone de varios elementos, entre los que destaca una serie de dípticos que contienen palabras de una frase de Sylvia Plath sobre la dificultad de comunicar sentimientos profundos, que la artista ha traducido a una serie de lenguas extintas, aisladas o amenazadas, junto a reconstrucciones de la geografía donde estas se hablaron e imágenes de lugares donde se han producido muertes de estrellas.
La película Una historia nunca contada desde abajo (2016) está basada en una investigación sobre el proyecto Cybersyn desarrollado en Chile por el cibernético estadounidense Stafford Beer durante los últimos años del gobierno de Salvador Allende, que sirve a la artista para construir un hibrido fílmico entre documental histórico, ciencia ficción y retrato psicológico, que evidencia las múltiples formas en que se puede escribir la historia.
Para realizar Decepción (2016/17) la artista visitó la base científica de la Armada Española en la isla del mismo nombre situada en la Antártida, donde expertos en el nuevo campo de la astrobiología investigan las formas de vida posibles en condiciones extremas. La isla con forma de círculo es la cima de un volcán subacuático provoca fuertes y contradictorias emociones, que la película recoge y transmite de forma sumamente poética.
V.I.T.R.I.O.L. (2018) es la versión más reciente de una serie de instalaciones que recrean una atmósfera de laboratorio, en la que se retoman elementos utilizados en versiones anteriores como Ansible (2015) o Aura nera (2016). La obra se nutre del imaginario de la violencia extractivista y está inspirada en el trabajo de campo que la artista ha ido realizando a lo largo de los últimos dos años en la Selva del Choco en Colombia. La performance del mismo título está realizada junto a Lucrecia Dalt, artista sonora y colaboradora de Regina de Miguel desde 2015.
-
La exposición Soy parte de esta frontera fracturada se puede ver hasta el 13 de enero de 2019 en el C3A de Córdoba.