Días de uranio
- Una empresa australiana quiere explotar en la provincia de Salamanca la mayor mina de uranio a cielo abierto de Europa
- La historia de la Fábrica de Uranio de Andújar y sus posibles efectos en la salud de sus trabajadores: reflejo de una época y un régimen con grandes ambiciones
- #CRuranio
Hoy, cuando la mayoría de los países de nuestro entorno cierran sus minas de uranio, una empresa australiana lleva años planificando una gran planta de tratamiento y extracción en tierras de Salamanca. Los vecinos de la zona, como ocurre siempre en estos casos, se reparten entre el NO A LA MINA y MINA ES TRABAJO. De momento, sigue siendo un “megaproyecto” pendiente de algunos requisitos administrativos y legales, así como de la resolución en los tribunales de recursos y denuncias.
A tan solo 50 kilómetros de la vecina Portugal, el proyecto de Mina de Uranio de Retortillo se convertiría en la explotación más grande a cielo abierto de este mineral en Europa; y la izquierda portuguesa, así como grupos ecologistas y asociaciones de extrabajadores de la minería del uranio de ese país, ya se han manifestado en contra. Desde Portugal se pidió hace tiempo explicaciones al Gobierno español por el impacto medioambiental que la instalación pudiera tener en el país vecino; no olvidemos que el proyecto se ubica a cincuenta kilómetros de la frontera entre ambos países y junto a ríos que desembocan en el Duero.
La energía nuclear tuvo su momento de “esplendor” en los países desarrollados con la construcción de un gran número de centrales nucleares para suministrar energía. Pero ya no está de moda, al menos en Europa occidental.
En España fue la época del desarrollismo, potenciada por las ambiciones internacionales del dictador Francisco Franco. Quería sumarse al tren de los países productores de energía nuclear y con ese objetivo, se empezaron a crear Organismos de investigación y a explotar minas de uranio.
En 1959 comenzó a funcionar en la localidad jienense de Andújar la fábrica General Hernández Vidal, una gran instalación para el tratamiento de ese mineral. El objetivo era que la producción del uranio de Andújar llegara a las 100 toneladas al día.
Tras 22 años de actividad, la Fábrica de Uranio de Andújar, la FUA, cerró en 1981, aunque su historia y sus efectos han llegado hasta nuestros días. Donde estuvo la fábrica, ahora hay un cementerio de residuos, una "escombrera de estériles”. Los familiares y los pocos extrabajadores que quedan con vida llevan años pidiendo que se les reconozcan como enfermedad laboral y no enfermedad común las numerosas patologías que arrastran desde hace años. Aseguran que muchas de ellas tienen que ver con su trabajo en la Fábrica de Uranio, al que estuvieron expuestos sin apenas medidas de seguridad. Muchos de los 126 que trabajaron allí, murieron antes de cumplir los 40 años; el 70 por ciento murió de cáncer; hoy tan solo quedan vivos apenas unos 15.
La historia de la Fábrica de Andújar y sus posibles efectos en la salud de sus trabajadores son el reflejo de una época y de un momento; había que guardar silencio y ocultar a la población cualquier peligro o amenaza.
Y si en Andújar no se informó del riesgo que se corría al manipular el mineral de uranio, tampoco se informó en su día, a finales de 1970, cuando un vertido radiactivo proveniente del agua de un reactor en la Junta de Energía Nuclear, se filtró por las alcantarillas hasta el Manzanares, y tras viajar en sus aguas llegó a la desembocadura del Tajo, en Lisboa.