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La huella del fuego

  • En España, los incendios forestales no son probables, son seguros
  • Nunca habían sido tan grandes y tan intensos por el combustible acumulado en el monte
  • Invertir en apagar llamas sin atender a la gestión forestal está creando monstruos
  • Se reemitirá este jueves 5 de septiembre a las 00.30 en La 2 (se emitió por primera vez el 28 de noviembre de 2016)
  • #CRincendios

Por
Crónicas - La huella del fuego

FICHA TÉCNICA

Guión: Reyes Ramos

Realización: Mariano Rodrigo

Imagen: Alejandro Coves

Sonido: Ignacio Cañizares

Montaje: Rafael Pinar

Postproducción: Chema Giné

Sonorización: Curro Escribano

Producción: Ana Pastor/Lourdes Calvo

La ciencia ha empezado a romper mitos y a deshacer medias verdades sobre los incendios forestales. Por ejemplo, apagarlos todos y a toda costa no sólo es imposible, es insensato, porque año tras año el combustible se acumula en el monte. No es cierto que todos los incendios sean un desastre ecológico, ni que cada vez tengamos menos masa forestal. Y decir que se apagan en invierno, es una verdad a medias.

Lo que sí es seguro es que nuestros montes han ardido, arden y arderán. Y que si nosotros no gestionamos el monte, lo hará el fuego.

El fuego siempre ha estado aquí

Con esta frase comienza el decálogo sobre incendios de la Fundación Pau Costa, una plataforma dedicada a difundir el conocimiento sobre la gestión de incendios y la ecología del fuego. Y quien hace la afirmación es Juli G. Pausas, investigador del Centro de Estudios sobre Desertificación.

Nos ayuda a entender que la imagen de muerte y destrucción del día después de un incendio es demasiado cortoplacista. Bajo las cenizas, hay vida. Muchas plantas rebrotan y germinan sencillamente porque han elaborado estrategias para resistir al paso del fuego.

Juli G. Pausas, investigador del Centro de Estudios sobre Desertificación

Los incendios son ecológicamente sostenibles cuando permiten a las plantas vivir, parecidos en frecuencia e intensidad a los que ha habido en los últimos miles de años.

La paradoja de la extinción

El problema es que han empezado a ser recurrentes y mucho más intensos por la intervención huamana. Algunos, increíblemente virulentos. Pueden correr hasta veinte veces más deprisa que los bomberos. En España, hay incendios que no se pueden apagar.

Marc Castellnou, preside la Fundación Pau Costa y es analista jefe del grupo GRAF de los Bomberos de Cataluña, verdaderos especialistas en incendios forestales. “Cuántos más incendios pequeños apagamos – dice- más preparamos el escenario de un gran incendio”. Este círculo perverso se llama la paradoja de la extinción, y tiene mucho que ver con la acumulación de combustible en el monte.

Marc Castellnou, presidente de la Fundación Pau Costa

La mejor vacuna para los montes es la gestión forestal. Aprovechar sus recursos, apostar por la biomasa, clarearlos, dejar que el combustible sea el pasto de los herbívoros y no la comida del fuego.

Raúl Quílez

Cinco generaciones de incendios en medio siglo

La última generación ya está aquí, son los mega incendios y suponen el colapso de los operativos de extinción, a veces, de todo un país. La cuarta generación son los llamados incendios de interfaz urbano-forestal, cuando arde el monte y las urbanizaciones o casas que se han construido dentro del monte. Más que incendios forestales son emergencias civiles. La tercera generación nació en los años noventa, incendios ya muy peligrosos, tormentas de fuego.

Alejandro Garcia

Las dos primeras generaciones de incendios no eran tan virulentas porque había menos combustible acumulado en el monte y había pasado menos tiempo desde que la sociedad española abandonó el campo y cambió su forma de vida. Antes del tractor existió la fuerza animal; antes de la ganadería intensiva, el pastoreo; antes del invernadero, la agricultura arraigada al territorio...y el fuego, dice la geógrafa Cristina Montiel, lo sabe. Porque el fuego, lee el paisaje.

Cristina Montiel, geógrafa

Fuego contra el fuego

Más dinero cada año para aviones, helicópteros o medios terrestres, significa invertir en extinción mientras la gestión forestal, de la que todo el mundo habla, sigue en pañales.

La sociedad exige a la administración que “limpie” el monte en invierno para evitar los incendios en verano. Es razonable, pero imposible de cumplir. Primero, porque las masas forestales en España no dejan de crecer. Segundo, porque la mayor parte está en manos privadas. Y tercero, porque si invirtiéramos todos los recursos en trabajos preventivos, abarcaríamos poco más del uno por ciento de la superficie forestal.

Martín Alcahud

Si no hay gente ni dinero suficiente para “limpiar” el monte, puede hacerlo el fuego. Las quemas prescritas son una forma de gestión, otra vacuna que bien utilizada, en la intensidad y el momento adecuados, evitan incendios descontrolados.

Desde Baleares, Luis Berbiela, experto en gestión forestal, nos regala una interesante reflexión. Si queremos preservar el paisaje, tenemos que hacerlo más resiliente a los incendios y al cambio climático. No esperar resultados en el corto plazo de una legislatura política y preparar el escenario para que cuando pase el fuego, el monte y nosotros podamos seguir viviendo.

La huella del fuego

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