Coreografías del género
Emisión 18 de noviembre de 2019 · La 2
Metrópolis ofrece un recorrido por la exposición Coreografías del género que forma parte de ¡Feminismos!, un extenso programa de actividades llevado a cabo desde el mes de julio por el CCCB para celebrar la vitalidad y la pertinencia de los feminismos hoy en día.
Coreografías del género es una muestra comisariada por Marta Segarra, que fue concebida para dialogar con la exposición La Vanguardia Feminista de los años setenta de la Colección Verbund, inaugurada paralelamente en el CCCB. Presenta, a través de las obras de 16 artistas españolas, las estrategias y los enfoques vigentes en el arte feminista actual, como son la danza de los géneros o la creciente vinculación del movimiento feminista a otras luchas contra las desigualdades y a la defensa del medio ambiente. Debido a la pluralidad de los feminismos actuales la muestra está organizada alrededor de cuatro ejes temáticos.
Ser mujer no es natural. Deconstrucción del binarismo del género
Un giro importante en el feminismo y el arte feminista se produjo a partir de la introducción del concepto de género y su carácter performativo por parte de Judith Butler. El dúo de artistas Cabello/Carceller formado por Helen Cabello (Paris, 1963) y Ana Carceller (Madrid, 1964) lleva varios años realizando una serie de performances que parten de lecturas coreografiadas de textos clave de la teoría crítica contemporánea como Bailar El género en disputa #2 (México DF) de 2014, basada en el ensayo homónimo de Butler. Jesús Martínez Oliva (Murcia, 1969) revisa de forma crítica la masculinidad hegemónica en acuarelas como las pertenecientes a las series Miedos y fobias (1997-1998) y Muscles (1998), desafiando el supuesto hermetismo del cuerpo masculino o feminizando a éste mediante el uso de maquillaje. Frente a esta revelación de la feminidad masculina, el proyecto Tomboys, Marimachas, Trans, Bedesemeras: Versiones de la masculinidad femenina (2011-2015) del colectivo Toxic Lesbian (Madrid, 2005) explora la masculinidad femenina a través de testimonios de mujeres no conformes con la identidad de género que les ha sido asignada. El colectivo O.R.G.I.A (Valencia, 2001) propone, en la instalación En los bajos de la pirámide invertida (2017-2018), una relectura irónica y lúdica del relato escrito por la historia del arte sobre el Antiguo Egipto en base a presupuestos sexuados.
Razones del cuerpo. Sexualidad y violencia
Los feminismos recientes ya no solo reivindican los derechos y la liberación del cuerpo y la sexualidad de la mujer, sino también los de otros colectivos tradicionalmente marginados por su identidad o comportamiento divergentes de la norma; éstos, al igual que las mujeres, siguen sufriendo actos de violencia de género no obstante su denuncia cada vez más masiva. En esta apartado se exponen videos de dos artistas que participaron en el movimiento postporno de Barcelona: Lucía Egaña (Münster, 1979) juega, en Porno vegetal (2008), con la erotización de objetos y gestos cotidianos para desgenitalizar la sexualidad, mientras que, en Petro-Porn (2017), sexualiza el paisaje denunciando la penetración de la tierra por los sistemas de extracción petrolífera; María Llopis (Valencia, 1975) aborda, en El striptease de mi abuela (2006), la sexualidad de las mujeres mayores y personifica, en La Bestia (2005), la naturaleza intuitiva y salvaje de la mujer. La instalación Las Muertes Chiquitas (2006-2016) presenta documentación de un proyecto iniciado en 2006 en México por Mireia Sallarès (Barcelona, 1973). A lo largo de tres años, la artista grabó numerosas charlas en torno al orgasmo femenino, que acabaron estableciendo nexos entre lo público y lo privado y entre erotismo y política. Núria Güell (Vidreres, 1981) ha dedicado varios proyectos a lecturas políticas y situadas de obras artísticas canónicas; Una película de Dios (2018) recrea la preparación de una exposición de pintura religiosa colonial en un museo de México con adolescentes que leen la obras a partir de la experiencia de haber sufrido abusos sexuales.
Atravesar fronteras, tender puentes. Descolonizar el feminismo
En las últimas décadas se han hecho cada vez más fuertes las voces que denuncian el clasismo y el racismo de algunas posiciones feministas tempranas, que no tuvieron en cuenta que no todas las mujeres sufren el mismo tipo de desigualdades. Las obras de esta sección muestran la interrelación de las diferentes formas de discriminación, por razones de género y de «raza», de las personas que a menudo se ven reducidas a llevar vidas precarias, reivindicando la descolonización de los valores hegemónicos en Occidente. Linda Porn (Ciudad de México, 1980) utiliza la videocreación y la performance para denunciar la combinación de discriminaciones que sufren los cuerpos feminizados y colonializados, especialmente los de las trabajadoras sexuales, migrantes y racializadas; en su video Puta mestiza (2014) articula los insultos que se suelen dirigir a estas mujeres para desactivar el estigma social que pesa sobre ellas. En los últimos años, Julia Montilla (Barcelona, 1970) ha realizado varios proyectos en torno a la precariedad y la exclusión laboral; Cara B del turismo en Barcelona (2017-2019) denuncia la explotación de las personas -en su gran mayoría mujeres, a menudo extranjeras y sin permiso de trabajo-, que son subcontratadas como limpiadoras en hoteles de lujo de la ciudad. Daniela Ortiz (Cuzco, 1985) parte de los conceptos de nacionalidad, racialización, clase social y género, para analizar críticamente el poder colonial, capitalista y patriarcal; con DGAIA (2017) pone el foco en las implicaciones políticas de la retirada de la custodia, que afecta sobre todo a las mujeres racializadas, migrantes y pobres. El colectivo ideadestroyingmuros (Venecia, 2005) hibrida lenguas, culturas, geografías y géneros, desafiando, de este modo, las fronteras políticas y simbólicas; la instalación topal yone bi/seguir la vía (2019), creada a partir de ropa femenina de segunda mano, está inspirada en la Vía Láctea y propone una apertura hacia una vida “otramente comunitaria”.
Recosernos al mundo. Ecofeminismo y poshumanidad
El cuestionamiento de las categorías de género ha llevado a los feminismos a discutir también las fronteras entre seres humanos y máquinas, así como entre las personas y los animales.
El ecofeminismo propugna otras formas de religar a la humanidad con su entorno, en lugar de tratarlo si fuera materia prima para satisfacer las necesidades humanas, y de reconsiderar las tareas del cuidado, como la maternidad, tradicionalmente reservadas a las mujeres. María Ruido (Xinzo de Limia, 1967) investiga las condiciones materiales y simbólicas de las tareas de cuidado en trabajos como Mater Amatísima. Imaginarios y discursos sobre la maternidad en tiempos de cambio (2017) donde, a partir del análisis de la figura de Medea, el juicio del caso Asunta, algunas obras emblemáticas de la historia del arte y el discurso de destacadas escritoras y pensadoras, revela el cuerpo de la mujer como territorio de control social. El impacto y los cambios producidos por la maternidad en la vida de la mujer se encuentran reflejados en La silla humana, una de las video-capsulas que conforman la serie [Shelter/Refugio] (2015-18) de Lúa Coderch (Iquitos, 1982). Entrelazando su experiencia personal y un cuento, la artista establece la analogía del cuerpo de la mujer-madre con un cómodo y acogedor mueble. La instalación interactiva susi (2017) es un proyecto conjunto de Anna Irina Russell (Barcelona, 1993) y Txe Roimeser (Girona, 1991), en el que los estímulos sonoros generan una mutación de cuerpos virtuales. Estos cuerpos cuestionan tanto los softwares de creación de humanoides como los lectores de texto en línea; atraviesan, así, las fronteras entre la máquina “artificial” y el organismo “natural” para crear nuevas formas de subjetividad. Desde sus inicios, la obra de Eulàlia Valldosera (Vilafranca del Penedès, 1963) está enfocada hacia la capacidad sanadora del arte. En la instalación Velos plásticos (2016) utiliza uno de los materiales más destructivos para el medio ambiente para crear impactantes imágenes que recuerdan las vírgenes votivas de las capillas marineras; a sus pies se exponen otras fotografías que documentan la conversión del mar de fuente de vida en cementerio.
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- Coreografías del género: hasta el 5 de enero en el CCCB