Con Gargallo nació una nueva forma de crear la escultura
- El escultor supo combinar el clasicismo y el cubismo y abrió paso al nuevo arte escultórico mediante la adición
- ‘El profeta’ es la obra más conocida de Gargallo
- Imprescindibles estrena el documental “La escultura luminosa” el domingo 22 de diciembre a las 21:30 por La 2
Pablo Gargallo es un “Imprescindible” no sólo por su obra escultórica sino porque con él nació una nueva forma de crear la escultura. Según explica el director de “La escultura luminosa”, Emilio Casanova, Gargallo demostró que la sustracción - quitar a la piedra, madera u otro material lo que le sobra hasta llegar a la forma deseada- no era la única manera de crear esculturas. Abrió el nuevo arte escultórico mediante la adición, es decir, “mediante la construcción a base de planchas metálicas recortadas, retorcidas y engarzadas de volúmenes y aprovechando esa construcción para jugar con lo cóncavo y lo convexo y con el vacío entre las piezas como un elemento constructivo más: la luz y los reflejos que creaba, y sus sombras, componían por vez primera el volumen.”, apunta Casanova.
Gargallo murió pronto a causa de una neumonía pero “el paso que dio en la escultura universal fue único y decisivo para la posteridad. La escultura actual es inconcebible sin el paso que abrió Gargallo y, además, con perfección contundente.”, concreta el director.
Además, Gargallo fue capaz de combinar las construcciones clásicas con el cubismo. “Sus obras vanguardistas, sus arlequines, el mismo profeta, no son sino piezas absolutamente clásicas construidas con una mente cubista. Le costó llegar a ese puerto, pero cuando llegó supo que ahí había nacido una nueva forma de escultura, y la hizo él, con su concepción estética y constructiva”, explica el director.
En el documental “La escultura luminosa”, la cámara recorre las esculturas circulando sobre ellas para poder ver los vacíos y los giros de cada una: “son regalos indispensables que hacen disfrutar de cada pieza en todas sus proyecciones”, señala Casanova.
‘El profeta’ es su obra más conocida pero hay otras esculturas que también marcaron un antes y un después en su carrera. Para Emilio Casanova es difícil seleccionarlas pero se decide por las bailarinas a lo Degas en escultura cubista por su movimiento y armonía. También con los inmensos atletas en el Estadio Olímpico de Montjuïc de Barcelona, como ejemplo de escultura monumental. Y con ‘Academia’ “por ser uno de los desnudos femeninos de un clasicismo perfecto y de una calidez y una sensualidad excepcionales, sus piezas surgidas de su profundo conocimiento de la mitología.”
Gargallo más allá de sus obras
Paralelamente a la obra, el documental transita la vida de una persona con sus dudas, sus convicciones, sus manías, su humor y sus miedos.
El documental empieza con el garabato con tiza que hizo el artista en una pared de su pueblo en Aragón cuando era niño: el gallo de Gargallo sería el inicio de una carrera que, después de su fallecimiento, culminaría con el ensalzamiento al Nuevo Arte por parte de la crítica europea y americana.
Pablo Gargallo nació en una familia modesta pero que tuvo cercanía con las artes y facilitó al pequeño Pablo el acercamiento a la escultura. Su constitución física era muy frágil que, aparte de cargar su vida de cierta hipocondría, marcó su forma de enfrentarse a la escultura. Tal y como explica el director del documental, la mayor parte de su producción consiste en piezas de pequeño y medio tamaño.
Gracias a lo que ha contado su hija Pierrette, a Emilio Casanova le ha sorprendido la humanidad del escultor: “A pesar de su aspecto serio y triste, que aparece en casi todas sus fotos, él y su compañera Magali hicieron un hogar lleno de amistades y de risas y cantos... cuando no trabajaba, pues entonces nada más existía. ”