Escuchando Córdoba y Jaén con Vega, Amparo Sánchez y Ariel Rot
- Ariel Rot nos descubre el paisaje sonoro de Córdoba y Jaén
- De la mano de Vega recorremos Córdoba para encontrarnos con la música ecléctica de Fuel Fandango, el flamenco renovador de Mª José Llergo y Lin Cortés, los legendarios Medina Azahara, la voz de India Martínez y el violinista Paco Montalvo
En Jaén, Amparo Sánchez nos lleva a conocer el mítico silbido de Curro Savoy, el rock fronterizo de Guadalupe Plata y a Carmen Linares, leyenda viva del flamenco
Ariel Rot estrena segunda temporada visitando Córdoba y Jaén, donde se ha encontrado con dos andaluzas pura sangre. Son dos artistas con andares de gitana que embrujan con su música: Vega y Amparo Sánchez.
Han pasado casi 18 años desde que Vega se dio a conocer al gran público en la segunda edición de Operación Triunfo donde quedó en novena posición. Hoy tiene su propia discográfica, produce y compone sus discos y también los de otros artistas internacionales. Lejos queda ya aquella arrolladora experiencia. Cuando mira atrás piensa que todo lo vivido le ha servido:
"Fue una experiencia para alguien que tenía la música como “hobbie”, una pasión y quizá lo que más me impactó fue el tema de “esto deja de ser algo divertido” y eso fue lo que yo no encajé bien. No acabé de llevar bien ser observada en televisión y lo que realmente me divertía era escribir canciones que no era muy compatible con el formato."
En la plaza del Cristo de los Faroles, Vega y Ariel se encuentran a Fuel Fandango, un cóctel molotov formado por una apasionada de la copla, Cristina Manjón “Nita” y por el productor y DJ Alejandro Acosta. Nita creció en un ambiente muy musical y ecléctico y, aunque empezó a cantar flamenco a los diez años, reconoce que le costó encontrar su sonido.
"Yo quería cantar flamenco pero lo de la silla, yo no me veía, porque me gustaba bailar y creía que eso me limitaba. Entonces bueno, la copla me daba más espacio. Pero a la vez yo quería cantar soul, quería cantar en inglés…"
Canciones como la de Björk con Raimundo Amador que escuchó en una taberna de La Fragua cuando era adolescente le mostraron que la mezcla de sonidos era posible. Sin embargo, no fue hasta que conoció a Alejandro en una discoteca cuando consiguió la mezcla perfecta entre todo lo que les gustaba y unía: el flamenco, la copla, el soul…
"Decía: A ver, esto que está intentando hacer este hombre, este hombre está colgado y esto no va a salir. Pero al final, no estaba tan colgado y realmente se puede, sí que se pueden mezclar las cosas."
La cantaora cordobesa María José Llergo empezó a estudiar música a los ocho años cuando entró en el conservatorio pero desde bien pequeña ya estaba cantando todo el día. Ahora crea sus canciones y toca el violín.
“Y estoy todo el día cantando. Y para mí es como un juego, y cuando voy andando, los pasos es como si fueran el compás y luego se me ocurren melodías...”
Maria José no duda en destacar la importancia de la etnia gitana y el valor cultural que aporta al flamenco.
“Porque si nosotros no conocemos la historia del pueblo gitano, es imposible conocer el flamenco. Por ejemplo, sin saber que los gitanos fueron condenados a galeras, no podemos entender el palo flamenco que son las galeras. Si tampoco sabemos que los condenaron a trabajar en las minas para separar a los hombres de las mujeres y extinguir la etnia, no podemos entender los palos flamencos que son las mineras.”
Ariel y Vega prosiguen su visita por Córdoba en busca de uno de los grupos de rock más emblemáticos del llamado rock andaluz: Medina Azahara que con 40 años y con 40 giras a sus espaldas confiesan que nos les importaría llevar 80.
“Cada año y medio, necesitamos tener un disco en el mercado y hacer otra gira más.”
Voces profundas que enamoran como la de India Martínez y músicos virtuosos con instrumentos únicos como Paco Montalvo, es lo que se encuentra Ariel Rot en su último encuentro en Córdoba. India explica de donde proviene su increíble voz.
“Pues mi aula era mi habitación. Mis maestros estaban dentro del casete y de las cintas. Y eran desde Antonio Molina, Camarón de la Isla, Enrique Morente... Era algo inusual. Claro. Las niñas del colegio escuchaban otro tipo de música y yo era la rarita.”
Por su parte Paco Montalvo, recibió una formación clásica al 100% pero reconoce que en su habitación tocaba a Paco de Lucía, y de la misma forma que él sacó la guitarra del acompañamiento al cante y al baile para hacerla protagonista, Montalvo cogió el violín y lo posicionó como voz principal en el flamenco.
Ariel Rot llega a Jaén donde le espera Amparo Sánchez, pionera en el mestizaje musical y que conoció el éxito gracias al primer álbum “El poder de Machín” de su proyecto Amparanoia en 1997.
“Fue realmente una bomba que explotó, no solo en nuestro país, sino en el resto de Europa, en Latinoamérica... Y el álbum que me abrió las puertas a poder vivir de la música y crecer a través de la música.”
Amparo nos habla también de su otro proyecto “La niña y el lobo” un libro autobiográfico en formato de diario personal donde narra una de las etapas más duras de su vida en la que fue víctima de violencia machista.
“Fui madre muy joven, con 16 años. Y viví en una relación donde sufría violencia de género. Y tardé mucho tiempo en poder hablar de esto y en poder contarlo.”
En su paseo por uno de los rincones más bellos de Úbeda, Ariel y Amparo se encuentran con el rock fronterizo de Guadalupe Plata. Un grupo con un sonido muy particular, con sello propio, al que Iggy Pop ha pinchado varias veces en su programa de la BBC. También ha sonado en varias series americanas, entre ellas “Shameless”, aunque nunca en las escenas que ellos hubieran imaginado.
Y hablando de bandas sonoras, Ariel Rot no podía irse de Úbeda sin escuchar el silbido mítico de Curro Savoy. “Nunca pensé que se podría vivir del aire”, confiesa Curro que jamás imaginó que lo que empezó como un silbido en medio de una canción para un concurso de radio, se convertiría en su medio de vida.
En Linares empezó a cantar Carmen Pacheco Rodríguez, la cantaora de flamenco conocida artísticamente como Carmen Linares, pero no fue hasta que llegó a Madrid a los 16 años, que aprendió y vivió plenamente el flamenco.
“Estuve trabajando en el Café de Chinita con Enrique Morente, con Los Habichuelas, con Carmen Mora... Fue una entrada de lujo.”
Gran defensora de todas las fusiones del flamenco siempre le ha gustado incorporar la poesía a su cante.
“La fusión, cuando está hecha de verdad, con seriedad, con corazón y con conocimiento, es importante que uno conozca la raíz para luego poder volar, como decía el aforismo de Juan Ramón Jiménez.”
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