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París corta por lo sano con el chándal y las deportivas

  • Los diseñadores apuestan por la sastrería para desterrar las prendas deportivas del armario
  • Raf Simons hace activismo a favor del colectivo LGBTIQ con una propuesta sin barreras

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La pasarela de Vuitton se ha convertido en un emorme costurero.
La pasarela de Vuitton se ha convertido en un emorme costurero.

Virgil Abloh se desdobla estos días en París. Primero ha presentado la colección de su firma, Off-White, y ahora la que diseña para Louis Vuitton. La de este jueves ha sido un ejercicio de nueva sastrería -o sastrería renovada- que nace después del estudio que Abloh ha hecho sobre la evolución antropológica del traje.

El resultado es una respetuosa transformación de los códigos tradicionales de este uniforme que adoptaron primero los hombres y después las mujeres en las sociedades modernas del siglo XX. Y lo hace con distintas técnicas: usando camisas y corbatas dobladas y envueltas alrededor del cuerpo que después se prensan en una sola camisa y recurriendo a la "Broderie Anglaise", que ahora se maximiza y adapta para añadir a los trajes.

Diseño de Virgil Abloh para Louis Vuitton. AFP

El diseñador lleva tiempo analizando los límites impuestos de la moda masculina y con esta colección rompe con los obstáculos que le impiden avanzar como creador para adentrarse en una nueva dimensión de la sastrería. El traje para Abloh nunca puede ser una imposición. Todo lo contrario. Su meta es que la sociedad lo vea como un aliado, un arma para reafirmar el yo, para ser uno mismo. Y lo hace declinando las formas de la chaqueta para dotarlas de distintas funcionalidades y virtudes. A veces rozando la estética deportiva. Solo rozando.

Louis Vuitton apuesta fuerte por la sastrería. AFP

La pasarela, que hacía guiños a la obra de Magritte, a la película El Show de Truman y a la costura ha acogido una propuesta que rompe con todos los códigos y tópicos de la ropa deportiva que lleva años instalada en nuestros armarios. Adiós, pues, al chándal, a las sudaderas, a las eternas camisetas, a las deportivas. El armario del hombre del 2020 se abre a los clásicos de siempre, a esas prendas que resisten con soltura el paso del tiempo.

Vuitton lanza prendas con estampados de cielos y nubes al estilo Magritte. AFP

Junto a prendas de imagen, como las que van estampadas con cielos nubosos, vemos otras más sofisticadas. Hay camisas decoradas de forma asimétrica. Unas llevas motivos geométricos en una de las mangas y el codo y otras luces motivos de la iconografía de la casa. Vemos además prendas en punto grueso que llevan piel de pelo largo como ribete, e intensos conjuntos de camisa, corbata y pantalón en azul noche con efecto de nieve. Todo convive con un bonito catálogo de trajes y prendas de abrigo que conectan con el histórico de la firma.

Propuetas para el otoño de 2020 de Louis Vuitton. AFP

Lo mismo ocurre con las gabardinas, reinventadas para esta nueva etapa. Y siempre con un excelente equilibrio entre clasicismo y modernidad. Pero Abloh introduce detalles que antes llamábamos femeninos: volantes asimétricos que, con salero, decoran tan pronto un abrigo como la caja de un pantalón y golpes de rosa fuerte para jerséis de punto, chaquetas y complementos que crean potentes contrastes con otras prendas en tonos más apagados.

Raf Simons hace guiños al moviento 'queer'. AFP

El museo Reina Sofía expuso en 2019 la obra del artista multidisciplinar David Wojnarowicz, del que destacaba su talento para manejar la fotografía como herramienta narrativa, el collage como soporte para la crítica y el posicionamiento político, la pintura para explorar diferentes procedimientos alegóricos, y el fotomontaje y el texto para abordar las políticas queer y de identidad que marcaron también su activismo. Wojnarowicz encontró en su posicionamiento político la esencia de su creatividad y ahora el diseñador Raf Simons recoge su legado para articular su nueva colección. Y lo hace articulando un diálogo con la poesía de Rimbaud.

Raf Simons hace activismo con su moda. AFP

Lo hace en el fondo y en la forma. Vemos palabras y frases escritas en prendas y complementos, y piezas revisitadas del armario femenino que conectan directamente con el movimiento queer, como los abrigos y estolas de piel sintética que saltan de los antros marginales a la principal pasarela de moda masculina. Debajo, jerséis de cuello cisne en texturas atrevidas, vinílicas, en algunos casos similares al látex.

El diseñador, que brilla en solitario pero se ensombrece cuando diseña para otras firmas, abraza el minimalismo como filosofía de trabajo y reduce el patrón de sus piezas hasta el infinito, aunque luego las construya con tejidos barrocos y texturas futuristas, e incluso las mezcle con riesgo creando sofisticados looks.

Propuesta de la casa Valentino. AFP

De versos comprometidos a versos de amor. Pierpaolo Picciopi, director creativo de Valentino, hace rimar sus prendas con la magia de la naturaleza. Su propuesta es romántica en la esencia y conceptual en la forma. Tanto que a veces recordaba éxitos noventeros de Helmut Lang e incluso Margiela.

Los estampados florales, muy primaverales para una colección de invierno, resaltan sobre fondos blancos o negros, y su paleta de color se abre a nuevas tonalidades, desde los tímidos burdeos a los llamativos naranjas. Las asimetrías de patrón juegan con los bolsillos exteriores y los cinturones para rejuvenecer prendas fáciles de llevar, incluso las que van decoradas con el logo convertido en estampado. Una moda horrenda que a firmas como Fendi le ha funcionado muy bien.

El show se ha celebrado en los jardines de la Tullerías y ha contado con la voz de directo de la cantante británica FKA twigs, una de las más relevantes de la música actual. Su entrada parecía una aparición angelical, pues la cantante llevaba un precioso vestido blanco de encaje de la colección de alta costura de la casa italiana.