Gaultier dice adiós a la pasarela pero la fiesta no termina
- El modisto de 67 dejará los desfiles pero seguirá trabajando en la costura en otros espacios creativos
- Rossy de Palma, Boy George, Carla Bruni, Inés de la Fressange y Laetitia Casta acuden a la cita
50 años de pasión por la costura que Jean Paul Gaultier, ese verso suelto de la moda, los ha celebrado diciendo que se va. El francés abandona las pasarelas pero no la profesión y dice que seguirá haciendo alta costura pero “con un concepto que estoy poniendo en marcha y que anunciaré dentro de poco; haré exposiciones, espectáculos, me dejaré guiar por nuevas aventuras”, decía entusiasmado.
En su universo no hay espacio para la tristeza o el aburrimiento. Supo decir adiós al prêt-à-porter con dignidad y ahora se despide de los desfiles con la ilusión de enfrentarse a nuevos retos. "La moda ha cambiado, el sistema ha cambiado. Prefiero acabar aquí habiendo hecho algo alegre. Me sigue gustando la moda pero hay más cosas que la moda”. señaló el modista. “¡Gracias por estos 50 años y diviértanse!”.
Hablamos de un genio irrreverente, de un maestro de aguja inquieta, de un hombre sin miedos. Un osado creador que siempre ha utilizado la moda para apoyar la diversidad. En su universo creativo ha mezclado códigos de todas las culturas y ha sido pionero en derribar las barreras de género porque siempre ha jugado a vestir la masculinidad de la mujer y la feminidad del hombre. Todo lo que se hace ahora ya lo hizo antes Gaultier. "He tenido la suerte de poder hacer lo que me gustaba”, decía tras el espectáculo en el Teatro de Châtelet de París, que duró cerca de hora y media.
Cada uno de sus desfiles ha sido una fiesta. Y este no podía ser de otra forma. Sobre la pasarela se han contoneado sus estrellas favoritas, Dita Von Teese y Rossy de Palma, y ha contado con actuaciones de amigos, como Blanca Li y Boy George. En el patio de butacas aplaudían y lloraban, la flor y nata de la moda internacional, desde la todopoderosa Anne Wintour, directora de Vogue USA, a modelos icónicas como Carla Bruni, Inès de la Fressange, Laetitia Casta, Eva Herzigová.
Además estaban el modelo español Andrés Velencoso, con el que ha trabajado en varias ocasiones, y compañeros como Isabel Marant, Clare Waight Keller y Nicolas Ghesquière. “Con esta última colección de alta costura se termina una época que pierde al que probablemente sea el costurero más talentoso de su generación. Ha sido un modelo para mí, estoy muy emocionado”, decía Ghesquière, actual director creativo de Louis Vuitton, que empezó en la profesión como asistente de Gaultier.
A Gaultier lo coronaron como l´enfant terrible de la moda francesa. Empezó con 18 años junto a uno de los más grandes, Pierre Cardín, que sigue en activo a sus 97 años. Seis años después, creó su marca y en los 80 revolucionó la moda, sentando las bases de la revolución más potente de los armarios. Es, como se lee en su manifiesto, "un contestario un iconoclasta militante que presume de cuestionar sistemáticamente los clichés, las normas, los códigos, las convenciones y las tradiciones que versiona, aplaza, invierte y destruye para reinventarlas mejor".
En 1983 lanzó la camiseta de rayas marinera, uno de sus iconos, y la hizo sublime, incluso la convirtió en vestido de alta costura, pieza que se hizo famosísima cuando la llevó Carolina de Mónaco. Ese mismo año diseñó su famoso corsé cónico, catapultado al estrellato gracias a Madonna, y dos años después apostó por la falda para hombre, pieza que ha mantenido siempre en las colecciones masculinas. Sus fuentes de inspiración son París, por encima de todo, la corsetería, la lencería de los años 40, el cuerpo de la mujer, la sensualidad.
Todos sus éxitos se han visto ahora, más o menos revisados, sobre la pasarela del adiós. Esta colección de alta costura para la primavera y el verano de 2020 es el escaparate de sus pasiones y sus obsesiones: los vaqueros, los corsés, el estilo marinero, la androginia, que llevó aún más lejos en lo que él calificó como una celebración del ayer, del hoy y del mañana. Una nueva etapa que, como no, quiere ser sostenible. “He abierto los cajones, he recuperado mis antiguas colecciones, todo lo que encontré en viajes al mercadillo, y he cogido lo que tenía para reutilizarlo y hacer confeti”, explicaba.
El desfile contó con 120 modelos, un grupo singular con hombres y mujeres de todas las edades y todas las razas, con modelos conocidas y otras anónimas, con iconos de la pasarela, como la gran Farida Khelfa, y nuevas top models, como Bella y Gigi Hadid. El show comenzó como un sepelio: todos en negro veían bajar por unas escaleras un ataúd llevado a hombros por varios modelos masculinos. Pero el sarcófago tenía dos pechos cónicos por delante y los modelos lo llevaban a ritmo de samba, en una coreografía ideada por la granadina Blanca Li. Finalmente, una modelo salió del ataúd con un vestido corto y blanco de falda abombada. El mensaje no podía ser más claro: ¡esto no se acaba aquí!.
Ademas, un abrigo con estructura de miriñaque transparente forrado en vaquero, un traje de luces en versión denim, una blusa de volantes tridimensional en rayas marineras o un vestido con escote bardot con los colores de la bandera francesa. Piezas que hablan de este singular creador y sobre todo de su idilio con la moda y, ahora, con el espectáculo. Gaultier admitió que algo ha cambiado en él tras hacer el espectáculo Fashion Freak Show. Ahí vio la energía que tiene todavía la moda y sobre todo que la costura tiene abierta la puerta a otros espacios, conectándose con el arte y la diversión. Y eso es lo que Gaultier, a sus 67 años quiere, divertirse. Y ya sabe cómo hacerlo.