El OFF de Cibeles se abre a la creatividad
- Moisés Nieto muestra su colección sobre una modelo en la facultad de Bellas Artes
- La sostenibilidad vista por Pilar Dalbat, Otrura, García Madrid, María Lafuente y Roberto Verino
Volvemos a la facultad, ahora a la de Bellas Artes. Allí, entre tarros de pintura, caballetes y una marea de batas blancas nos espera Moisés Nieto. En un aula de la facultad de Bellas Artes presenta su nuevo trabajo. Una modelo posa con una sencilla tela blanca y dos estudiantes de dibujo hacen bocetos en carboncillo. Nieto viste y desviste a la chica con sus nuevas prendas y los alumnos siguen dibujando. La música de dos instrumentos de cuerda envuelve la escena. Un momento mágico que enamora a todos los asistentes. La ovación ha sido generosa. "Tenía miedo por hacer algo tan distinto y en un sitio tan diferente. En este caso el ejercicio que he hecho está en la colección y también en la localización", cuenta. .
El modisto, que vuelve a salir de la zona de confort, sigue apostando por invitar a un consumo responsable para tener armarios que perduren en el tiempo. Por los enormes cristales del aula se cuela la luz y la imponente figura de 'la corona de espinas', el edificio del del Instituto del Patrimonio Histórico Español, obra de Fernando Higueras y Antonio Miró. Arte para vestir un espacio y arte para vestir el cuerpo.
Nieto desarrolla la prenda de abrigo con básicos renovados, como el trench, la blazer y el abrigo, prendas que adora y que son muy funcionales.
"Luego hay cuatro vestidazos, más de imagen, y destaco el uso del color, hay rojo eléctrico, verdes agua, azul cielo", revela. No hay estampados, todo se juega al color liso para potenciar las texturas y el patrón. Todo se moldea sobre el cuerpo, todo se modela sobre el cuerpo. Vemos un excelente trabajo de pliegues y arrugas, logradas con engomados, y destacan el vestido y el chal hechos con un patchwork multitextura, el trench en moiré de dos colores, un 'vestidazo' de lentejuelas de colores potentes y un abrigo verde tan sencillo como fascinante.
Terciopelos, lanas y tencel, el más sostenible, se convierten en prendas envolventes que juegan a deformar la silueta provocando volúmenes y formas caprichosas. No hay nada ceñido, todo es fluidez y dinamismo. Nieto dice que quiere volver a los orígenes, a la esencia del oficio. "Por eso no me apetecía hacer un desfile con famosas en el front row", dice. No lo ha conseguido. Raquel Sánchez Silva, feliz con la buena audiencia de Maestros de la costura en su vuelta, la galerista Topacio Fresh y Lulu de Figueroa han ido a ver este espectáculo, una lección de moda y un consejo para los jóvenes que sueñan ser como él. "Los jóvenes ahora están solo pendientes de vestir a las Kardashian,¡con lo bonito que es esta profesión, diseñar y confeccionar!".
Nieto cumple 10 años en la moda y Pilar Dalbat celebra dos décadas de profesión. La granadina ha hecho su desfile en el salón de bóvedas de la Casa de la Panadería, en la plaza Mayor. La música en directo acompañó el desfile sordo (invitados y modelos llevan auriculares para escuchar la misma música). El desfile parece tener dos colecciones. Vemos una primera parte muy invernal, con imponentes piezas de corte arquitectónico en tejidos ecológicos que refuerzan la filosofía sostenible de la que tanto hablamos. Dalbat ha recueperado patrones de colecciones anteriores, "rediseñados ahora para potenciar la atemporalidad de las prendas".
Destaca el trabajo artesano que hay detrás de las prendas. Dalbat ha recuperado técnicas de bordado a mano sobre bastidor que combinan pelo de mutón y apliques de cristales y cuarzos, y el número 20, como la cantidad de velas que hay en su tarta y el año que empieza, se lleva sobre las prendas hecho en metacrilato. Vemos volúmenes en mangas abullonadas y una bandera de tejidos muy invernales, como paño de cashmere, lana cocida, paño texturizado y de doble faz con borrego vegano, neopreno y punto de seda. Las formas agrandadas tienen cierto aire retro, y vemos un claro contraste entre las siluetas agrandeadez con forma de A y otras más pegadas al cuerpo. La fuerte carga estética de las primeras salidas contrastan con la ligereza de los vestidos. De las capas a los diseños más sensuales, de tapar a insunuar.
Maria Lafuente lleva años haciendo que sus desfiles sean un altavoz para concienciar a la sociedad de las tragedias medioambientales. Fue una de las primeras en abrazar el reciclado y apostar por una moda sostenible. Ahora da un paso más y lo hace utilizando las lonas que decoraron el Museo del Prado en su 200 º anviersario para hacer su colección. ‘Casualidad’, nombre de su nuevo trabajo, es una mirada a la estética futurista, que en 2020 queda un poco desfasada.
Otrura es una de las novedades de esta edición de MBFW Madrid, la pasarela Cibeles para los nostálgicos. La firma está capitaneada por Verónica Abián y Sergio de Lázaro y se estrena con una colección para hombre y mujer que parte de la sastrería tradicional y se adentra en una nueva forma de entender la costura. “No tenemos límites a la hora de utilizar los tejidos, y nos gusta trasladar texturas y patrones de la moda masculina a las prendas de mujer”, dicen.
Hay muchas piezas que no son lo que parecen, jugando a engañar al ojo con patrones muy bien conseguidos. Los pantalones se abren al caminar con tajos que aportan fluidez y destaca lo cuidados que están los detalles, a veces se aprecia en una sencilla vainica y otras en un puño de camisa que esconde sorpresas. No hacen colección y tan solo trabajan por encargo para producir solo lo necesario.
Huyen del maximalismo que recorre las pasarelas y apuestan por minimizar el impacto visual para dejar el protagonismo a la prenda, no al adorno. Y para ello se ayudan de una contenida paleta de color, marcada por el blanco y negro. Esa contención se aplica también a las prendas, que tienen un tímido aire sofisticado.
Donde parece que no hay nada, hay un todo. “Nuestra costura es íntima, y nos gustan las prendas que están en constante transformación pero siempre teniendo en cuenta el sentido práctico de las prendas”, dicen, muy ilusionados con estar en el calendario. Otrura es otra de las firmas que apuesta por un consumo responsable y sostenible. "No compramos colecciones, no vamos a una fábrica y compramos prendas y punto para producir prendas. Solo trabajamos por encargo y compramos solo lo necesario".
Su presencia en esta pasarela refuerza esa tendencia que hace desaparecer el streetwear y la ropa deportiva, como hacen Jaime Álvarez, de Mans, y García Madrid. El sastre Manuel García, director creativo de García Madrid, vuelve a apostar por una forma distinta de mostrar su trabajo, de comunicar. Las prendas descansan en maniquíes, en una pared, en un burro... "Lo que quiero es que la gente las vea, las toque", dice. Su objetivo es vender, para eso tiene tres tiendas, y vivir de ello. Su mercado es el español y no está, como muchos de sus compañeros, obsesionado con el mercado internacional. "Hay mucha gente a la que vender aquí". Eso sí, no quiere incitar al consumo caprichoso porque detesta que los armarios sean contenedores de ropa. "Los diseñadores nos apuntamos ahora al carro de las sostenibilidad pero tenemos que apuntarnos al carro de la responsabilidad".
Roberto Verino, una de las ausencias más sonadas del calendario de Ifema, ha citado a prensa e invitados en el Salón Real de la Casa de la Panadería. Igual que García Madrid, expone sus prendas de forma estática e invita a verlas a la vez que se disfruta de una experiencia única. "Está claro que la moda, y sobre todo las ventas, pasan por la realidad online pero no hay que olvidar que detrás hay una capacidad para ofrecer nuestra experiencia al cliente, servicios estilísticos, de personalización de prendas... y ofrecer piezas que tengan una funcionabilidad al más alto nivel", cuenta.
En la presentación, Verino invitó a que todos pudieran ver en vivo cómo se hace una sesión de fotos. Una acción efímera que tuvo mucho público. "Queremos acercarnos a la gente y acercar a la gente a nuestra marca, a nuestros valores, a nuestro legado". "Es necesario defender lo nuestro, estar orgullosos, sentir que lo que hacemos vale la pena".