Analizamos el videoclip de "Universo": una producción conceptual, coreográfica y actual
- El vídeo escenifica fielmente el mensaje del tema de Blas Cantó para Eurovisión 2020
- Cristian Velasco ha dirigido este trabajo, rodado entre Lanzarote y Tenerife
- El universo representado con figuras humanas y el estilismo de Ana Locking, lo más destacado
- El equipo es íntegramente canario y han intervenido unas 70 personas y estilismo de Ana Locking.
Blas Cantó hace un viaje interior a través de "Universo" para reconciliarse consigo mismo y pedir perdón por no alzar la voz y decir lo que sentía. Necesitaba hacer este ejercicio de retrospección para lograr cambiar su destino. Y el videoclip del tema que interpretará en el Festival de Eurovisión 2020 escenifica a la perfección las sensaciones que el artista experimenta hasta lograr su meta: ser libre.
El vídeo oficial de "Universo" es altamente conceptual, que evita caer en la evidencia y presenta el mensaje del tema de Blas con símbolos, espacios y figuras. Un trabajo elegante y exquisito firmado por director y coreógrafo Cristian Velasco, que ha contado con un equipo íntegramente canario de más de 70 personas.
El camino hacia un nuevo destino
Al inicio del videoclip el protagonista se encuentra en un lugar oscuro y frío, donde la niebla lo envuelve y le impide ver la realidad que hay frente a él. Es un estado en el que el cantante se muestra confuso, débil e incapaz de ser fiel a su corazón.
Poco a poco el intérprete se abre camino entre las sombras, huyendo de ese sentimiento que le consume, y avanza hacia un terreno inhóspito, desconocido para él, pero siguiendo a su voz interior que le indica que va en la dirección correcta. Es un trayecto que tiene que recorrer para poder evolucionar y alcanzar la felicidad anhelada.
Este entorno rocoso corresponde a Tahiche, un municipio con superficie volcánica de la isla de Lazarote, y enmarca la portada del single. Este "espacio lunar" representa un mundo interior carente de sentido en el que se encuentra el candidato español.
Y antes de encontrar la luz, Blas se halla inmerso entre un ejército, las sombras de su pasado que intentan retenerlo. Gracias a su determinación consigue conjugar pasado y presente y es por fin el dueño de su destino.
Uno de los elementos más destacados del vídeo son los bailarines que aparecen completamente cubiertos de purpurina, como si llevaran el universo en su piel. A través de una sutil coreografía emulan el movimiento constante de la galaxia.
Hacia el final de videoclip, Blas emerge en un nuevo enclave: el auditorio de Tenerife. Esta joya arquitectónica con una cúpula en forma de estrella y dominada por líneas ascendentes fue elegida por el director para simbolizar un puente que conduce a la salvación del alma.
La evolución del cantante también podemos verla a través del estilismo que luce en el vídeo, muy aplaudido por el público. Blas Cantó se transforma mediante su indumentaria, pasando de la oscuridad a los colores vivos y prendas actuales con brillos e incluso plumas, en el que muchos ven un guiño al vestido de Pertegaz que llevó Salomé en la final de Eurovisión de 1969.
La última escena está realizada con ciento sesenta tubos led suspendidos sobre el cantante para recrear una lluvia de meteoritos. Una poderosa imagen sobre iluminada que coincide con el momento de más la fuerza de la canción y nos transmite la energía y valentía con la que el artista afronta a partir de ahora su vida. "Desde la oscuridad, la esperanza siempre llega como una lluvia de estrellas".