David Delfín, el artista que se convirtió en su propia obra
- La Sala Canal Isabel II expone su obra y pone en valor la voracidad creativa del malagueño
- David Delfín murió en 2017 y este 2020 hubiera cumplido 50 años y dos décadas en la moda
No es una exposición al uso ni una restrospectiva de la obra de David Delfín. Raúl Marina, el comisario, firma un sentido homenaje a la obra y la persona de este creador tan especial, transparente, único, auténtico... Tenía un universo propio en el que modeló, siguiendo sus criterios morales, sus parámetros estéticos que iban más allá de la moda. La muestra, instalada en la Sala Canal Isabel II, pretende poner en valor a este artista, uno de los más transgresores del siglo XXI, y lo hace defendiendo sus creaciones pero también sus contextos.
La exposición parte de 'Sans Titre', su primera colección, un trabajo realizado en 1999 que no se planteó como una propuesta de moda sino como un ejercicio pictórico con el que explorar nuevos soportes. No hay que olvidar que el malagueño llegó a la moda a través de la pintura. Pero la bienvenida la dan dos vestidos de 'Cour des Miracles', de la colección de primavera y verano de 2003, que levantó una rancia polémica que fue un duro golpe para Delfín. En la exposición destaca una carta escrita a mano, fechada el 10 de noviembre de 2002, en la que se lee: 'Lo que usted presenta no se lo pondrá ninguna señora seria y elegante'.
"Después de aquello hizo la coleccíón 'In Love Memory', en la que la muerte está muy presente, es la reacción a aquella polémica, tanto en el color negro que utilizó como en el mensaje del desfile. Crear era para él una terapia, se curaba a través de la creación", revela Marina. En la exposición hay un caligrama con forma de calavera que termina con la frase 'El fin del fin' para subrayar también el germen de sus colecciones. Es otro guiño que se hace a la conexión constante entre el alma y la obra, entre el corazón y la prenda.
David Delfín, alter ego de Diego David Domínguez González, irrumpió en la escena cultural en 2001 con un proyecto inusual que se extendía, y acoplaba, a diferentes expresiones artísticas, desde la moda y la fotografía hasta la música y el baile. No lo hizo solo. Aquella aventura fue la de un grupo formado por David, Bimba Bosé y los hermanos Gorka, Diego y Deborah Postigo: gente que se codeaba con la movida underground y la vanguardia creativa. "Siempre entendió la moda como un instrumento mediante el cual liberar sus ideas y emociones, sus colecciones surgían como respuesta a un concepto previo, que en algunas ocasiones nacía del arte y en otras de pensamientos más profundos y transcendentales. Y también como una catarsis, pero en positivo. David tenía una necesidad constante de crear y transformarlo todo, hasta su cuerpo, ¡él se convierte en su propia obra!".
Las colecciones no se terminaban en el taller. El desfile formaba siempre parte de ellas: desde la liturgia del backstage, en el que siempre montaba sus 'altares', hasta el aplauso final, siempre con una canción de Fangoria. En sus prendas se encuentran referencias obvias a Joseph Beuys y Louise Bourgeois pero también al fanatismo de los hinchas del fútbol, a los códigos del flamenco e incluso a la ausencia de sus seres queridos. Algunas fueron un grito de protesta, otras fueron una redención. "Hay dos palabras que definen a David, valiente y generoso. Valiente para hablar de sus miedos y generoso para compartirlos. Su obra no se entiende quedándote solo en los estético, va mucho más allá".
Fue pionero en denunciar el consumo masivo amontonando ropa usada sobre la pasarela, y en apostar por el reciclaje y sostenibilidad, con prendas hechas con restos de banderas de tejidos. También se adelantó a los demás haciendo armarios sin límites ni fronteras. Resulta curioso que se le relacione con el color negro cuando él adoraba el blanco porque, decía, era la combinación de todos los colores. Sobre ese blanco impoluto escribía con su famosa tipografía. "Es su primer acto artístico, a través de algo tan simple como escribir logra una seña de identidad que todavía perdura. ¡Hizo una capacidad de la incapacidad, hizo útil lo inútil, bello lo incómodo! Es una letra torpe, naïf, y vulnerable, como era David Delfín".
Las prendas, sesenta en total, tienen una atemporalidad aplastante. Algunas son rupturistas en la forma; otras, en el mensaje "David era un transgresor y un gran artista pero todas sus piezas te las puedes poner, ¡aunque no lo parezca son muy comerciales!". Junta a ellas se muestran objetos inéditos, escritos, fotografías y vídeos personales que sirven para hacer un retrato íntimo de este malagueño que ha dejado una enorme huella en la moda y la sociedad. "Está muy presente desde la afectividad y la profesionalidad, no lo olvidan ni sus amigos ni el sector".
Las singularidades del edificio han sido un reto para Marina y su equipo. Se ha intervenido con escenografías muy ligadas a los desfiles del artistas y el recorrido termina en la cuba superior, con música de The Cabriolets, la banda de Bimba Bosé, que versiona aquí 'Como yo te amo'. "La hemos roto, mutilado para que se abra al cielo, a ese universo creativo de David pero también a este cielo de Madrid". La exposición sigue la senda que emprendió la Comunidad de Madrid empezó con las exposiones dedicadas a Jesús del Pozo, Manuel Pertegaz y 'Modus. A la manera de España'. Se puede visitar hasta el 10 de mayo se completa con el catálogo que han hecho Raúl Marina, Fernando Castro Flórez, filósofo y crítico de arte, y Esperanza García Claver, comisaria independiente, especialista en moda y dueña de algunas de las prendas expuestas, y Dani Pannullo, coreógrafo y amigo de Delfín.
David sobre DelfínDavid sobre Delfín
En 1999, tras varias exposiciones individuales y colectivas, y después de haber trabajado sobre papel, lienzo, madera o cartón, decidí utilizar prendas militares de segunda mano como nuevo soporte. Camisas, pantalones, calzoncillos, cazadoras, zapatillas, cinturones... En ellas encontraba una memoria, una huella. Los nombres de las personas que las habitaron, manchas de grasa, zurcidos... todo giraba en torno al pensamiento, la vida y la obra (¿no es lo mismo?) del artista alemán Joseph Beuys, y en la que incluía textos escritos con la mano izquierda. Esta tipografía personal se ha convertido en una seña de identidad reconocible de nuestro trabajo. Las editoras de moda y algunas pasarelas emergentes se interesaron por mi trabajo, y aunque no era ese su fin, acabé aceptando la demanda y descubrí un medio fascinante donde plasmar mis inquietudes. Sentí que había encontrado mi lugar como si de un saber no sabido se tratara.