La reina Margarita de Dinamarca ya tiene lista su tumba: así es su sarcófago de cristal
- Margarita de Dinamarca es la última reina europea con 'sangre azul'
- No tiene previsto abdicar pero tiene lista su tumba y ha participado en el diseño
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Margarita de Dinamarca subió al trono el 15 de enero de 1972, aclamada por una multitud que gritó ¡Hurra! nueve veces, y lo hacía vestida de luto riguroso porque el día anterior ha muerto su padre. Lleva 48 años en el trono y no tiene previsto abdicar, como han hecho otros monarcas como Juan Carlos I, Beatriz de Holanda o Alberto de Bélgica. Aunque es cierto que, desde 2018, cuando murió su marido el príncipe Enrique, ha ido despejando su agenda para que su hijo y heredero, el príncipe Federico, tenga un papel más activo. La hija mayor de Federico IX y la reina Ingrid nació el 16 de abril de 1940. Comenzó sus estudios en la privada Zahles Skole en Copenhague y escogió la especialidad de literatura en el bachillerato. Años más tarde se graduó de la Universidad de Copenhague con un título en Filosofía, estudió arqueología en la Universidad de Cambridge (diploma en arqueología prehistórica), Ciencias Políticas en la Universidad de Aarhus (Dinamarca), luego en la Sorbona (París) y en la London School of Economics (Londres).
Además el danés, habla francés, inglés, sueco y alemán. Se ofreció como voluntaria en el Cuerpo de Aviones Femenino de 1958 a 1970, recibiendo una formación militar integral. Además, mantiene una conexión especial con la defensa británica y en 1972 se convirtió en coronel en jefe aliado (coronel honorario) del regimiento de la reina, más tarde el regimiento real de la princesa de Gales. En 1997, Margarita II asumió el cargo de Coronel en Jefe en el Regimiento Real de La Princesa de Gales. En 1967 se casó con el diplomático francés conde Enrique de Laborde de Monpezat, que pasó a ser el príncipe Enrique, y tiene dos hijos Federico y Joaquín.
La última reina de sangre azul
De la reina Margarita dicen que es una de las monarcas mejor formadas y también que es ‘la reina más reina’, título que se le otorga por su actitud y su vestuario. Adora los vestidos barrocos y de corte regio, que parecen sacados de un cuadro de época, y adora los que tienen enormes faldas abullonadas y largos abrigos-capa. Le gusta llevar colores potentes en los vestidos más especiales que lleva en los eventos más relevantes, sobre todo adora los tonos de las piedras presciosas: rojo rubí, verde esmeralda y azul zafiro.
La prensa aplaude su costumbre de repetir vestido pero critica el uso de las pieles - tiene varios abrigos, capas y estolas- y su peculiar gusto por los sombreros setenteros. Sigue al pie de la letra el protocolo y no se salta la etiqueta. Eso sí, no ha dudado en modernizar la vida en palacio teniendo en cuenta que los tiempos cambiaban. Restó pompa a las ceremonias y eliminó formalismos innecesario. Pero nunca baja la guardia y deja claro que es la reina de los daneses a todo el que está a su lado.
Una reina del siglo XXI
Ondea la bandera de la igualdad y el feminismo, y presume de que Dinamarca tiene una sólida monarquía y que es una de las pocas del mundo regidas por una mujer. "Nunca fui otra cosa, funciona muy bien. Lo veo también en Gran Bretaña. Es un buen desafío. Un desafío puede ser difícil o un lindo desafío. Este es un lindo desafío", decía al diario argentino La Crónica. Ha puesto el listón tan alto a su hijo Federico, que algunas voces dicen que no está preparado para sustituirla. Las funciones principales de la Reina son las de representar a Dinamarca en el exterior y reforzar los vínculos de unión en su país.
Margarita: madre, nuera y abuela
Ha costado, dicen, pero mantiene una buena relación con su nuera, Mary Donaldson. En 2019 la nombró regente y lo hizo para afianzar la corona y para reconocer el trabajo de la princesa en los últimos 15 años que ahora puede ejercer las funciones institucionales de su suegra como jefa de Estado. Pero el cariño entre ellas ha tardado en florecer. Federico la conoció en los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000 y desde el principio la reina no vio con buenos ojos esa relación. Tampoco lo había hecho con las anteriores novias de su hijo. Se cuenta que, a la desesperada, llegó a invitar a una varias jóvenes aristócratas, a las que veia con buenos ojos, para que su hijo escogiera a una de ellas. Federico, enfadado, reafirmó su amor por Mary.
Margarita tiene ocho nietos. Cuatro son hijos de Federico y Mary Donaldson. Los otros cuatro son fruto del matrimonio formado por Joaquín y Marie Cavallier. Nicolás, el nieto mayor, quiere hacer carrera en la moda y ya ha desfilado para firmas tan imporantes como Burberry, en la semana de la moda de Londres, y Dior, en la semana de la moda de París. La reina tiene dos hermanas. La princesa Benedicta, que tiene dos hijos: Gustavo y Natalia de Sayn-Wittgenstein-Berleburg y de Dinamarca), y Ana María, que se casó en 1964 con Constantino de Grecia, que cinco hijos: Alexia, Pablo, Nicolás, Teodora y Felipe.
Las joyas de la reina Margarita
Como casi todas las joyas que lleva la reina pertenece a la fundación Royal Danish Løsørfideikommis, fundada en 1910 por la reina Luisa, y pueden ser usadas por las otras damas de la Familia real. Son joyas que no se pueden vender, subastar ni desgajar para asegurar así que la colección pasa de generación en generación. Margarita ha lucido impresionantes tiaras -la de Baden, la Floral, la de rubíe, la de amapolas- pero en destacan el conjunto Orange Nassau formado por una tiara (con diamantes que cubren los arcos y 18 grandes perlas colgantes) un ramillete, pendientes, broche y collar. Otro conjunto especialemente llamativo, que llevó en su 70 cumpleaños, es el Rosenborg, compuesto por ua tiara de oro y plata con esmeraldas. El aderezo se completa con gargantilla, pendientes y broche que en total llevan 67 esmeraldas y 2 650 diamantes.
En los últimos tiempos Margarita luce broches discretos, como el que tiene forma de gallo, uno de sus preferidos, o el de la margarita. Las joyas de la Corona danesa, atributos del monarca, incluyen la corona, el cetro (la autoridad suprema), el orbe (el globo terráqueo), la espada y la crismera. A esto hay que añadir los collares de las Órdenes del Elefante y de Dannebrog, que la Reina luce en ocasiones especiales. La más antigua de las joyas es la espada de Christian III, de 1551. Desde 1680 aproximadamente, las joyas se conservan en el palacio de Rosenborg.
Las aficiones de la reina Margarita
Desde 1970, la Reina se ha dedicado a numerosas actividades artísticas y ha hecho varias exposiciones en distintas ciudades, tanto en Dinamarca como en otros países de Europa, mostrando sus obras. Adora el teatro y ha llegado a diseñar vestuario para diferentes obras e incluso escenarios. Su dominio de varios idiomas le ha permitido además traducir libros al danés, entre ellos la novela 'Todos los hombres son mortales' de la escritora francesa Simone de Beauvoir. Se dice de ella que podría haberse dedicado a la pintura, especialmente a la acuarela y a la ilustración de libros, pero también es una aficionada a la escultura, el diseño de interiores y el de las iglesias, haciendo tapices y decorando altares en distintos templos. Otras de sus aficiones son la horticultura y la vinicultura, especialidad de la que se enamoró durante las vacaciones con su marido en la campiña francesa.
Adora los animales, especialmente los perros. Repasando las fotos de su vida en esos ochenta años es fácil encontrar imágenes de ellas con distintas razas. Para ella forman parte de la familia por eso se llevó a Nelly, Tilla y Helike al funeral que se hizo por su marido en el castillo de Christiansborg. Margarita siempre ha fumado en público pero en 2006, con la prohibición de fumar en espacios cerrados, se vio obligada a dejarlo. Además, la prensa criticaba que era incoherencia debido a sus compromisos con la Asociación para la Lucha contra el Cáncer.
Ya ha pensado en su entierrro
La reina encargó hace tiempo el sarcofago en el que descansarán sus restos. La reina ha diseñado su tumba junto al escultor danés Bjørn Nørgaard. Está instalada en la capilla de Santa Brigita de la catedral de Roskilde, en el este de Dinamarca. Se trata de una obra de arte decorada con referencias sobre su vida y su legado. Una obra de tales caracteristicas que Margarita II decidió contratar al director Pavel Stingl para que documentase el proceso de creación. La tumba, bautizada por Nørgaard como Sarkofag, tiene una urna doble de cristal (porque en principio iba a acoger también los restos de su marido, aunque luego terminaron en el mar) que contendrá el ataud de madera y reposa sobre tres cabezas de elefante que representan la insignia de la Orden del Elefante, una distinción equivalente a la del Toisón de Oro.