Rafael Álvarez 'El Brujo', el juglar del teatro
- El teatro de “El Brujo” se desborda en palabras que cautivan al espectador
- Imprescindibles sigue el proceso creativo de la obra teatral La luz oscura de la fe que nos acerca a la vida de San Juan de la Cruz
- ¡Puedes ver este documental el domingo a las 21:30 por La 2!
Quién podría interpretar “El Lazarillo de Tormes” en el Monasterio de Santo Domingo de Silos, al atardecer y arropado por los monjes que acaban de finalizar sus tareas. Solo Rafael Álvarez “El Brujo” por el placer de ser Caballero de la Palabra.
Decir que es un actor teatral, sería decir poco, es ante todo un libre pensador, un juglar, un filósofo que interpreta los textos clásicos en escenarios desnudos, solo por el placer de compartir con el espectador los grandes pensamientos filosóficos de la historia.
¿Por qué “El Brujo” es un “Imprescindibles”?
Porque ama a los clásicos, porque el tiempo del teatro le ha convertido en un trovador de la tradición oral con monólogos inventados y recreados sobre los grandes autores clásicos. Sus soliloquios se desdoblan en personajes que interpretan “La odisea” “El lazarillo de Tormes” ”El evangelio de San Juan” “El asno de oro” “San Francisco juglar de Dios” “Mujeres de Shakespeare” o “La Luz oscura de la Fe”
Es precisamente esta obra “La luz oscura de la fe” la columna vertebral de este documental de Imprescindibles “Rafael álvarez, El Brujo” de Alicia de la Cruz y Chema de la Torre, cien por cien producción propia RTVE.
El protagonista de la obra es un místico, San Juan de la Cruz. Con ella nos hemos sumergido en los procesos formales de la escritura de El Brujo, en la riqueza de sus ensayos y en los diferentes escenarios donde la ha representado como Madrid, Cáceres, Burgos o Almagro.
Sus inicios en el teatro fueron en el Corral de Comedias del Colegio Mayor San Juan Evangelista,“El Jonny”, bajo la dirección de José Luis Alonso de Santos, con el que seguiría trabajando en sucesivos montajes teatrales y con el que funda la productora de teatro “Pentación” junto al productor teatral Jesús Cimarro. Pero fue con la obra “La taberna Fantastica” de Alfonso Sastre y con el personaje de Rogelio donde El Brujo supo retratar la riqueza de matices de un personaje que ha quedado en el imaginario colectivo de todos los espectadores.
En el cine tuvo sus incursiones de la mano de José Luis Garci con “El crack”, Carlos Saura “Pajarico” o Benito Rabal “Furgón”. Y en televisión series tan emblemáticas como “Juncal” de Jaime de Armiñán o “El pícaro” de Fernando Fernán Gómez.
Ha recibido multitud de premios y los ha merecido por su manera tan personal de entender y de vivir el teatro. Por esos monólogos que recita delante del público, por esa complicidad que establece con el texto clásico.
En sus obras están la farsa y la ironía del teatro del siglo de oro. En sus improvisaciones la hipocresía del poder político. El mundo ha cambiado, pero en los últimos siglos la humanidad se acuesta con las mismas preocupaciones, y El Brujo lo sabe. Lo ha vuelto a demostrar con una de sus últimas creaciones “Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia” y “Dos tablas y una pasión”.