Adolfo Dominguez cuelga las tijeras
- El diseñador y empresario se retira y cede el control a su hija Adriana Domínguez
- En 1984 lanzó el eslogan 'La arruga es bella' para decir que la ropa es nuestra segunda piel
- Tiene 70 años y es un apasionado de la literatura, como lector y escritor
"Los diseñadores, o estamos pendientes de los sueños de los demás o no vendemos nada". Lo decía Adolfo Domínguez en 2011 a TVE en una de las muchas entrevistas que ha dado a la televisión pública. Acudió a los platós como diseñador, creador, empresario, icono de moda, personaje mediático, escritor... Es uno de los grandes de la moda española, un peso pesado del textil, uno de los pocos que logró el gran milagro: hilvanar diseño y negocio. "Los empresarios no somos los que hacemos la cultura pero sí somos los que la hacemos posible". Lo tenía muy claro.
El gallego anuncia que se retira, cuelga las tijeras y guarda las agujas, esas con las que ha tejido la 'Moda Española' desde que comenzara su andadura profesional. Ahora es su hija, Adriana Domínguez, la que lidera su imperio textil. Es consejera de la empresa desde noviembre de 2016 y desde julio de 2017 controla todos los poderes ejecutivos y preside el consejo de administración.
No se trata de un gran cambio. El papel del patriarca era casi simbólico en estos años, en los que se había refugiado en la que, dice, es su auténtica pasión, la literatura. “En moda tienes más concesiones, aquí no hay ninguna. Yo nunca escribí para vender, es una afición a la que he dedicado todas las horas y noches de mi vida”. Es muy duro escribir, solo hay un ejercicio más duro que son las matemáticas, te rompen mentalmente”, decía a RTVE cuando reeditó su libro Juan Griego.
Este 29 de mayo de 2020 anuncia que se retira. Una excusa para repasar sus hitos.
La arruga es bella
Acaba de cumplir 70 años. Una fecha redonda que la prensa aprovechó para recordar su nacimiento en Trives (Ourense) en 1950 y sus estudios en arte y cine en París, la cuna del movimiento que generó el mayo del 68. Pero su sitio no estaba en Francia y regresó a su tierra. Llegó a la moda, cuenta, influenciado por los diseñadores japoneses del momento y enarboló la bandera de la sobriedad y la libertad, tendencia que marcó toda una época vistiendo, decía, "a la inmensa minoría”.
Abrió su primera tienda en su ciudad en 1976 y presentó la primera colección de hombre. En 1984 se metió de lleno en la moda femenina y ese mismo año lanzó el eslogan “La arruga es bella”, una metáfora para remarcar que la ropa es nuestra segunda piel. Es quizá el eslogan más famoso e importante de la moda española, una frase que siempre le ha acompañado y que hoy se considera el símbolo de toda una generación, tanto de profesionales como de clientes.
Siempre recuerda que en esos años los detectives televisivos iban disfrazados de detectives de novela, con amplias gabardinas y sombreros. Y cuando le propusieron vestir a los protagonistas de la serie americana Miami Vice pegó un giro estético y llenó sus armarios de trajes de lino y las camisetas. Arrasó.
Expansión sin límites
En 1985 su trabajo comienza a interesar en las revistas más relevantes del extranjero. A finales de los 80, L’Uomo Vogue le dedica un reportaje monográfico y lo sitúa como uno de los diseñadores europeos del momento. En septiembre de ese año se estrena en la joven Pasarela Cibeles. Tan solo está una edición aunque vuelve dos años más tarde y permanece hasta febrero de 1991. En 1986 es reconocido en toda Europa y presenta sus propuestas en la Sala Wagram de París y se comercializan en templos de la moda como Harrods.
Fue el primero en ver el potencial de Penélope Cruz, como icono de moda y como modelo de mujer. La actriz se estrenó en la moda prestando su imagen a la firma en 1989 y con ella terminó una década gloriosa para el gallego. En los 90 lanza el primero de sus exitosos perfumes, y lo hizo de la mano de la empresa Puig. Es cuando inicia su expansión, de la que obtiene un enorme crecimiento: en apenas diez años conquista tres continentes, instalando tiendas en Bélgica, México, Gran Bretaña, Japón, Argentina… Hoy la firma tiene 391 puntos de venta en 22 países y facturó 112 millones de euros en último ejercicio.
Crecimiento: creatividad y empresa
El 18 de marzo de 1997 las acciones de Adolfo Dominguez cotizan en el mercado continuo español y es la primera marca de moda del país en entrar en bolsa. Recibe La Aguja de Oro del Ministerio de Cultura de España, premio al que se unirá el Nacional de Diseño de Moda en 2019.
Crea su línea U y la línea infantil. A mediados de los 2000 realiza los uniformes de Iberia, se aventura en la joyería y lanza una línea para mascotas. Pero es en 2007 cuando se produce un cambio relevante. Toma conciencia del impacto negativo del sector de la moda en el planeta y se inicia en el camino de las sostenibilidad, un nuevo rumbo del que hoy se siente orgulloso.
En 2009 hace un corto regreso a la pasarela madrileña y cuenta con el apoyo de Gwyneth Paltrow. Un año después inaugura el que será su buque insignia: el edificio de la calle Serrano de Madrid que define como "el espacio el que lo natural se funde con lo contemporáneo" y en el que conviven todos sus universos creativos y empresariales.
Quizá ahora se centre en los libros y reparta su tiempo entre la escritura y la lectura. El resto hará eso que tanto le gusta. "Yo vivo con la información precisa, mirar las estrellas, ver salir la luna, oler los magnolios, escuchar a los grillos y las ranas, que son muy escandalosas… ¡El tiempo es el placer absoluto!”.