Ricky Martin: Así era su vida, familiar y sentimental, antes del divorcio
- Sobre Lucía, la pequeña de la familia: "Una niña con dos papás y tres hermanos"
- Todo sobre Jwan Yosef, el marido de Ricky Martin
"Hemos decidido poner fin a nuestro matrimonio con amor, respeto y dignidad", dice Ricky Martin para anunciar su divorcio de su esposo. Siempre han mantenido a salvo su vida privada y son pocas las veces que han abierto su casa y sus corazones. Una de ellas fue en un reportaje para la revista ELLE, en el que habló de su familia, de su sexualidad, de su mundo interior, de su trabajo, de la depresión que ha pasado, del futuro... El reportaje está ilustrado con fotografías que ha hizo su entonces marido, el artista sirio Jwan Yosef. Son imágenes intimistas, cargadas de simbolismo, y corresponden a un hombre maduro que afronta una nueva etapa en su vida por varios motivos. Entre ellos, la llegada de Lucía, la benjamina de la familia.
“¿Cómo es la llegada de mi hija Lucía? Imagina, una niña con dos papás y tres hermanos: ¡será la dueña del mundo! De hecho, Lucía ya se queda con todos y no tiene ni un año. ¿Estamos listos? No lo sé. Pero estamos muy felices”, dice. “Me levanto a las seis de la mañana para estar a solas en el silencio de mi casa y practico ‘kriya yoga’. Después, a las ocho, llegan mis cuatro hijos y su sonrisa termina de resolverlo todo”.
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El cantante es un apasionado del yoga y la meditación, armas para combatir el estrés y la tristeza del alma. Ricky Martin entierra una fuerte depresión y regresa al trabajo con un disco en el que canta a las cosas sencillas de la vida. “Para mí hacer música es psicoanálisis. Y en la cuarentena me ayudó a aliviar la ansiedad y los momentos de depresión”.
En la entrevista también habló de activismo y política. Es un hombre comprometido que hoy a sus 51 años, no se esconde. "Yo, un hispano, gay, casado con un hombre árabe, viviendo en Estados Unidos en la era de Trump. No es fácil. No lo es. Pero yo no soy una víctima. Al contrario. Vamos a utilizar nuestra voz para todos aquellos que no son escuchados. No podemos seguir diciendo en broma ¡ay, jodido negro! o ¡jodido maricón! sólo porque es así, porque es mi amigo y a él no le molesta. Así que basta. Yo no puedo cambiar el mundo, aunque sí puedo cambiarme a mí y a mi familia. Aceptar que con mi palabra he hecho daño sin saberlo. Ahora quiero ayudar”.
En una de las fotografías se le ve de espaldas, mirando a la pared. Una imagen que, como decían en la revista, tiene mucho valor y va cargada de significado: quiere dejar atrás una forma de ver la vida, un pasado que le pesaba, está practicamente meditando, está frente a un muro, que tiene significado para él. "Toca derrumbar viejos muros y crear nuevas leyes de vida. No podemos seguir siendo tan arrogantes".
El hecho de ser padre hace que pelee para que sus hijos vivan en un mundo mejor. "La vida nos está diciendo a todos: ¡Vete a tu casa, la forma en la que estabas haciendo las cosas ya no funciona. Y, si regresas ahí fuera con la misma actitud con la que entraste, os vamos a meter de nuevo una largadita de tiempo!. La construcción de la nueva vida sólo puede hacerse a base de cariño, de honestidad, de transparencia y de un espíritu de comunidad sólido para ayudar a los demás. Eso es lo que nos queda. Solos no podemos salir de esta. La vida nos lo está diciendo a gritos. El mundo cambiará cuando nosotros cambiemos. Y yo estoy en ello".
El confinamiento en su mansión de Beverly Hills, Los Ángeles (EEUU), y la pandemia le hicieron cambiar sus planes y además tuvo tiempo para reflexionar y poner en la balanza las cosas que hay en su vida, apostando por la familia y la vida personal. "Yo pienso estar en esto hasta la ridiculez. Sencillamente, no me quiero imaginar sin pisar los escenarios. No me interesa esa opción... ¿Sabes? Creo que ahí fue donde se activó de manera intensa mi ansiedad. Imagínate, actuar es lo que he hecho toda mi vida, y de repente eso ya no existe”.