Dior, el sueño de una noche de verano
- Maria Grazia Chiuri lleva su desfile a Lecce, Italia, para apoyar a los artesanos y artistas de la tierra de su padre
- La casa francesa hace una firme defensa de las tradiciones con un colección que valora lo hecho a mano
Es el primer desfile de Dior en la era pos-Covid. El de Alta Costura se redujo a un vídeo y una serie de miniaturas con los vestidos de la colección pero ahora se vuelve a la pasarela aunque de una forma muy diferente. Maria Grazia Chiuri italianiza la casa francesa llevándose la colección crucero 2021 y el desfile a su terreno, concretamente en la Piazza del Duomo de Lecce, en el sur de Italia, lugar en el que nació su padre y en el que ella veraneaba de niña. Allí ha trasladado la magia y el poderío de Dior, porque en este trabajo ha bordado sus sentimientos y sus recuerdos con un noble objetivo, ayudar a los artesanos y los artistas locales.
El decorado, hecho con una instalación de 30 000 bombillas de colores que recuerda a las fiestas populares del Mediterráneo, es obra de la artista Marinella Senatore y, como ya es habitual, muestra frases y mensajes como "I will make everething beautiful around me" ("Haré que todo sea hermoso a mi alrededor") o "We rise be lifting others" ("Nos levantamos levantando a los demás"). Desde la llegada de Chiuri, Dior ha mantenido un importante papel con la sociedad, haciendo activismo en favor del feminismo, la inclusión, la sostenibilidad, el trabajo artesano y las tradiciones, la cultura de diferentes países que tanto ha dado y enriquece a la moda...
La música ha corrido a cargo del compositor y director de orquesta Paolo Buonvino, la Orquesta Roma y un grupo de folclore local. Y la danza es una coreografía de la israelí Sharon Eyalm, inspirada en el ritmo hipnótico y frenético de la pizzica, un baile ancestral nativo de Puglia. Una pieza que han interpretado los bailarines de la Fundación Notte della Taranta. "Todos han participado con un gran entusiasmo en este proyecto", dice la diseñadora. "Nos dijimos: probemos, trabajemos a distancia y... ¡adelante! Y cuando vimos la colección nos dijimos: ¡Es un milagro! No creíamos que llegaríamos a lograrlo".
La colección es sencilla. No hay artificio ni fantasía. La bandera de tejidos lleva linos puros, algodón, seda, satén, jacquard, encaje rústico, flecos hechos a mano... Chiuri apuesta por la costura tradicional y la artesanía con vestidos fáciles de llevar que se combinan con corsés, abrigos de cachemira y joyas inspiradas en el arte helénico del Museo Arqueológico de Taranto, en Apulia, donde la influencia griega es muy fuerte. Además propone trajes de rayas, vestidos en blanco roto, vestidos hechos con un patchwork de pañuelos bordados a mano por artesanos locales, vestidos con estampados y aplicaciones de amapolas, arándano o, espigas de rafia, vestidos con volantes y vestidos que centellean en la noche con sus bordados de perlas y lentejuelas.
Los motivos florales son obra del artista Pietro Ruffo que, cumpliendo los deseos de Maria Grazia, logró que "Miss Dior estuviera conectada con Puglia". Y algunos de los tejidos, los más especiales, los han hecho en la Fundación Le Costantine, que da trabajo a mujeres con problemas para ayudarlas a que sean independientes económicamente. "Estamos muy contentos de dar a los artesanos locales esperanza para el futuro. Todos estaban felices de participar en este rito de renacimiento colectivo. Estar en casa sin trabajar era deprimente", dice Chiuri. "Pero crear con las manos te ayudaba a superar ese momento difícil".
Las modelos llevaban un pañuelo en la cabeza, como suele hacer ella, otro guiño a sus abuelas y a las campesinas del sur de Italia. "Es maravilloso volver a casa", dice la directora creativa de Dior, una de las mujeres con más peso y poder en el sector. El desfile, previsto en principio para el mes de mayo, no ha podido hacerse con público y se ha podido ver en streaming por todo el mundo. Pero no es lo mismo. Y más para alguien con ella que tiene pasión por su trabajo. "Los desfiles son una expresión fundamental de la moda y yo no creo que las retransmisiones online vayan a sustituirlos", concluye la italiana.
Por eso ha peleado contra viento y marea para hacer el desfile de forma presencial, aunque no pudiera tener invitados. Es consciente de la repercusión que va a tener y quiere aprovecharla para poner en valor el trabajo de todos los que han colaborado en transformar la plaza en una pasarela y en convertir rollos de tejido en maravillosos vestidos. La italiana tira del carro para ayudar a que todos salgan adelante. Es su sueño, el sueño de una noche de este verano,