Rania de Jordania, la reina de la elegancia cumple 50 años
- La soberana hachemita entra en los 50 con un perfil más reservado, alejado de la imagen frívola que se daba de ella
- Es una reina moderna y sobre todo comprometida con la defensa de los derechos de las mujeres y los niños
- Su llegada a la boda de los Príncipes de Asturias en la Catedral de la Almudena de Madrid fue un momento glorioso
Es la reina de los jordanos y durante años su poder traspasó fronteras para conquistar todas las revistas de moda. Rania de Jordania tiene ese algo especial que pocas personas tienen, ese allure, ese charme, ese aura que hace que la gente quiera ser como ella, vestirse como ella y parecerse a ella. Es una de las mujeres más elegantes, un referente de moda. Cumple 50 años, como Naomi Campbell y Claudia Schiffer, y hay más de 50 razones para repasar el álbum fotográfico y repasar sus mejores momentos ‘fashion’.
Rania Al Yassin es refugiada, un rasgo de su biografía que ha marcado su vida y su obra humanitaria. Nació el 31 de agosto de 1970 en Kuwait, en el seno de una familia palestina que huyó de Cisjordania para instalarse allí. Se formó hasta que se trasladó para estudiar Administración de Empresas en la Universidad Americana de El Cairo, trabajando después en el sector bancario, en Citygroup, y después en el sector de la tecnología de la información, en Apple.
Preparada y atractiva, Rania conquistó el corazón del príncipe Abdullah bin Al Hussein –Abdalá- con el que se casó el 10 de junio de 1993. El vestido de novia se lo hizo Bruce Oldfield, el mismo que creó el de la reina Noor de Jordania: un 'dos piezas' compuesto de abrigo y vestido con un enorme velo de seda que caía desde un moño alto, al gusto de la moda noventera
Él no era heredero al trono, lo era su tío Haassan, pero el rey Huseín lo nombró heredero antes de morir. El 7 de febrero de 1999 se convirtió en Abdalá II, rey de los jordanos y meses más tarde, en junio concedió a su esposa el título de reina. Para su coronación llevó un vestido del diseñador libanés Elie Saab y, curiosamente, volvió a ponérselo diez años más tarde. Aviso a navegantes: "¡Diez años después tengo la misma talla!".
Desde el primer momento Rania rompió moldes, y no solo estéticos. Vive entregada a la educación y formación de sus cuatro hijos, el príncipe heredero Al Hussein, las princesas Iman y Salma y el príncipe Hachem, pero tiene una apretada e interesante agenda propia. Es un símbolo de poder para las mujeres árabes, a las que representa fuera del país. Y un ejemplo de que modernidad. Rania es Coronel de las Fuerzas Armadas de Jordania, rango honorario que le otorgó su esposo en 2004.
En su biografía se destaca que “se esfuerza por mejorar la vida de los jordanos apoyando los esfuerzos por crear oportunidades para su adelanto. A nivel local, se compromete a dar nueva vida al sistema de educación pública, a empoderar a las mujeres y a sus comunidades, a mejorar los servicios de protección infantil y familiar, y a impulsar la innovación, la tecnología y el espíritu empresarial en la sociedad, especialmente entre los jóvenes.
En el plano internacional, la reina Rania es una defensora de la tolerancia, la compasión y la promoción de la empatía entre personas de todas las culturas y orígenes. Sus esfuerzos por desafiar los estereotipos de los árabes y los musulmanes y promover una mayor comprensión y aceptación entre las personas de todos los credos y culturas le han valido el reconocimiento mundial”.
Su empeño en mejorar el mundo es su mejor carta de presentación. Rania es una reina moderna que se desprende de algunas tradiciones que no le gustan. No usa velo, salvo si entra en una mezquita, y fue la primera reina en tener cuenta propia de Twitter, además de otras redes sociales y un canal de Youtube.
Enamoró a los españoles en 2004, y a medio planeta, cuando camino sola hacía la Catedral de la Almudena con una sencilla camisa blanca y una falda con bajo ondulado en tono lila de Givenchy. Un diseño de alta costura, la misma firma que la vistió en la cena previa al enlace. Era la imagen de la nueva elegancia. ¡Rania estaba sencillamente espectacular!
Rania no llevó sombrero ni tocado, tampoco mantilla. Su estilo natural y relajado fue un soplo de aire fresco entre tanto perifollo y barroquismo de alcurnia. Dio una lección de estilo que todavía hoy se recuerda. ¿Fue la más elegante de la boda? ¿Eclipsó a las demás invitadas? ¿Se habló más de su conjunto que del vestido de Letizia? Las comparaciones entre ellas siempre han estado ahí, verlas juntas fue todo un acontecimiento para la prensa, y no solo la de moda.
Otro de sus ‘exitazos’ fue el vestido de Armani Privé, la línea de alta costeua de Giorgio Armani, que se puso para el enlace de Victoria de Suecia y Daniel Westling. Un modelo con drapeados en el cuerpo tintado en seda azul y con un seductor escote asimétrico, un diseño que la prensa destacó especialmente el día posterior a la boda. Una vez más Rania fue la protagonista del día. Desde entonces la prensa de moda ha seguido, analizado y ‘fusilado’ sus apariciones. En 2005 la prestigiosa revista Harper´s Bazaar la elevó al tercer puesto de la lista de las mujeres más bellas del mundo. Una de las muchas listas en las que arrasa, ya sea por su estilo o elegancia.
Rania es el ejemplo de que menos es más. Está radiante con prendas minimalistas de corte perfecto, prendas lisas sin estampados, colores clásicos y elegantes. Huye de las estridencias y, por buscarle un 'pero', a veces parece que lleva un look demasiado perfecto, casi frío, como si hubiese cogido el conjunto directamente del escaparate de Prada, Gucci o Dior, algunas de sus firmas favoritas. A la reina de Jordania le chiflan las firmas europeas y sobre todo los bolsos de rabiosa actualidad.
Ha pasado de ser un figurín de moda a encontrar su propio estilo, envolviendo su figura con prendas de calidad, buen diseño y favorecedoras. Es decir, ha pasado de vestirse con las tendencias de moda del momento a crear su propia tendencia. Es una madurez estética. Rania es ya un estilo en sí misma.
Es la perla del trono hachemita, pero no por su belleza y elegancia, propias de una estrella de Hollywood o una supermodelo, sino por su labor humanitaria y espíritu solidario. Rania cree que todo niño jordano debería tener acceso no sólo a entornos de aprendizaje estimulantes, sino también a maestros inspiradores y a la tecnología que los conecta con el mundo. La Fundación ‘Reina Rania para la Educación y el Desarrollo’ contribuye a los esfuerzos nacionales para desarrollar el sector de la educación a través de iniciativas como la Academia de Maestros Reina Rania, Madrasati, Edraak, el Fondo Al-Aman para el Futuro de los Huérfanos y otras. Para alcanzar estos objetivos y muchos más, la Reina Rania alienta a los asociados del sector privado a que fortalezcan los cimientos del sistema educativo de Jordania. Todas son Iniciativas de la reina.
La Reina Rania es también una voz global para el acceso a una educación de calidad para los niños de todo el mundo y aboga por los derechos, necesidades y aspiraciones de los refugiados y las poblaciones más vulnerables del mundo. La lista de eventos, inquietudes y acciones en las que se vuelca para ayudar es larguísima: refugiados, migrantes, desarrollo económico, desarrollo sostenible, ecología, osos polares…, y su labor, alabada dentro y fuera de país jordano, se ha reconocido con muchos premios y distinciones, como el Premio Humanitario de la Asociación de la Prensa Extranjera, el Premio Humanitario de la Fundación Andrea Bocelli o el Premio Mundial de la Infancia, concedido por Su Majestad la Reina Silvia de Suecia.
En su 40 cumpleaños, hace justo una década, tuvo una fiesta con más de 500 invitados, en el desierto de Wadi Rum, famoso porque en él se rodaron escenas de la película Lawrence de Arabia. Ahora, con las medidas de seguridad impuestas por la pandemia de COVID-19, tendrá una celebración mucho más modesta.
Desde palacio se han enviado fotografías oficiales de la reina. En esta última, con vestido blanco bordado de Ashi Studio se la ve espléndida. “Me siento muy honrado porque Su Majestad la Reina Rania eligió usar este vestido real, que fue diseñado para irradiar poder", ha dicho Mohammed Ashi, director creativo de la firma. "Todos necesitamos una musa que actúe como catalizador de la fuerza para avanzar en la vida". Y esa musa es Rania, reina de Jordania.