¿Por qué no sonríen las modelos en la pasarela? ¿Se pueda hablar de dictadura emocional?
- El debate vuelve a abrirse. Hablamos con los expertos: modelos, fotógrafos, directores de casting, estilistas...
- Laura Sánchez, modelo: "Es una dictadura emocional". Ángel Víida, diseñador: "Brain&Beast no es Alcampo"
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Una vez terminada la MBFW Madrid toca repasar lo que hemos visto y nos asaltan varias dudas ¿Por qué no sonríen las modelos en la pasarela? ¿A qué se debe el que hayan desaparecido las sonrisas? ¿Es una moda pasajera o es algo más? Hablamos con los expertos. Ellos tienen las respuestas. Empezamos con Neus Bermejo, ganadora del premio a la mejor modelo en esta edición. "Es cierto que a la gente le extraña vernos tan serias, e incluso se comenta en redes", dice. "Algunas modelos tenemos cara de enfadada y otras tienen una cara más neutra. Cada una tiene su expresión".
Natalia Bengoechea, directora de moda de la revista S Moda, dice que este ha sido siempre un gran debate. "Es una cuestión de actitud. La modelo suele ser altiva y cool, y la sonrisa no es cool porque siempre se la ha tenido como algo más publicitario, más cercano y real. Y de ellas se pretende que sean irreales, que esa sensación de altivez y de marcar distancias genera deseo, es más aspiracional".
Bengoechea se acuerda de la gran diseñadora Sonia Rykiel, que sacaba a todas sus modelos sonriendo. "La sonrisa era obligatoria", dice. "Como en Desigual, donde es seña una seña de identidad". ¿Pero por qué la sonrisa no está permitida en muchos desfiles? “Porque va asociada a otras cosas, no a la moda. Las modelos sonríen en campañas de marcas más comerciales, que venden un estilo de vida familiar. Y en firmas como Desigual o Victoria ´s Secret que venden otras cosas”. Habla David Cabaleiro, experto en moda y director de casting. “Yo por ejemplo veo bien que las modelos de Dolores Cortés sonrían y las de Andrés Sardá no lo hagas. Cortés es más comercial y vende alegría, verano, disfrute. Las modelos de Sardá hablan del empoderamiento de la mujer, son como guerreras”.
Es el mismo planteamiento de Ángel Vilda, director creativo de Brain&Beast. Su desfile fue especialmente llamativo por muchos motivos. Pero llamó la atención la actitud de los modelos. Ellas y ellos iban especialmente serios, casi parecían enfadados. “Pero porque Brain&Beast no es Alcampo”, dice. “No es lo mismo moda y ropa. Al desfile vienes a ver una película y no a ver qué me voy a poner. Mi desfile fue un videoclip y los modelos estaban interpretando", cuenta el diseñador.
"Yo me tomo mi trabajo como que soy una pieza más para expresar el mensaje del diseñador y la colección", añade la modelo Neus Bermejo. "Si Ágatha Ruiz de la Prada quiere un mensaje de alegría y hay que reír pues es lo que toca. Y si otro diseñador quiere un estilo más serio o más rockero pues ese es el mood que doy. Yo no soy la protagonista de la colección, yo estoy ahí para que el diseñador pueda mandar el mensaje que quiere" .
En los ensayos de su desfie, Vilda les dijo a los modelos que quería una actitud -un mood- especial. Su película estaba ambientada en los años 80 y en su pasarela quería malvadas de televisión como Alexis Carrington Colby, la protagonista de la serie Dinastía que interpretaba Joan Collins, “y ya sabes, las mujeres fatales no sonríen”.
Pero no todos están de acuerdo y hay modelos que se saltan el guion. Es el caso de Laura Sánchez, que ahora concursa en MasterChef Celebrity. "La modelo se caracteriza por su personalidad y que te impongan no sonreír me parece fatal. ¡Es una dictadura emocional! ¡Es como si te cortaran las alas”, dice. Pero, es una profesional y suele acatar las órdenes del diseñador o estilista. “Otra cosa es que la colección tenga una temática específica. Ahí tienes que hacerlo, porque en el fondo somos unas mandadas”.
Laura reconoce que le cuesta contener su sonrisa, que es enorme y generosa sonrisa y que hace las delicias de los fotógrafos. Pero ante todo es una gran profesional y obedece. Aunque alguna vez… “Alguna no, muchas. He terminado sonriendo muchas veces. ¡Soy muy rebelde!”. El fotógrafo Pablo Paniagua ha estado en todos los desfiles y ve el rostro de las modelos a través de su objetivo. "En la pasarela me gusta que estén serias, dan una imagen de mujeres seguras de sí mismas. Aunque depende del contexto, en un desfile de Ágatha Ruiz de la Prada sí encaja más, ten en cuenta que la modelo va dentro de uno de esos divertidos trajes y no queda ridículo", asegura. "En el caso de Laura Sánchez es distinto. En ella la sonrisa es algo natural, pero no todas pueden hacerlo. En otros casos puede quedar impostado".
Como dice Natalia Bengoechea, este es un eterno debate y no es de ahora. La ausencia de risas y sonrisas lleva años llamando la atención, de la gente que ve los desfiles y de los propios diseñadores. El gran maestro Hubert de Givenchy, que lo dijo en una entrevista con RTVE.es "Yo ahora veo la prensa de moda y advierto un aire triste. Y es porque la mujer lleva prendas tristes". Una interesante reflexión del modista, símbolo de la elegancia, a la que hay que añadir el cambio que se produjo cuando terminó el fenómeno de las supermodelos.
Cuando Cindy, Naomi y Claudia bajaron de la pasarela todo cambió. Las modelos ya no eran las protagonistas. Ahora los diseñadores querían que el foco de atención estuviera en su trabajo, en las colecciones, y que no se viera eclipsado por la arrolladora personalidad de las modelos. Hoy no hay sonrisas para que solo brille la ropa. Aunque hay otras formas de sonreír. "Cuando me cruzo en la pasarela con una modelo que es amiga me contengo y me digo: ¡No te rías¡¡No te rías!". Es entonces cuando el brillo de los ojos lo dice todo. Y ese brillo, por desgracia, es lo que nos perdemos. Es un momento para ellas.