Marco&María tienen los vestidos de novia para princesas que no viven del cuento
- Marcos Marrero y María Díaz hacen una oda a la mujer con una propuesta femenina y poderosa
- "Ahora las novias lo que quieren es ir cómodas", dicen los diseñadores canarios
- La VBBFW, el evento internacional más importante en moda nupcial, se ha celebrado de forma digital
"¡Me niego a hacer un vestido sirena. No me gusta, y por eso no lo hago!". Así de rotunda se muestra María Díaz que junto a Marcos Marrero forman el tándem Marco&María. Y no nos extraña. Es un tipo de vestido pasado de moda, por varias razones. Ha habido una saturación y es incómodo. Dos razones de peso. Ellos llevan muchos años vistiendo a novias, son toda una institución en el sector, tanto en España como fuera.
Su moda es un 'Made in Spain' de los de verdad, y con un plus que les hace imbatibles: la artesanía. En su taller todo se hace a mano, y por eso sus vestidos son especiales, únicos. "La novia ahora pide comodidad, y también que luego pueda volver a utilizar el vestido", dicen. Y esa es su premisa. Sus vestidos son barrocos, llamativos, poderosos pero... no pesan. Y eso solo se logra con experiencia y talento, como el que tienen ellos para crear vestidos ligeros como la espuma.
Y espuma parecen las aplicaciones de tul que se enmarañan con elegancia sobre un hombro en vestidos asimétricos. Igual que las capas, cortas o largas, que son vaporosas y sofisticadas. Pero sin excesos. Todo va muy contenido: el barroquismo de las texturas, el volumen de las faldas, la sensualidad de los escotes, el color. Su paleta lleva tonos amables y románticos. Lilas, rosas y azules tranquilos que se miden con los platas de aire vintage. Y un nuevo blanco. "No nos gusta nada el blanco nuclear, que parece que ha vuelto a ponerse de moda. Yo prefiero color", dicen, y por eso reinventan el blanco jugando con las tonalidades y las texturas.
El patrón tiende a ser vertical, rebajando el tamaño de las faldas, lo que hace que la silueta sea más estilizada. Hay en eso ciertos guiños a los años 20, como en las geometrías de algunos cuerpos que parecen estar hechos con nido de abeja gigante. Y algunas mangas recuerdan a las de los años 30, una de las décadas más glamurosas como nos ha mostrado Hollywood tantas veces.
Hay dos líneas marcadas. Una lleva vestidos más ensoñadores y románticos, piezas sentimentales que hablan de esas mujeres frágiles y elegantes. La otra lleva vestidos más rompedores, "hablan de mujeres poderosas, triunfantes, porque ponemos de relieve que siempre hay una forma de salir a la luz a pesar de la oscuridad".
En muchos de ellos vemos corpiños, pero completamente integrados en el vestido. Esta pieza lencera es una de las más utilizadas en la moda nupcial pero no siempre con el mismo resultado. A veces el corpiño se come a la novia, la aprieta y la deforma. Los suyos parecen estar esculpidos sobre el cuerpo, no acaparan toda la atención. "Hicimos mucho en nuestros comienzos, a finales de los años 80, y fueron casi una seña de identidad", recuerdan. Marta Sánchez, una de sus fieles clientas, les pide que hagan más corpiños porque los adora. Y en esta colección los va a encontrar. "Los hacemos como los clásicos, en tono piel, como si fueran un fondo, pero completamente actualizados, y siempre están adaptados al cuerpo de la novia", dicen.
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Hay muchas superposiciones, tanto de tejidos como de prendas, provocando un atractivo diálogo entre la forma y la luz. El tul es el gran protagonista, tanto para las faldas como para el cuerpo, en el que vemos tiras de tul que se cruzan con descaro abrazando el cuerpo. Igual que las flores que se aplican sutilmente sobre el pecho o la cadera, a veces en el mismo tono que el vestido para que el conjunto sea mucho más elegante.
Su propuesta Otra de las características de esta colección es su versatilidad. "Hay faldas de tul que se asoman bajo otras de tafeta que luego puedes llevar con una blusa ligera y tienes un look completamente distinto", dice. "¡Esta colección tiene truco!". Y para terminar una fantasía: un vestido princesa, pero completamente nuevo. Un diseño que conjuga tradición y modernidad, clasicismo y tendencia, magia y realidad. Porque hoy las princesas no viven en un cuento, ni viven del cuento.
El punto de partida de la colección está en la poesía de Elvira Sastre. Sus versos y la voz de Mayte Martín les han acompañado para hacer esta colección, una oda a las mujeres, a todas. "Después de todo lo que ha pasado necesitábamos exteriorizar nuestro agradecimiento a todas las mujeres, porque ellas nos lo han dado todo", dicen los diseñadores canarios. Y lo hacen bordando emociones.
Hay mujeres que son estaciones de (d)año, tormentas torrenciales en agosto y estufas de un diciembre llenas de abandonos. Hay mujeres que son un pájaro sin alas en un cielo lleno de recuerdos fieras carnívoras al acecho de las ganas y de esas faltas de poder ante la tentación que solo es deseo confundido. Hay mujeres que son mariposas ensoñadas esperando que cierres todas las puertas para acariciarte las mañanas a través de la ventana para sacudirte la mirada en cualquier direccion ajena a tu espejo. Hay mujeres que son animales en celo galopando sobre tu pecho abatido Hay mujeres de ojos castaños con alma de gata. Hay mujeres de ojos verdes con alma de zorra. Hay mujeres que son aeropuertos alejados de los que solo salen aviones imaginados, puertos marítimos en los que vuelves a ser tu mismo, estaciones de tren donde se cruzan tantas contradicciones que encuentras paz.
Y estoy yo , que soy una de esas mujeres Y estas tu, que eres todas esas mujeres en una...