Mujeres en el sector primario: cómo trabajar en un mundo de hombres

• De la mano de Aquí la Tierra, conoce la historia de Ana Belmonte, Mari Carmen Ballat o Francisca García
• Desde trabajadoras del sector pesquero, hasta aquellas que guían a los ganados en el campo
• Un conjunto de mujeres que han podido hacerse un hueco tras constante lucha y reconocimiento

Rederas trabajando en el puerto

Determinados ámbitos del sector primario de nuestro país, suele ser trabajado mayormente por hombres. Esto se debe a las duras condiciones a las que se enfrentan a la hora de llevar a cabo su oficio, ya que anteriormente se prefería que la mujer se quedara en casa y fuera el marido quien, más rudo, podía enfrentar mejor esas condiciones.

Hoy en día, las mujeres quieren darle la vuelta a la tortilla, quieren que la moneda salga a su favor y, sobre todo,  romper las cadenas ante el tópico de que no pueden trabajar en las mismas condiciones y dureza que los hombres.

Aquí la Tierra se ha hecho eco de estas figuras ejemplares, dispuestas a cambiar la historia, y hoy os hacemos una recopilación de ellas: las mujeres que decidieron que había llegado la hora de triunfar en lo que querían.

Mujeres en la mar

El mar siempre ha sido muy temido por aquellos que lo han trabajado: cuando hace bueno puede ser el mayor placer bañarse en sus aguas, pero cuando hace malo… mejor que te coja en tierra, bien lejos.

En Andalucía podemos conocer a las primeras mujeres que comentábamos antes. En Almería, además, encontramos a un buen número de ellas: la Asociación de Mujeres de la Pesca Galatea.

Como bien indican en la bienvenida de su web, en la Comunidad Europea, más de 100.000 mujeres trabajan en el sector de la pesca y en nuestro país llegan a ser 9.426 de ellas, datos de 2016.

Los tiempos cambian y hoy cada vez es mayor la presencia de la mujer en trabajos del mar que antes le estaban vetados.

Entre ellas se encuentran Ana Belmonte, trabajadora de la lonja; Mari Carmen Ballat, marinera; y Maruja Segura, cuya madre fue la primera mujer en trabajar en el puerto de Almería.

Mientras Ana trabaja en la lonja esperando por el producto de los pescadores, su hermano, su padre y su marido trabajan en el mismo barco, en ‘’la mar’’ como le llama la gente de tradición marinera. Afirma que, cuando las aguas están revueltas, a ella ‘’le da yuyu de la mar’’, porque sabe que parte de su familia puede correr peligro.

Mari Carmen Ballat, por otro lado, es marinera: ‘’Te tiene que gustar mucho’’ – afirma. Lleva 10 años embarcándose y es la única de Almería.

Maruja Segura, también se ocupa de la lonja y, como ya comentábamos antes, su madre fue la primera mujer en trabajar en el puerto de Almería y, con ello, marcar un hito de la historiamarcar un hito de la historia pesquera andaluza.

Continuando en el sector de la pesca encontramos a las rederas, las artesanas del remiendo. Este sector es, normalmente, trabajado por manos de mujeres que sin importar el tiempo que haga, cosen y remiendan para que los pescadores puedan tener las redes en punto y que su salida mar adentro sea fructífera.

En Peñíscola, Castelló, conocemos a dos de ellas: Rafaela y Mari Carmen. Tal y como se afirma, pueden ser llamadas artistas perfectamente.

Lucía aprende el oficio de las rederas, mujeres que arreglan las redes de los pescadores en tierra.

Por último, hace poco conocíamos a la primera mujer subastadora de toda España. Gaditana, de Chipiona, Ana María Gallego marcó, con su carácter, un antes y un después en su puerto: el trabajo no depende del género, sino de cómo aprovechas las oportunidades. Aunque en el caso de muchas mujeres, esto les cueste más que a sus homónimos masculinos.

En la lonja de Chipiona conocemos a toda una figura de la historia de la pesca en España: Ana María Gallego, la primera mujer subastadora de lonja en nuestro país. Lleva ejerciendo desde hace 34 años y fue, durante mucho tiempo, la única que ejerció este puesto. Te contamos su historia.

De la mar al campo: mujeres ganaderas ejemplares

Y es que cuando decimos ejemplares, lo decimos con motivo: en el campo de Grazalema, en Cádiz, Francisca García, ‘’Paqui’’ como la llaman, es medalla de la Junta de Andalucía por saber gestionar como nadie, sus ganados y sus campos, conocerse cada roca y adaptarse a cada tiempo que venga: ya sea tempestad o bonanza.

Paqui es una ganadera muy currante. Ella pertenece a la quinta generación de su familia que se dedica a ésto ¡y hasta tiene una medalla!

Finalmente, encontramos a Mari de Segurilla. Esta ganadera toledana nos dice que tiene a sus vacas ‘’mimadas’’ porque les da la mejor hierba y las lleva a los mejores pastos. Una vez allí nos enseña cómo lidiar con la dureza de este trabajo y lo gratificante que puede llegar a ser.

Te presentamos a todas y cada una de sus historias, grandes mujeres que se han hecho un hueco en un mundo que han podido cambiar con su lucha y perseverancia.