Calabacines: sabor de verano... ¡y de otoño!
##SPECIAL##
- Su nombre en botánica es Curcubita Pepo, pertenece a la famosa familia de las Curcubitáceas, primo hermano de las calabazas
- En cocina es una de esas maravillas que podemos aprovechar para todo y cocinar de infinitas formas
- Estos trucos hortelanos y más, puedes encontrarlos en la web de Aquí la Tierra
¡Hola, amigos hortelanos! Entre los símbolos típicos del verano en la huerta, el calabacín es uno de los de toda la vida. De los primeros que nos alegran la cosecha en la temporada estival. Pero es que también nos siguen dando alegrías durante el otoño y hasta que lleguen los primeros fríos.
Tal y como nos cuenta José Manuel Sánchez, nuestro hortelano, su nombre en botánica es Curcubita Pepo, o sea que pertenece a la famosa familia de las Curcubitáceas, primo hermano de las calabazas. De hecho, se le conoce como “calabaza de verano”.
Y, efectivamente, es una variedad de calabaza, pero a diferencia de éstas, es de piel mucho más fina y blanda y además lo consumimos inmaduro. Los hay de diferentes colores: verde oscuro, verde claro, amarillo y blanquecino, aunque su sabor y forma de cultivar no varía.
Versátil en la cocina
En cocina es una de esas maravillas que podemos aprovechar para todo y cocinar de infinitas formas. Desde luego una de las mejores formas de sacarle todo su sabor natural y propiedades nutritivas es hacerlo en rodajas a la plancha. Pero también podemos freírlo, hacer revueltos y tortillas, cremas y purés, hacerlo al horno o a la parrilla, encurtirlo e incluso comerlo crudo aliñado o en ensaladas.
¡Por aquí te dejamos una receta para que pruebes a usarlo!
¿Cómo es su cultivo?
Y por si fuera poco es uno de los cultivos más fáciles y productivos de la huerta. Se reproduce bien por siembra directa, simplemente enterrando dos o tres semillas entre 5 y 10 cm. y dejando un metro entre plantas porque después extienden bastante. Una vez que crecen las plántulas en dos o tres semanas dejamos solamente una. Aunque en suelo adquieren gran tamaño, también podemos cultivarlas en maceta aplicándoles una buena poda y entutorando para que crezcan sobre todo en vertical.
Requiere un sustrato muy suelto, con mucha materia orgánica y muy bien abonado. Una buena mezcla para maceta es 2/3 de fibra de coco (o en su defecto sustrato universal) y 1/3 de humus de lombriz. En maceta hace falta un tamaño grande, mejor tipo jardinera, en torno a 40 litros.
Es muy importante mantener una humedad relativa pero constante porque requiere mucha agua. También es propenso a los hongos así que es recomendable aplicar tratamientos preventivos fungicidas naturales, sobre todo si lo cultiváis en suelo.
La planta del calabacín se puede entutorar, aconsejable sobre todo si lo cultiváis en maceta. Para ello, clavar firmemente un palo o barra de entorno a 1 metro junto al tallo del calabacín. A medida que el calabacín crezca, cortar las hojas inferiores e ir atando el tallo al tutor. De esta forma el tallo crecerá erguido en vertical y la planta ocupará mucho menos espacio. Esta técnica en suelo también ayuda a evitar enfermedades de hongos.
Entutorado o no, es conveniente ir retirando las hojas inferiores, sobre todo si empiezan a amarillear o presentan manchas o decoloraciones. Esto ayuda a mantener los bajos aireados, evitar enfermedades y mejorar el desarrollo de la planta.
También recomendamos poner dos tandas de plantas, una a finales de primavera o principios de verano cuando no ya no haya riesgo de heladas y otra a mediados de verano, porque esta segunda nos seguirá dando producción durante el otoño hasta que lleguen los primeros fríos.
Los calabacines que encontramos en las tiendas suelen ser pequeños, de 20-25 cm. Sin embargo, al cosecharlos tan pequeños perdemos una parte de la producción que podríamos disfrutar.
Por eso, aconsejo cosecharlos de al menos 30-35 cm, aunque podemos aprovecharlos sin problemas de hasta 40 o 50 cm, ya que hasta ese tamaño aún no han desarrollado pipas duras y su carne es aún tierna y suculenta. Dado que el tallo central y los de las hojas son muy delicados hay que tener cuidado de no dañarlos al cosechar.
Y por último, no olvidéis dejar al menos un calabacín sin cosechar para que adquiera gran tamaño y genere pipas grandes y duras que serán nuestra semilla para la próxima temporada.
Bueno amigos hortelanos, ¿qué tal unas rodajas de calabacín recién cosechado a plancha con una pizca de aceite de oliva virgen y sal? Suena bien, eh…