''Lo que tiene mi madre es miedo'': la historia de las residencias tras la COVID-19
- Las residencias de mayores siguen hoy registrando la mitad de las muertes totales por COVID en nuestro país
- Solo en Madrid capital, cerca de 9.500 mayores perdieron la vida por coronavirus en estos centros y 21.776 en toda España
- ''Esta es una de las secuencias más tristes que jamás he grabado y oscura'' - nos cuenta la reportera Sara Lozano
- Este miércoles, Comando Actualidad en La 1: ''Residencias a examen''
La mirada de Sara Lozano
“Si la dejo dos días más, me la matan”. Así de cruda, Carmen cuenta con atropello las últimas horas que su madre María pasó en la Residencia de Villa Elena en Fuenlabrada, de Madrid. Su discurso avanza a trompicones. Ríe nerviosa ante el objetivo, porque la estamos grabando y al minuto llora, de rabia… Estamos en su casa, de pie, junto al pasillo que abre paso al dormitorio de la abuela, la mamá de Carmen, una anciana de 94 años que ha decidido quedarse entre nosotros contra viento y marea para hacernos llegar uno de los relatos más feos de la COVID-19. Mientras hablo con la hija de lo que ha pasado, su madre grita desde la cama, como empujando la memoria…
En la Comunidad de Madrid, la Fiscalía abrió en julio 147 diligencias penales contra residencias de ancianos. Porque sólo en la capital cerca de 9.500 mayores perdieron la vida por coronavirus en estos centros y 21.776 en toda España. Al dolor de quienes no pudieron despedirse de sus seres queridos, se suma en esta segunda ola de COVID, la incertidumbre de qué hacer ahora con nuestros abuelos. Carmen lo tiene claro, nunca jamás meterá a su madre en una residencia.
La encontramos postrada en la cama junto a sus peluches. Y comienza la rutina de cada día. Yuri, la enfermera que asiste a María en el domicilio, la incorpora a pulso y la sienta. Mientras la “pone guapa” su hija Carmen se afana en la tarea de arrancarle algunas palabras. Después de muchos intentos, apenas brotan dos que escucharemos intermitentemente durante todo el rodaje. Dice “te quiero” y “¡¡te quiero!!” a tan viva voz que reímos. Y a cada rato se enganchan de la mano madre e hija, pegadas. “Si lo que tiene mi madre es miedo, me lo dijo el médico al verla. Esta mujer lo que tiene es mucho miedo”.
Residencias denunciadas
Carmen ha interpuesto una denuncia penal contra la directora y el médico de la residencia de ancianos donde estuvo ingresada su madre. Pocos meses antes de la pandemia de la COVID-19, sus análisis daban muestra del buen estado de salud de la anciana. Pero en marzo dejaron de verse. Al no permitirse las visitas de familiares a estos centros, el único contacto que mantuvieron Carmen y María fue a través del móvil, bueno, de los escasos vídeos que los cuidadores de la abuela enviaban a su hija. Apenas segundos duraban, pero estas imágenes le arrancaron el sueño a Carmen hasta que pudo sacar a su madre de Santa Elena, bajo amenaza de “plantarse allí con la Guardia Civil”.
El 8 de junio de 2020, María llegó al hospital con neumonía, infección de orina, anemia, bronquitis, desnutrición, COVID y varias escaras. Uno de sus pies estaba negro, todo el talón gangrenado, de una herida que avanzó sin atenciones, al igual que la escara del sacro que a día de hoy tiene María abierta. “Te caben dos puños de la mano dentro”; así de grande continúa el “agujero”, seis meses después de haber abandonado la residencia, describe Carmen al tiempo que señala el orificio en la pantalla de su móvil.
Nos asomamos al horror, así visto, en las fotos de las lesiones terribles de una mujer de 94 años. Antes de la pandemia María caminaba, hablaba y cantaba “María de la O”. Ahora está rígida, llora cada noche y apenas articula dos palabras, las que su hija ha conquistado con semanas de besos… Y el silencio de esta mujer mayor nos habla con elocuencia de lo vivido en los meses de abril y mayo.
Esta es una de las secuencias más tristes que jamás he grabado y oscura, casi negra si tenemos en cuenta que 6 meses después nada parece haber cambiado. Las residencias de mayores siguen hoy registrando la mitad de las muertes totales por COVID en nuestro país y en su mayoría no han aumentado las plantillas de trabajadores, ni se han medicalizado.
Pero al ver la foto que Carmen tiene en su perfil de Whatsapp, feliz, agachada junto a su madre, cogiéndola de los hombros, las caras de estas dos mujeres pegadas, como su día a día y hasta el final, para siempre, se me viene una sonrisa a la boca, porque el amor de la hija está salvando a su madre con la eficacia clínica del mejor medicamento y la certeza de que únicamente esto nos librará de la pandemia.
Este miércoles en La 1: ''Residencias a examen''.