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Las fascinantes memorias de Diana Vreeland: "Disculpe que les interrumpa..."

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Diana Vreeland fotografiada por Hary Benson en 1980.
Diana Vreeland fotografiada por Hary Benson en 1980.

“Supongamos que usted fuera un completo extraño y, a la vez, un muy buen amigo. Es una buena combinación. ¿Qué es lo que querría saber de mí? ¿Y cómo iba a averiguarlo?”. Estas palabras de Diana Vreeland sirven como invitación para sumergirse en su universo. Son parte de sus memorias, escritas en 1984 y publicadas ahora por Superflua (editorial especializada en libros de moda). Es un diario de estilo, sí, pero también una crónica social y de moda de varias épocas. Porque el libro permite al lector formar parte de su fascinante vida, revivir sus recuerdos y reír con sus anécdotas. Es, como dice la editorial, “la memoria editada de una vida exprimida”. Ella misma dice que escogió nacer en París, fue en 1903, pero cuando estalló la I Guerra Mundial Diana Dalziel y su familia se fueron a Nueva York. Alllí pasó su adolescencia, hasta 1924, año en el que se casó con Reed Vreeland. En 1937 entró a trabajar en Harper´s Bazaar y cuenta la leyenda que fue la primer editora de moda de la historia. "Cuando empecé sabía muy poco. Debí espantarlos".

En 1937 entró a trabajar en Harper's Bazaar.

En 1962 cambió de grupo y aterrizó en Vogue, y durante casi diez años se forjó un poder inmenso y un estilo que hoy perdura. Hizo 12 exposiciones para el Metropolitan de Nueva York. Hoy, cincuenta años después, se siguen haciendo y mantienen su espíritu innovador y rebelde.

"La primera exposición versó sobre Balenciaga. Fue el tipo de muestra que los funcionarios del museo esperaban. Luego, para la tercera exposición, montamos una con el tema 'Romantic and Glamourous Hollywood Design'. Tom Hoving, que entonces era el director, me llamó por teléfono.

-Por el amor de Dios, Diana, ¿Por qué traemos Hollywood al museo?

-Tom -le dije-, he estado viendo alta costura francesa durante los últimos cuarenta años y solo puedo decirte que nunca he visto vestidos como estos.

Diana Vreeland sentó las bases de las exposiciones del MET.

Era una gran admiradora de Balenciaga y lo deja claro en uno de los capítulos. "Una nunca sabía lo que iba a ver es una presentación de Balenciaga. Una se desmayaba. Era posible estallar y morir", dice, y recuerda el día que se enteró de que Balenciaga había cerrado las puertas y que nunca las volvería a abrir. "Mona Bismarck no salió de su habitación en tres días. Quiero decir, se quedó completamente... Quiero decir, ¡era el fin de una cierta parte de su vida!".

Por las páginas del libro se asoman desde gentes de la moda como Coco Chanel y Oscar de la Renta pero también el espectáculo y el arte, desde Josephine Baker, Greta Garbo, Jack Nicholson y Audrey Hepburn a Cher y Andy Warhol. Personajes que se cruzaron en su vida mientras ella se cruzaba en las suyas a la vez que era testigo y 'juglar' de la época dorada de la moda. "Coco Chanel veía los desfiles desde lo alto de la escalera de espejos. Se acuclillaba a solas, y cuando subías a verla, al acabar, sabía exactamente lo que pensabas. Era extraordinaria. ¡La lucidez hecha mujer!".

Diana Vreeland con Gabrielle Chanel.

Con un estilo ágil, enbaucador y divertido, Diana Vreeland va contando su vida, retratando varias épocas, revelando detalles de una profesión fascinante

DivaDiva: “Paso horas en mi baño. En toda mi vida nunca he salido de casa hasta después de almorzar. Excepto para ir al dentista”.

Descubridora:Descubridora: "Fue idea mía usar a Barbra Streisand como maniquí. Su éxito se produjo de la noche a la mañana. La envié a París con Dick Avedon para que hiciera de modelo de las colecciones. La fotografiamos de perfil, con esa nariz de Nefertiti suya… Las imágenes eran espantosamente chic”.

AutoritariaAutoritaria: "Los zapatos sin lustrar representan el fin de la civilización".

Diana Vreeland: "Los zapatos sin lustrar representan el fin de la civilización"

Sincera:Sincera: “La gente que, como yo misma, no tuvo una educación siempre está hambrienta… busca algo que aprender, siempre y cuando no tenga que hacerlo en una escuela con un timbre sonando todo el rato”.

Femenina: Femenina: “Para mí, Chanel Nº 5 es aun el perfume ideal para una mujer. Puede ponérselo para ir a cualquier lugar, para cualquier momento, para todo el mundo –maridos, novios, taxistas-, a todo el mundo le gusta. Nadie ha ido más allá de Chanel nº 5”.

FrívolaFrívola: "Siempre estuve fascinada por las absurdidades y los lujos y el esnobismo del mundo que muestran las revistas de moda. Está claro que no son para todo el mundo".

Portada de las memorias de D.V. publicadas por Superflua.

La vida de la Vreeland se ha llevado a la pantalla en forma de documental. ‘Diana Vreeland: La mirada educada’ está basado en las conversaciones grabadas que George Plimpton mantuvo con Diana Vreeland para escribir esta biografía, la única que hay. En la película se recogen los testimonios de colaboradores y amigos, como Anjelica Huston, Lauren Hatton, a Manolo Blahnik, Givenchy, Diane von Fürstenberg y Ali MacGraw. Pero también la hemos disfrutado en teatro. Fue en 'Al galope', obra que protagonizó Carme Elías.

Diana Vreeland nació en París en 1903, el mismo día que Miguel de Cervantes.

Diana Vreeland murió en Nueva York en 1989. Tenía 85 años. Hoy, 30 años más tarde, su nombre corre de boca en boca y está más presente que nunca en libros, películas, exposiciones... Es un icono atemporal, un mito de carne y hueso que supo superar sus miedos y sus traumas.