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¿El coronavirus puede ser contagiado por animales?

  • Analizamos cuál ha sido el papel de mascotas, animales salvajes o de granja en el contagio, infección y transmisión del virus
  • Se han detectado una veintena de casos de SARS-CoV-2 en mascotas en todo el mundo
  • La mayoría cursaron con enfermedad asintomática o tuvieron una enfermedad leve y se recuperaron completamente
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Por
¿Contagian los animales la COVID-19?
Conservar los ecosistemas intactos y su biodiversidad, esencial para reducir la prevalencia de enfermedades infecciosas.
  • Enrique Royuela-Casamayor es doctor en Microbiología, Fisiología y Genética. Cofundador, director y editor de Principia.
  • El Método es un programa de divulgación científica en torno al coronavirus
  • Más ciencia en rtve.es/ciencia

La aparición de una nueva cepa de SARS-CoV-2entorno a la importancia que tienen los animales en la actual pandemia de COVID-19 y su evolución. Esto nos lleva a plantearnos cuál ha sido el papel real de mascotas, animales salvajes o de granja en el contagio, infección y transmisión del SARS-CoV-2.

Un vínculo ancestral

La relación de los seres humanos con el resto de animales es tan antigua como la necesidad de supervivencia. Una muestra de ello es la caza, que ocurre desde tiempos inmemoriales. Una vez asentados, el ser humano descubrió que tener cerca algunos de estos animales podría ser útil para su crianza y que les proporcionasen alimento en las épocas difíciles. Cuando el ser humano vio la posibilidad de cultivar alimentos, pensaron que algunos de estos animales podrían ayudarles a mantener el grano acumulado libre de plagas de roedores o aves, así que: ¿por qué no amaestrar unos cuantos felinos? Por tanto, si el vínculo entre el ser humano y resto de animales que pueblan la tierra es tan estrecho, ¡cómo no iban a serlo igualmente las enfermedades que les afectan!

Coevolución

A su vez, la evolución de los virus tiene un vínculo y una historia paralela similar con el resto de seres vivos. Desde su origen, todavía incierto, estos microorganismos construidos con lo mínimo (unas pocas proteínas por aquí y unos trozos de ácidos nucleicos por allá, básicamente), supieron buscarse la vida para ir tirando y llegar hasta nuestros días, millones de años después, prácticamente igual que como empezaron. ¿Para qué gastar más energía?

Esta sencillez les otorgó una tremenda capacidad de adaptación a los diferentes organismos vivos que les rodeaban: bacterias, plantas y, cómo no, animales. Y así, con el pasar de los años, y como buenos parásitos intracelulares obligados que son, cada uno de ellos fue buscando el hogar que mejor se adaptaba a sus condiciones, porque, al igual que a nosotros, a los virus también les gusta permanecer en sus confortables hogares.

Entonces, si tan a gusto están en sus respectivos huéspedes, ¿por qué cambiar? Y aquí entra en acción el animal más importante de todos, el ser humano, que ha facilitado que virus específicos de animales salvajes sean capaces de encontrar un hueco entre lo más íntimo y hayan conseguido descifrar las claves de los receptores celulares para dar el gran salto: el salto interespecie.

Origen del SARS-CoV en animales

Los análisis genéticos del SARS-CoV han dejado claro que tiene una procedencia animal localizando el origen de esta infección zoonótica en los murciélagos, animal que parece ser el reservorio natural de estos virus.

La hipótesis más aceptada es que el salto interespecie lo hiciera utilizando un hospedador intermedio, donde podría haber mutado hasta obtener una variedad capaz de infectar humanos de forma eficaz. Para esta idea, se propone como hospedador intermedio a la civeta de las palmeras, un mamífero cuya distribución principal es India, China e Indochina. Este animal salvaje es cazado para alimentación en humanos y usado como mascota, de ahí que la conjetura más extendida es que el SARS-CoV que causó la epidemia mundial en 2002 se iniciase en aquellos humanos que habían tenido contacto con las civetas en China.

Todo esto que ya sabíamos de este primer coronavirus del SARS (ahora renombrado SARS-CoV-1), sumado a los casos positivos detectados en personas asiduas a los mercados húmedos de animales de Wuhan, induce a pensar que el origen del SARS-CoV-2 también se encuentra en animales. En este caso se especuló con la posibilidad de que fuese el pangolín el hospedador intermediario, en lugar de las civetas, pero no existen resultados concluyentes al respecto.

Lo que sí está claro respecto al pangolín es que es el mamífero más afectado del mundo por el tráfico ilegal de animales, lo que ha provocado que estén al borde de la extinción.

Mascotas y SARS-CoV-2

En marzo de 2020 se detectaron en Hong Kong los dos primeros casos positivos en mascotas: un perro Pomerania y un gato que habían sido contagiados por sus respectivos propietarios.

Con posterioridad, se detectaron casos de SARS-CoV-2 en algunos gatos y perros en Europa (Bélgica, Francia y Alemania), Rusia y Estados Unidos. En estos casos se pudo comprobar que los gatos eran más susceptibles que los perros a contagiarse y su potencial de contagio a otros miembros de su misma especie también era mayor. Sin embargo, no hay evidencia directa de que los gatos infectados puedan transmitirlo a las personas. Además, en los casos detectados en mascotas, la mayoría cursaron con enfermedad asintomática y otros tuvieron una enfermedad leve y se recuperaron completamente.

Otras mascotas en las que se ha detectado SARS-CoV-2 han sido hámsteres dorados, que fueron capaces de contagiar a otros miembros de su especie, tanto por contacto directo como por aerosoles. Pero esto solo ha sido observado en experimentos de laboratorio, y no en la naturaleza, donde podrían no darse las condiciones idóneas para dicho contagio.

Se estima que hay unos nueve millones de gatos y más de doce millones de perros solamente en los hogares españoles, pero tan solo se han detectado una veintena de casos de SARS-CoV-2 en estas mascotas en todo el mundouna cifra prácticamente despreciable. En el caso de Negrito, el primer gato en España a quien se le detectó SARS-CoV-2, aunque en un inicio se atribuyó su muerte al desarrollo de la COVID-19, los estudios que se le practicaron demostraron que no fue así, y que el motivo de su fallecimiento no tuvo nada que ver con esta enfermedad, sino con una cardiomiopatía hipertrófica, posiblemente de origen genético.

Los científicos consideran a los gatos como

Los científicos consideran a los gatos como "víctimas colaterales" de la COVID-19 en los humanos. iSTOCK

La Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA) recomienda que si se está enfermo de COVID-19 no se manipule a su mascota. Si esta manifiesta algún síntoma de la enfermedad, no hay que acudir a la clínica veterinaria, sino que es recomendable haber explicado al veterinario todo por teléfono, vía por la que se le comunicará al propietario de la mascota cómo se ha de proceder.

Con los datos disponibles hasta hoy, se puede afirmar que algunas mascotas (principalmente perros y gatos) pueden contraer la enfermedad y transmitir el virus a otras mascotas, pero no hay pruebas de contagio de las mascotas a los humanos. Por tanto, no existen evidencias científicas que nos lleven a ver a las mascotas como una amenaza en la propagación del SARS-CoV-2. No obstante, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), recomienda que cualquier persona que haya resultado positiva a SARS-CoV-2 se aísle de sus mascotas igual que lo hace del resto de personas para protegerlas de una posible infección.

Papel de los animales de granja y salvajes

Al igual que ocurre con perros, gatos y hámsteres, otros animales como los hurones y perros mapache también son susceptibles a infectarse con SARS-CoV-2 y a contagiar a otros miembros de su especie por contacto directo o vía aérea.

En animales de granja se ha encontrado que los cerdos y las aves de corral no son susceptibles a la infección por SARS-CoV-2 y que otros animales de ganado como camellos, caballos, ovejas, vacas y burro, no hay evidencia actual sobre su susceptibilidad a la infección.

En cuanto a animales salvajes, se confirmaron positivos por SARS-CoV-2 en murciélagos frugívoros, en macacos Rhesus, macacos cangrejeros y monos verdes africanos. También cinco tigres y tres leones del Zoológico del Bronx en Nueva York, que pudieron ser contagiados por un empleado de la institución que cursó la COVID-19 de forma asintomática.

Visones

En visones criados en granjas de Países Bajos, España o Dinamarca también se comprobó que eran susceptibles de ser infectados por SARS-CoV-2 y también mostraron capacidad para transmitir el virus entre ellos. Estudios genéticos llevados a cabo en Países Bajos plantearon un posible contagio de COVID-19 de visón a uno de los cuidadores de la granja de visones, por lo que se han establecido protocolos de manipulación estrictos para estos trabajadores. El origen de la infección en esta granja de Países Bajos parece estar en un visón asintomático, lo que sugiere a algunos investigadores que este animal haya podido ser uno de los huéspedes intermedios de la transmisión interespecie definitiva al ser humano.

Aunque el origen del SARS-CoV-2 es animal, no debemos olvidar que la pandemia actual de COVID-19 se mantiene por el contagio del virus de persona a persona. El hecho de que la actual pandemia por coronavirus proceda de animales salvajes nos debería hacer reflexionar. Las evidencias científicas no dejan lugar a dudas: la disminución de la biodiversidad por el impacto del hombre en los ecosistemas afecta a la transmisión de enfermedades infecciosas en humanos. Casos como el del SARS-CoV-2, el virus del Nilo occidental, hantavirus, virus Ebola, enfermedad de Lyme, trematodos parásitos y otras enfermedades infecciosas, han evidenciado que la conservación de los ecosistemas intactos y su biodiversidad endémica es un elemento esencial para reducir la prevalencia de enfermedades infecciosas.