Satánica, sagrada y romántica: así es la albahaca
- Planta sagrada y planta satánica, la albahaca ha polarizado multitud de culturas
- En Taiwán, las hojas de albahaca frita se consideran una delicia
- ¿Sabías que las semillas de albahaca también son comestibles?
Con un olor inconfundible y un sabor inigualable, la albahaca es una de las hierbas aromáticas más queridas en los países mediterráneos. En Italia, especialmente, han sabido crear las recetas más deliciosas con las hojas de esta planta que una vez fue considerada tanto sagrada como emblema del mismísimo demonio.
Reina de Italia con orígenes indios
Llamada Ocium basilicum, la albahaca que consumimos en España, de la variedad dulce, tiene muchas primas, como la Genovese DOP, la albahaca canela, la albahaca limonera o kemangi, la albahaca morada armenia, la tulsi o la azul africana. Se cree que la primera albahaca, la madre de todas las albahacas, proviene de la India, donde se planta alrededor de los templos, y que viajó por la ruta de las especias hasta llegar a Europa hacia el siglo IV antes de nuestra era.
Sin embargo, no hay constancia de que en aquel entonces la planta fuera empleada como alimento, sino más bien como cosmético o medicina. Los antiguos griegos la llamaron ‘basilikón phytón’ (‘planta real’) y se piensa que se utilizaba en la confección de perfumes para la aristocracia. Asimismo, los árabes, que nos regalaron el nombre que utilizamos (del árabe clásico 'ḥabaqah' al árabe hispánico 'alḥabáqa'), empleaban sus aceites esenciales para el mismo propósito.
Planta de la pasión, del demonio y de la suerte
Por su parte, en la Antigua Roma, se entendía que la albahaca despertaba las pasiones y, además, te ponía torpe. Mala combinación. Pero es que incluso llegó a pensarse que la albahaca era satánica y que atraía el mal de ojo, tal vez para prevenir y censurar esas propiedades afrodisíacas que se le atribuían.
De ser el mal hecho planta, pasó a ser una planta para combatirlo. Cuenta la leyenda que Santa Helena, madre del emperador Constantino, en su búsqueda de la cruz de Jesús, se dejó guiar por el aroma de la albahaca hasta que allí la encontró, justo debajo de una buena mata de la fragante planta.
Con semejante historia, no es de extrañar que, actualmente, la Iglesia Ortodoxa griega, así como la búlgara, la serbia, la macedonia y la rumana, empleen sus hojas para perfumar el agua bendita. Además en Grecia se la cuida como planta que atrae la buena suerte y aleja todo mal. Incluso, cuando era utilizada en ritos funerarios, tenía la finalidad de asegurar que el paso al más allá se efectuaba sin incidentes.
La albahaca y la Virgen María en la tradición cristiana española
La Iglesia Romana también la dotó de simbolismo. Sin ir más lejos, una leyenda catalana que recogió a principios de siglo XX el germanista Oskar Dähnshardt, cuenta que la Virgen María, ante la persecución de Herodes, se escondió entre el trigo alto de un campo. Sin embargo, la punta de su túnica azul asomaba de su escondite. Unas plantas de albahaca que crecían cerca lo vieron y, para protegerla, se doblegaron hasta ocultarla por completo.
Parece lógico que, a día de hoy, en muchas zonas de habla catalana, la albahaca tenga un papel destacado en las celebraciones de la festividad de la Asunción, el 15 de agosto. Algunos rodean las imágenes con macetas de albahaca, otros llevan ramilletes como ofrendas y algunos lo llevan a otro nivel: en Bétera, Campo de Túria, una procesión de 16 plantas de albahaca de 2 metros de altura, que se cultivan con esmero y alto secreto en el huerto municipal, son ofrecidas a la Virgen.
Con la albahaca ¿pesto y qué más?
Llegados a este punto, tal vez te preguntes: ¿y qué recetas llevan albahaca a parte del pesto, la ensalada caprese y la pizza margarita? Para resolver las dudas, solamente hay que observar cómo se come alrededor del mundo.
Por ejemplo, en Tailandia preparan pad kra pao gai, un salteado de pollo con un buen manojo de albahaca tailandesa, uno de los platos más representativos del street food local.
Como también se pueden comer las flores y las semillas, que en algunas variedades se vuelven gelatinosas, se emplean en bebidas y postres como el falooda, que se toma en la India y el Pakistán, el hột é vietnamita, ambos similares al té de burbujas taiwanés, o como en el sharbat, un refresco consumido en países como Turquía, Irán, Afganistán o Bangladesh, que cobra importancia entre los musulmanes como bebida para romper el ayuno en los días de Ramadán.
En Taiwán, la hojas de albahaca acompañan a un pollo frito extracrujiente (no sabemos si tanto como el pollo frito de Gipsy Chef). También típico del street food, las hojas de albahaca se fríen brevemente para hacerlas tan apetitosas como el pollo. ¿Habrá quién pida este plato sólo por la albahaca? Estamos seguros.
En Inglaterra, concretamente, en Cornualles y Devon, una salchicha muy típica está aderezada con el sabor de la albahaca fresca: el hog’s pudding. Esto es lo que viene siendo más bien una morcilla, elaborada con avena, corazón, pulmón, hígado y carne de cerdo, y condimentada con comino, pimienta, clavo, nuez moscada y la mencionada albahaca.