En las relaciones entre parásitos y huéspedes no hay ni buenos ni malo
- ¡Qué animal! entrevista a la especialista en artrópodos Berta Caballero
- Se conocen unas 70.000 especies de parasitoides, pero se cree que pueden existir más de 800.000
- Caballero nos explica por qué los parásitos son necesarios en la naturaleza
¡Qué Animal! entrevista a Berta Caballero, la conservadora de la colección de artrópodos del Museu de Ciències Naturals de Barcelona. Caballero ha realizado estudios sobre las redes tróficas de artrópodos en distintos ecosistemas mediterráneos. Nos explica que en la naturaleza existen animales parásitos que obtienen un beneficio de otro individuo, el “huésped”. Son relaciones desiguales en las que el parásito amplía su capacidad de supervivencia, y el huésped o no saca nada, o pierde parte de su capacidad.
La colección de artrópodos del Museu de Ciències Naturals de Barcelona es impresionante. Contiene casi 2 millones de especímenes de todo el mundo, con representantes de la mayoría de órdenes y familias que existen. Berta y su equipo se encargan de documentar, revisar y estudiar las colecciones. Es un trabajo laborioso y discreto.
- Entre los artrópodos ¿es habitual el parasitismo?
Tened en cuenta que se estima que el 80% de las especies de animales que existen son artrópodos, y que cada día se describen especies nuevas. Debéis también saber que se considera que el número de especies de aves, mamíferos y reptiles juntos es inferior al número de especies de abejas, solo de abejas… Ya no hablamos de coleópteros, que es uno de los grupos más diversificados y mejor representado en la colección del Museo.
Entre todas las especies, efectivamente hay especies parásitas, algunas bien conocidas por los humanos como los mosquitos, los piojos, las pulgas o las garrapatas que se alimentan de nuestra sangre. Es interesante ver que las especies de artrópodos que parasitan vertebrados suelen presentar adaptaciones parecidas.
- ¿Qué son las especies parasitoides?
Hay muchas especies a las que llamamos parasitoides. El término se refiere a especies cuyas larvas se alimentan y se desarrollan en el interior (los endoparasitoides) o en la superficie (los ectoparasitoides) de otros artrópodos, generalmente insectos. Se conocen unas 70.000 especies de parasitoides, pero se cree que pueden existir más de 800.000. Un ejemplo son los icneumónidos, un grupo de insectos parásitos que ponen los huevos en las larvas de otros insectos, por lo que son importantes en el control de plagas. Es decir, parasitan otros parásitos. Es lo que llamamos “hiperparasitismo”. Estamos descubriendo que las redes tróficas en estos organismos son mucho más complicadas de lo que se pensaba años atrás.
- O sea, que no hay “buenos” ni “malos” en estas relaciones, esta sería una visión muy antropocéntrica….
Cierto! Fíjate que hay casos de “colaboración” entre grupos como determinadas plantas que cuando sus hojas son devoradas por orugas liberan unas sustancias que atraen a las avispas parasitoides. Estas acuden en su ayuda y ponen sus huevos dentro de la oruga, que no puede terminar su ciclo vital.
- ¿Hay algún grupo de insectos que se lleve la palma en esto de aprovecharse de otros?
Grupos muy distintos como avispillas, pulgones, ácaros… tienen en común que hacen sus puestas en distintas partes de las plantas, hojas, tallos, flores, raíces… y la planta reacciona envolviendo el huevo o los huevos de manera que siempre construye una estructura distintiva según la especie. Por ejemplo, en los robles seguro que hemos visto una especie de “avellanas” en los tallos… Pues estas estructuras están producidas por una avispilla, un cinípido, y el árbol siempre reacciona haciendo esta estructura. Este otro tipo lo produce otra especie de avispilla sobre el mismo huésped, pero la planta capta que es otra especie y construye esta otra estructura!