¿Por qué el gas metano es uno de los gases de efecto invernadero más potentes?
- ¡Qué animal! muestra cómo el metano libera calor ¡en la mano de la presentadora!
- Vemos cómo el metano es más ligero que el aire
- El metano es el principal componente del gas natural que se utiliza en muchas casas para cocinar o la calefacción
La crianza artificial de las vacas es la responsable de que, actualmente, hayan más de ¡1400 millones de vacas en el planeta! que liberan a la atmósfera cada año ¡100 millones de toneladas de metano!, que es uno de los peores gases de efecto invernadero. Este gas se forma durante la digestión y sale de la vaca cuando eructa y por sus flatulencias. Por eso, representan una enorme carga para el planeta.
“El metano es un gas muy inflamable y explosivo“
El metano es un gas muy inflamable y explosivo. Retiene hasta ¡28 veces más radiación infrarroja del sol que el dióxido de carbono! Por eso, es uno de los gases de efecto invernadero más potentes. Y su presencia en la atmósfera se ha duplicado en los últimos 200 años. ¡Qué animal! descubre más cosas sobre este gas en el laboratorio.
El metano es un compuesto químico que, en condiciones habituales de temperatura y presión, se encuentra en forma de gas. Su estructura es muy sencilla. Cada molécula de metano está compuesta por un átomo de carbono en el centro y cuatro átomos de hidrógeno. Es un gas incoloro e inodoro y ¡más ligero que el aire!
Para comprobarlo Evelyn Segura, bióloga y presentadora del programa, llena un recipiente con una mezcla jabonosa y lo conecta a una bombona de metano. El resultado: las pompas de jabón empiezan a crecer. Como el metano es menos denso que el aire, las burbujas forman una especie de columna y ¡no caen hacia abajo!
El metano es el principal componente del gas natural que se utiliza en muchas casas para cocinar o la calefacción. Entre otras cosas porque libera mucho calor. Para demostrarlo Evelyn humedece su mano con agua y coge el penacho de espuma. Acerca un mechero y ¡vemos como parece arder la palma de su mano!
Así que, no se os ocurra acercar un mechero a la boca o al trasero de una vaca, por si acaso.