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Crisis de la moda

Dolce & Gabbana: "Empezamos en 1984 con solo 1 500 euros"

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Stefano Gabbana y Domenico Dolce llevan en pie de guerra desde 1884.
Stefano Gabbana y Domenico Dolce llevan en pie de guerra desde 1884.

Son un peso pesado de la moda italiana y unos supervivientes. Han vivido la gloria y el desprecio -sobre todo por algunas declaraciones polémicas-, y cuentan con el apoyo y cariño de la industria del espectáculo y el deporte. Desde Madonna a Messi, la lista de fanáticos de la casa es inmensa. Los Dolce & Gabbana son Domenico Dolce y Stefano Gabbana. Tienen 62 y 58 años, tienen una trayectora envidiable, tienen problemas. Como casi todos. La crisis provocada por la pandemia de COVID-19 ha hecho mucho daño al sector de la moda, sobre todo en Italia, fuertemente castigada. Pero ellos no tiran la toalla y se crecen ante los desafíos.

"Domenico y yo somos dos personas positivas, no nos defrauda el hecho de no poder hacer ciertas cosas. Pero, por supuesto, todo es más difícil. Empezamos en 1984 con solo 1 500 euros. Hacíamos abrigos de lana porque no podíamos hacerlos de cashmere y hacíamos prendas con punto jersey porque no teníamos dinero para comprar tejidos más ricos. Aquella situación, salvando las distancias, se puede comparar con la de hoy: no podemos comprar eso, no podemos hacer eso. Esta crisis agudiza el ingenio. Cuando Domenico y yo estamos bajo presión, damos lo mejor de nosotros. ¡Nos encantan los desafíos!", dice Stefano Gabbana.

Presumen de antepasados, luchadores, conquistadores. Los dos saben que los obstáculos están para saltarlos. Y que ya tienen experiencia a la hora de enfrentarse a la adversidad -fueron condenados por evasión fiscal- y los problemas. Y avisan, hay Dolce & Gabbana para rato. "Eso forma parte de nuestro adn. Somos auténticamente italianos, somos 1 000% italianos. En tiempos de desastre, hay que ser inventivo, creativo, no detenerse, no llorar por el futuro. ¡Hay que reaccionar con optimismo, con positividad!", añade Domenico Dolce.

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Imagen de archivo de Domenico Dolce y Stefano Gabbana.

Stefano y Domenico grabaron en su 'palazzo' el desfile de su última colección de costura.

Son unos diseñadores consagrados pero eso no importa demasiado en tiempos de pandemia. La crisis no hace discriminaciones, sobre todo en el sector del lujo, un producto que puede llegar a ser prescindible. Los datos apuntan a que en 2020 las ventas seguirán cayendo incluso en las fiestas navideñas. "La mayor parte del negocio se ha trasladado al comercio online. Hemos visto un crecimiento del 170% en cuatro meses en el comercio electrónico, porque todo el mundo compra de esta manera. Esta situación tiene un lado positivo, nos estamos adaptando a un nuevo modo de negocio".

Pero ellos han seguido con las colecciones de atelier y a pesar de la situación han sacado adelante la colección de costura y la presentan con una minipelícula grabada en su 'palazzo' de Milán. "Tenemos todos los recursos en casa: los diseñadores, los bordadores... todo se hace en Milán. Logramos hacerlo poco a poco, aunque hubo momentos en los que no estábamos seguros de poder hacerlo", dice Stefano. "Hacer un desfile de moda clásico parecía un poco inútil, sin sentido. Al principio Stefano no quería hacer nada, pero yo insistí en hacer algo especial", dice Domenico. "Esta colección ha sido terapéutica. Tal vez esta crisis nos bloqueó por un lado y nos desbloqueó por otro. ¡Nos hemos sentido libres de romper las reglas!".

En la colección de costura de Dolce & Gabbana se hace un homenaje a la mujer en todos sus dimensiones, en todas sus edades. Para las 'señoras' proponen prendas atemporales y sus ya icónicos vestidos negros inspirados en las culturas y tradiciones del Mediterráneo. Para las jovencitas y las 'influencers' dibujan un estilo rompedor y novedoso.

Y todo hecho con un nuevo pulso, un nuevo ritmo, un nuevo 'tempo'. "Antes teníamos demasiadas cosas que hacer, el ritmo era frenético pero ahora se ha ralentizado", dicen, siguiendo el paso a Giorgio Armani. "Esta forma de trabajar nos hace muy felices pues tenemos tiempo para pensar. Estamos, como al principio, como en los años 1985 y 86. ¡Hemos redescubierto la felicidad de saborear nuestro trabajo!".