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El cerebro y el autorreconocimiento

  • Un estudio de la Universidad Complutense liderado por el psicobiólogo Miguel Rubianes indaga en la identidad de las personas
  • Una investigación que sirve, entre otras cosas, para ver cómo afecta en enfermedades como la esquizofrenia o la depresión

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InquietaMENTE - Percepción de la identidad - 08/12/20

El paso del tiempo evidencia los cambios en las personas, físicos y conductuales, pero los neurocientíficos se preguntaban si la esencia también cambia. ¿Mantenemos la misma identidad durante toda la vida? La conclusión de un estudio de la Universidad Complutense liderado por el psicobiólogo Miguel Rubianes es que hay “una continuidad del yo, una autoconciencia estable, que solo se altera en patologías mentales”.

El grupo investigador realizó un experimento con voluntarios sometidos a electroencefalogramas que determinaron el tiempo justo de autorreconocimiento. “Queríamos saber si dentro de la identidad personal se mantenía el concepto de esencia, la continuidad del yo, lo que equivale a reconocernos en diferentes momentos de nuestra vida aunque hayamos cambiado conductual y físicamente”.

El cerebro realiza tareas de reconocimiento de nuestra identidad en 250 milisegundos, pero “el efecto de la continuidad de vernos en diferentes momentos de nuestra vida se da entre 450 y 600 milisegundos. El cerebro da una respuesta clara y estable de nuestro yo”, señala Rubianes. La activación sucede en el lóbulo temporal inferior, pero además se sabe que interactúan varias zonas cerebrales, las que albergan las emociones y otros componentes.

A nivel cerebral, independientemente de los cambios físicos, el proceso de respuesta de autorreconocimiento es el mismo, en una ventana de tiempo hay un efecto de continuidad.

Ahora lo que se está investigando es cómo es esta continuidad del yo en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer “la continuidad de yo tiene sus bases en la memoria autobiográfica y ésta puede estar alterada con la neurodegeneración cerebral en estos enfermos”.

Estas conclusiones tienen utilidad para la investigación clínica sobre la identidad personal ya que las alteraciones de autoconciencia pueden dar pistas sobre enfermedades como la esquizofrenia o la depresión.