5 razones por las que 'Tiempos Modernos' de Chaplin sigue siendo tan actual
- Charles Chaplin retrata las consecuencias de la revolución industrial y la deshumanización del hombre
- Considerada por muchos la última película de cine mudo
- Puedes ver la película gratis en A la Carta, de RTVE.es
Tiempos Modernos (1936) es una película eterna. En ella, la firma de Charles Chaplin es omnipresente. Director, guionista y responsable de la sonorización, esta obra maestra es una de las películas más aclamadas del cineasta británico. Un alegato del hombre frente a la máquina, sátira atemporal sobre la industrialización desalmada y el capitalismo que podrá verse esta noche en La 2, a las 22.00h.
¿Por qué sigue siendo hoy un referente 85 años después? Para ello hay que pensar en Chaplin como un etnógrafo de los desheredados y los más desfavorecidos. Sus reflexiones y la forma que tenía de mirar el mundo eran atemporales. En 1931, durante una entrevista años antes de filmar Tiempos Modernos, afirmó: “El desempleo es la cuestión vital (...) La máquina debería beneficiar a la humanidad; no debería significar tragedia y paro”. Una frase que encajaría hoy día, bajo el peso de una sociedad capitalista y que en los años 30 -en plena Gran Depresión- ya vaticina el germen surgido de la era industrial.
Su manera de narrar los problemas sociales lograron crear una radiografía certera a través de sus películas. Títulos como como El inmigrante (1917), Luces de ciudad (1931), El chico (1921), o La quimera del oro (1925) son ejemplo de ello. Y también lo es Tiempos Modernos. Considerada como la última aparición del pequeño vagabundo, analizamos por qué está cinta de Chaplin ha sido capaz de mantenerse tan actual a pesar de los años.
El paso del tiempo, un enemigo eterno
No hay nada que una más el presente y el pasado que las dos manecillas que siguen ordenando nuestros días de forma metódica y regular. Y así comienza la película de Tiempos Modernos, con un enorme reloj que recuerda al espectador el paso del tiempo, obstinado y perseverante en su medición.
La "modernidad", aquella que reflejaba Chaplin y también la que vivimos hoy día, no dista mucho en este sentido. Quizá se han cambiado manecillas por números digitales, pero el reloj sigue siendo el instrumento que marca el latido de nuestra sociedad (capitalista y occidental) y el que impone puntual las tareas y el trabajo.
¿Comes mientras trabajas o trabajas mientras comes?
A un ritmo frenético, el personaje de Charlot aprieta tuercas en la cadena de montaje casi sin respirar. No hay tiempo para nada más, o ¿puede que sí? En aras de la producción, a los jefes de la fabrica se les ocurre la idea de “permitir” a los obreros seguir trabajando mientras comen. Charlot es el elegido para probar la nueva maquina que alimentará a los trabajadores. Una grotesca tortura que esta más cerca del modelo de trabajo en 2021 que del que se estilaba en 1936. Quizá Chaplin ya visualizaba el futuro de muchas personas, comiendo frente a sus ordenadores, en el metro o incluso sobre una bici en marcha.
La telepantalla
Charles Chaplin ya vislumbró las videoconferencias mucho antes de Zoom o Skype. Se adelantó incluso al Gran Hermano orwelliano. La telepantalla ya estaba en aquella fábrica de producción febril diseñada por brillantez del cineasta. La descubrimos en uno de los pocos respiros que consigue Charlot para fumarse un cigarro en el baño. Sorprendido por una cámara oculta, Chaplin es amonestado por el jefe. Le estaban vigilando.
Un trabajo por el que perder la cabeza
Estrés, ansiedad y agotamiento, son los tres principales impactos que provoca el teletrabajo. En 2021, el debate sobre los límites entre nuestra conciliación y la dedicación laboral esta abierto. La mella psicológica que deja la pandemia también es muy alta entre quienes ven cómo sus trabajos peligran. Ya en mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba sobre el incremento de los problemas de salud mental.
Ahora quédense con la imagen de Chaplin en Tiempos Modernos cuando, fuera de sí, acude al médico y este le dice amablemente: “tómeselo con calma y evite estresarse”. Esta es la gran paradoja de los tiempos modernos (y de los nuestros también): Charlot tendrá que elegir entre perder la cabeza y deshumanizarse dentro del sistema o mantener la cordura y la dignidad al margen de él.
Lo que necesitas es amor
Amor, pero no amor romántico. Mucho antes de que el feminismo revisara de forma crítica este concepto y reivindicase en su lugar la gestión de los cuidados, Chaplin ya hablaba de ello en Tiempos Modernos. Frente a la alienación del servilismo capitalista, el amor ofrece la salvación. Pero el cineasta habla en realidad del amor que tiene que ver con la solidaridad y la ayuda mutua. Un amor que se ve reflejado en el personaje de Paulette Goddard. Las relaciones humanas como herramienta de dignificación del ser humana, frente a la cosificación del sistema.