Así es la irreverente colección de alta costura de Schiaparelli
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"Delicados bordados, frágiles como el encaje; faldas confeccionadas con metros de seda, vestidos tan inofensivamente bellos como un cuento de hadas.... ¡Esto es lo que la palabra costura evoca en el imaginario colectivo!". Habla Daniel Roseberry que acaba de presentar su tercera colección para la icónica casa SchiaparelliUna propuesta peculiar para la primavera y el verano de 2021 que él mismo define como "una visión inmaculada de la época dorada de la costura en los años 50". ¡Casi nada!
Esta visión tan fantástica de la costura tiene un motivo. Lo cuenta así el propio diseñador: "Quería desafiar la idea de lo que es la costura, y de lo que debería ser, creando prendas que respetan la tradición no solo de esta Maison, sino también del arte que se esconde detrás, al mismo tiempo que exploro los clichés asociados al género. Quiero crear una casa de costura alternativa: aquí, fantasía no significa vestidos de princesa o delicados adornos; aquí, la fantasía está en el interior. Estas son prendas que te hacen consciente de tu cuerpo, que te hacen pensar en cómo te mueves por el mundo. Elsa Schiaparelli también creó piezas que modificaban el cuerpo, pero sus intenciones nunca fueron macabras. En cambio, fomentó una exploración casi infantil, alejada de lo neurótico. Las suyas eran prendas que celebran el placer de pavonearse, el placer de lucirse", dice.
En la colección vemos un empeño de Roseberry por 'reventar' la silueta, transformar el cuerpo, remarcar otras opciones estéticas y salirse de las normas. "Comenzamos desechando las siluetas habituales de la costura. Quería escoger piezas que no están pensadas para ser mostradas en este contexto (pantalones, por ejemplo, o una chaqueta bomber) e invitar a verlas de una nueva forma. Las técnicas, también, son inesperadas: unos pantalones de piel con cintura elástica, un par de vaqueros reinventados en seda y decorados con los icónicos candados dorados de Schiaparelli. Los tejidos son inventivos y disruptivos por igual. Seda, cuero y tafetán se unen a terciopelo y neopreno, así como a un vestido drapeado en sinuoso punto", revela.
Añade que esta colección puede parecer irreverente, ya que es muy rebelde. Tanto como la fundadora de la casa, la gran Elsa Schiaparelli que fue la mayor rival, profesional y personal, que tuvo Gabrielle Chanel. "Elsa fue una gran técnica: amaba los tejidos, especialmente los más innovadores. Fue la primera costurera que utilizó tejidos sintéticos, la primera en incorporar cremalleras de plástico en su trabajo. Su ambición era experimentar, desobedecer en todo lo posible: fabricación, forma, color, iconografía".
Es, como queda claro, una colección transgresora y osada. Pero en el fondo es muy costura, ya que mantiene todos sus códigos. Alterados, sí; pero presentes. "La palabra “magia” se usa a menudo cuando hablamos de costura. Y es mágico. Pero, detrás de eso está la mano humana y la dedicación humana. Esta colección es un tributo a la magia, pero sobre todo al trabajo que hay tras ella". Con Schiaparelli da comienzo la Semana de la Alta Costura en París. Cuatro días en los que se mezclarán los desfiles grabados con los contenidos digitales.
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Del 25 al 28 de enero veremos las propuestas de las grandes firmas, como Dior o Chanel, y también el trabajo de otras casas emergentes que juegan en primera línea. Habrá ausencias notables, como la de Balenciaga y toda la expectación se centra en Alber Elbaz, que lanza AZ Factory el 26 de enero. Y luego está el esperadísimo estreno de Kim Jones en Fendi.