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100 años de su nacimiento

Giulietta Masina, el alma en el cine de Fellini y la Chaplin femenina

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Giulietta Masina, recordada en su centenario en 'Días de cine'
Giulietta Masina, recordada en su centenario en 'Días de cine'

Como le ocurría al personaje que interpretó en La Strada (1954), en la vida de Giulietta Masina (1921-1994) hubo siempre algo de cuento de hadas y fatalidad. Es el precio que la actriz italiana tuvo que pagar por vivir y trabajar junto a su marido, el director de cine Federico Fellini. Un matrimonio cinematográfico indisoluble con el que ambos explotaron al máximo su talento. Él como cineasta; ella como una de las interpretes femeninas más aclamadas de Italia y más galardonadas del cine. Juntos, consiguieron alzarse con tres premios Oscar. Capítulo aparte, fue el guion de su historia de amor: eterna, pero rota y con una Masina, muchas veces, deslucida bajo la alargada sombra del genio de Fellini.

Nacida hace 100 años en San Giorgio di Piano, en la provincia de Bologna, Giulietta Masina inició su carrera artística en Roma. Allí trabajó como cantante, bailarina, violinista -como su padre- y recitando poesía. Pero fue la radio la que marcó su futuro. En el año 1942 conoció a Fellini trabajando en el radioteatro Las aventuras de Cicco y Pallina. Un años más tarde se casaron en plena Segunda Guerra Mundial, iniciando una de las parejas más sólidas del mundo del cine.

Giulietta Masina (1921-1994)

Giulietta Masina (1921-1994)

Eternas Gelsomina y Caribia

Antes de rodar junto a su marido las dos películas con las que conseguirían el Oscar, Masina se puso en manos de otros aclamados directores italianos. Debutó en el cine con un pequeño papel en una de las más emblemáticas películas del Neorrealismo, Paisà (1946), de Roberto Rossellini. Aunque su prestigio como protagonista le llegaría con las películas que rodó junto a Alberto Lattuada o Luigi Comencini.

Será en 1954 cuando su marido la propuso como protagonista de La Strada (1954), que valió al director el Oscar a la mejor película extranjera y fue León de Plata en Venecia. Aquí, Masina interpreta al personaje de Gelsomina, tímida, graciosa, ingenua y sin familia, considerado la madurez artística de la Masina. Es aquí donde su imagen de clown candida y vital conquistó a los espectadores. Convertida en lo que después llamarían la Chaplin femenina. Un tono interpretativo que continuaría en su siguiente película Las noches de Cabiria (1957), de Fellini.

Masina interpretando a Gelsomina en 'La strada' (1954)

Masina interpretando a Gelsomina en 'La strada' (1954)

Convertida en Cabiria, Masina afianzó y confirmó la combinación perfecta formada por Federico Fellini. Un filme con el que consiguieron su segundo Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa, tras La Strada, y donde de nuevo Masina fue la clave del éxito.

Otro de los momentos cruciales en su carrera se produjo cuando rodó a las órdenes de su marido Giulietta de los espíritus (1965), película que marca un momento de inflexión en la carrera del director y del cine italiano. Más tarde llegaría Ginger y Fred (1986), donde Fellini aprovechó para dar una particular visión del mundo de la televisión, y en la que Masina actuó junto al afamado Marcello Mastroianni dando vida a un remedo de lo que fueron Ginger Rogers y Fred Astaire. Aquí Juliet tenía ya sesenta y seis años, algo que contribuía al acento crepuscular y ácido del argumento.

20 años sin Giulietta Masina

La actriz a la que más admiraba Chaplin -así lo dijo cuando la compararon el él- lo cierto es que, brillaba por si sola, pese a que la figura de Federico sigue eclipsándola con el paso de los años y dejando en el olvido la influencia de Masina en las obras del cineasta italiano. Mujer de acendrado catolicismo y marcado carácter, hizo que algunas de las ideas de su esposo pasasen por este tamiz y, posiblemente, no se explicarían aspectos de la cinematografía de éste sin la presencia de su esposa.

Masina y Fellini obtienen el Oscar por 'La strada' en 1954

Masina y Fellini obtienen el Oscar por 'La strada' en 1954

Federico y Giulietta: tragedia, éxito y dolor

Pero lo que brillaba en la gran pantalla, se ensombrecía de puertas para dentro. Ambos se admiraban mutuamente, quizás eso mantuvo su matrimonio durante más de medio siglo, pero sus carácteres en el plano personal eran muy distintos. Ella, postal de lo doméstico; él un viajante de la vida y placer por el gusto y las mujeres. Pero el punto de ruptura fue la trágica muerte de los dos únicos hijos que esperó la pareja. El primero en 1945, mientras Giulietta aún estaba embarazada, perdía a su hijo tras resbalarse por una escalera. Años más tarde, en el punto más brillante de sus carreras, Giulietta y Federico ven morir a su segundo hijo, Pier Federico, "Federichino", como lo llamaba Fellini. El niño murió de neumonía con apenas dos semanas de vida.

"Fue un trauma terrible perder dos hijos. De alguna manera tuve miedo después de eso. No es que no quise tener más hijos, sino que simplemente no llegaron", contó Masina en 1993 a la revista People, en la última e histórica visita de Fellini a los Estados Unidos, poco antes de morir.

Masina y Fellini, la pareja de cine más famosa de los 50

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La última imagen pública que tenemos de la actriz ocurrió también poco después de aquella entrevista. Una Giulietta rota en lágrimas, con la mano levantada y el rosario entrelazado entre los dedos, lanza un último adiós al féretro de su marido, llevado entre multitudes a la salida de la basílica de Santa Maria de los Angeles, en Roma. Tras el funeral en 1993 ella desaparece, siguiendo aquella máxima que muchos repitieron durante sus más de 50 años de matrimonio, eran indisolubles. Y si uno moría, el otro también. De hecho, pasados apenas unos meses de la muerte de su marido, Masina falleció en Roma a los 74 años.

"Creo que he sido su sombra, pero no me importa porque es una sombra maravillosa", dijo Masina tras la muerte de su marido. Antidiva, tímida y discreta, pero a la vez tremendamente vital y talentosa, quizá de Juliet no se escriban este año de su centenario ríos de tinta como ocurrió el pasado año pasado por su marido Federico Fellini, pero su legado perdurará siempre en su cinematografía, brillando entre la fatalidad y el cuento de hadas.

Giulietta Masina realizó más de 30 films

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