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Consejos para madres y padres

Comprender la adolescencia en tiempos de pandemia: "Los jóvenes son un blanco fácil al que echar la culpa"

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Lola Álvarez ofrece herramientas para comprender la adolescencia en su libro 'Pero ¿qué te pasa?'
Lola Álvarez ofrece herramientas para comprender la adolescencia en su libro 'Pero ¿qué te pasa?'

La adolescencia es un desafío en cualquier contexto: la rebeldía, los enfrentamientos en el seno de la familia, las dificultades en el desarrollo social o la ansiedad ante el futuro son retos habituales que requieren que trabajemos con las herramientas adecuadas. Crecer es complicado, pero todo se amplifica en un contexto de pandemia: datos recientes indican que las tensiones en el hogar han aumentado, y la incertidumbre afecta a padres e hijos por igual.

Aunque no hay una receta que sirva para educar a todos los jóvenes, menos aún en la situación presente, la psicoterapiade la manera más inteligente y honesta posible. En su libro Pero ¿Qué te pasa?, la psicoterapeuta infantil Lola Álvarez utiliza su experiencia en consulta para ayudar a padres y educadores a comprender la adolescencia en positivo: la comunicación es es una de las claves para plantar cara a todos estos problemas, y la habilidad para comunicar también se entrena.

¿Cómo podemos ayudar a los adolescentes en tiempos de pandemia? Exploramos algunos de los problemas que afectan a la juventud y se han visto amplificados durante los últimos meses.

¿Tienen los adolescentes la culpa de los contagios?

Durante la crisis del coronavirus, los adolescentes también han caído presas de la incertidumbre y el aislamiento social. Aunque las imágenes de sus reuniones sociales inundan los medios de comunicación, hay dos cosas que es importante tener en cuenta: "Hay mucha gente, también gente adulta, que no está cumpliendo las normas", explica Lola Álvarez. "Como los adolescentes suelen ser conflictivos, eso puede convertirles un blanco fácil al que echar la culpa de las cosas".

Sin embargo, que algunos sean proclives a sentirse invulnerables al virus también forma parte de su desarrollo normal, y hay que conocer sus procesos para poder comunicarnos con ellos de forma efectiva: "Es sano que los adolescentes tengan menos miedo que los adultos, y es normal que se sientan invencibles e intocables por la enfermedad. Es muy difícil para ellos imaginarse en una UCI".

"Pero hay que educarles, explicarles con qué tienen que tener cuidado: la gente a la que ven, la forma en la que se relacionan... Intentando ser justos y habilitar modos de que se relacionen de forma normal y sana, como realizando actividades al aire libre".

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¿Por qué están más desmotivados y cómo podemos ayudar?

Como veníamos adelantando, la incertidumbre es el reto principal al que se enfrentan los adolescentes de hoy en día, especialmente si están en un periodo de transición educativa: "Inertidumbre sobre el futuro, sobre lo que está ocurriendo, miedo a la universidad... Todas las cosas que normalmente tienen un principio y un final ahora están muy diluidas, no sabemos cómo pensar en el futuro cuando todo está tan poco claro", explica Lola.

"Esto genera ansiedad, desmotivación. Si no hay exámenes, ¿para qué van a estudiar? Si no va a haber universidad presencial, ¿para qué matricularse? Todas estas cosas se les pasan por la cabeza. Es normal desmotivarse ante un tropiezo, pero la magnitud de este tropiezo es enorme".

Lola Álvarez es psicoterapeuta psicoanalítica de niños y adolescentes

Lola Álvarez es psicoterapeuta psicoanalítica de niños y adolescentes ED. PLANETA

Ante la incertudumbre, nuestra mejor herramienta es aprender a controlar, también, nuestras propias emociones para no sumar a su desasosiego y acompañarlos de la forma adecuada: "Es muy difícil contener la ansiedad de un adolescente si no puedes contener la tuya propia. Los padres y educadores se tienen que serenar, a nivel social hay que hacer un esfuerzo por sobrevivir, cumplir las normas y demostrarles que comprendemos su incertidumbre".

"Cuando se sienten comprendidos y ven que tenemos empatía real con su dilema, es más sencillo ayudarles a decidir, buscar alternativas. También nos toca estar abiertos a otras vías de hacer las cosas, y enseñarlos a ser pacientes, que es algo que no va con su naturaleza".

¿Cuándo hay que intervenir o controlar el uso de las redes sociales?

"Las redes sociales han facilitado sin duda la adaptación a la pandemia", explica Lola. "Muchos jóvenes han sido muy creativos con las redes para emular las relaciones de carne y hueso: juntándose en grupos virtuales, jugando... encontrando maneras de relacionarse de una forma muy loable".

"Por otro lado, las redes tienen mucha influencia en cómo viven su vida, y en un momento en el que apenas hay nada que compartir o que contar pueden empujarles a desarrollar conductas muy extremas".

La presión social en estas herramientas es mayor para las chicas, tendiendo a poner mucho énfasis en su aspecto físico. El remedio para esto también es establecer una vía adecuada de comunicación: "Mientras coméis, mientras vais en coche, hay que charlar de lo que están haciendo y de cómo. Cuanto más conozcamos su mundo, más facilmente veremos qué valores guían su uso en redes. Aunque la supervisión parental debe ser constante, la comunicación tiene que ser anterior a reñirles".

¿Cómo mejorar la convivencia y evitar los choques dentro de casa?

Durante la pandemia, nos cuenta esta psicoterapeuta, ha aumentado la violencia intrafamiliar tanto de hijos a padres como de padres a hijos y entre miembros de al pareja. "La claustrofobia familiar no es fácil para nadie, y no poder salir a la calle en momentos de tensión hace que no veamos la salida y se genere mucho estrés para todos".

Una manera de evitar estos roces es negociar los espacios: "Llegar a un acuerdo sobre los horarios, ofrecerles tiempo en el salón duante el que nos vayamos a la habitación... Siempre gestionando el diálogo con comprensión y paciencia para que todos puedan disfrutar".

También deberíamos evitar que se queden demasiado tiempo en su habitación: "Tienen que disponer de algo más de espacio y de interacción. Aunque tengan allí su ordenador y todo lo que necesitan para entrtenerse, no es nada sano que un adolescente se quede encerrado en su habitación el día entero".

¿Cómo va a afectar la 'nueva normalidad' a su desarrollo social?

En su experiencia trabajando con adolescentes autistas, Lola ha detectado que para los jóvenes con más problemas de integración social la pandemia ha supuesto una especie de tregua: "Prefieren la situación de confinamiento, las clases online, etc. porque lo controlan todo y no tienen el desafío diario que los hace sentir torpeza social y marginación. Es una situación ideal".

"Pero no es lo que queremos promover, porque tenemos que educarles para que estén preparados para la vida. Vivimos en un mundo muy social, pero es posible que se dé un aumento de la ansiedad social. Hasta dentro de unos meses no tendremos el cuadro completo, pero empieza a verse que para algunos jóvenes volver al colegio después de una situación de confinamiento es muy difícil, y va a tener que haber más ayuda para ellos".

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Los adolescentes escuchan a sus padres más de lo que parece

"Cuando veo un adolescente por primera vez una de las preguntas que les suelo hacer es: si tuvieras un problema muy grave que no supieras cómo actuar, ¿a quién acudirías?", cuenta esta psicoterapeuta. "Y un número altísimo acudiría a uno de sus padres, cosa que les sorprende mucho y hasta se emocionan. Los padres siguen siendo un referente muy importante, y cuando necesitan un puerto seguro ante una situación difícil acuden a sus padres. Por eso la comunicación fluida es esencial".

Además, la situación de confinamiento también ha aumentado en muchas familias el respeto que los hijos sienten por sus padres: "Hay adolescentes que, al ver el ritmo de vida y trabajo que llevan sus padres, han aumentado en su empatía y su disposición a ayudar en el hogar. La pandemia también es una oportunidad para aprender sobre las vidas de los otros, y siempre es bueno fomentar ese espíritu de unión".

Cuatro consejos para madres y padres:

  • Comunícate con tus hijos, cuanto más, mejor. Hay que abrir los canales de comunicación en ambas direcciones.
  • No te desanimes. Es muy difícil sentirse buena madre o buen padre, pero los errores son normales y siempre hay momentos en el futuro en los que es posible reconducir las cosas. El vínculo entre padres e hijos es muy largo y es importante la autocrítica, reconocer los errores. Pero nunca se pierde el tren. Los hijos son muy leales.
  • Presta atención a los cambios de conducta. Si pasa más tiempo encerrado en la habitacion, no sabes con quien va, cambia de grupo de amigos, cambia de modo de vestir, presenta cambios radicales... Siempre hay que mantenerse alerta. Puede ser un nuevo hobbie y nada de lo que preocuparse, pero conviene investigar un poco porque puede ser una señal.
  • Encuentra el momento adecuado para hablar con ellos. Atrévete a tener una conversación sobre estos cambios y su estilo de vida, que no tiene por qué ser una discusión. Acordad un rato que a él le venga bien y tened estas conversaciones para manteneros al día.
Lola Álvarez, autora de 'Pero ¿qué te pasa?'

Lola Álvarez, autora de 'Pero ¿qué te pasa?' ED. PLANETA

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