¿Qué nos hace ser atractivos?
- La primera impresión, la atracción y el afecto, entre las fases del enamoramiento
- No te pierdas Whaat!?, el espacio de divulgación científica presentado por Javier Santaolalla y La Gata de Schrödinger
- Ya puedes ver el primer programa: Amor y sexo
Si hace unos días celebrábamos por todo lo alto la llegada de San Valentín -ya sea solos o acompañados-, ahora toca plantear una de las cuestiones que más nos hacemos como individuos: ¿qué nos hace ser atractivos? Son muchas las teorías que abogan por destacar la inteligencia emocional, la personalidad o el propio físico como algunos de los factores con más peso dentro de esta gran incógnita. Ahora bien, ¿somos conscientes del "cóctel" de hormonas que entran en juego en este proceso?
Cuando nos ponemos frente a alguien que nos atrae, hay varias sustancias que intervienen para que nuestra psicología y nuestro cuerpo actúen en consecuencia. ¿Te suenan nombres como la serotonina, oxitocina y adrenalina? Estas son tan solo algunas de las hormonas que siempre están presentes en nuestro organismo, pero sus valores se disparan cuando entramos de lleno en alguna de las fases del enamoramiento.
La atracción, fase a fase: ¿qué porcentaje es innato y cuánto hay de aprendido?
La primera impresiónLa primera impresión. Puede que todos hayamos experimentado alguna vez la sensación de quedarnos sin habla ante quien tenemos en frente o incluso confesar que hemos sufrido "amor a primera vista". Pero... ¿esto es real? Según algunos estudios, el sentido de la vista es el que actúa en primer lugar cuando nos plantamos ante este complicado proceso. Al margen de la ingente cantidad de información que nos proporciona, nos hace identificar el atractivo de una persona en función al modelo de belleza que poseamos. Unos datos que terminamos de completar gracias al oído. ¿Alguna vez te has sentido atraído/a por la voz de quien tenías frente a ti? Si es así, que sepas que también forma parte de esta "ley de la atracción" que tantas dudas nos sigue suscitando.
Vista, oído... ¿y qué hay del olfato? Aunque hasta hace algún tiempo existían dudas sobre si la especie humana se podría mover en el aspecto sexual por este sentido, a día de hoy existen evidencias de que también tiene su papel. A pesar de que hay ciertos olores que nos resultan desagradables de forma innata, hay otros muchos que los relacionamos con algo molesto debido a nuestras vivencias. En caso de que el estímulo que recibamos sea positivo, nuestro cuerpo generará grandes cantidades de feniletilamina, un indicador inequívoco de que el "atontamiento" que nos dificulta prestar atención a otras conversaciones o que hace que perdamos el equilibrio y nos volvamos algo torpes es consecuencia directa de que nos encontramos en la primera fase del enamoramiento.
AtracciónAtracción. Aunque la feniletilamina es la que nos hace predecir que podemos ser "presa" de este cortocircuito en nuestro cerebro, el organismo es consciente de que no puede mantener esos niveles permanentemente. ¿Cuál es la solución? Contrarrestarla con sustancias como la dopamina. Relacionada con la euforia y el placer, hace que liberemos oxitocina y vivamos esa sensación de alegría y de querer seguir adelante. Algo similar ocurre con la noradrenalina, que nos traslada a un estado de excitación corporal -también conocido como "el subidón"- que eleva la presión arterial y nos prepara para el acto sexual.
¿Alguna vez has sentido un vuelco al corazón cuando alguien te atrae? ¿Y qué hay de las famosas mariposas en el estómago? El aumento de la frecuencia cardiaca y la contracción del estómago y el intestino son los responsables de que estas sensaciones se hagan realidad, así que cuando te pasen la próxima vez... que sepas que es puro resultado de los cambios que experimenta tu organismo.
Enamoramiento. Nos encontramos en la fase final, pero... ¿entran en juego las mismas hormonas? Evidentemente, no. Las protagonistas de este momento son las endorfinas -reducen la ansiedad y el dolor-, la oxitocina y la vasopresina. Además, vuelven a subir los niveles de serotonina y junto a la oxitocina, son las causantes del "enganche" a la pareja. Esta última, conocida comúnmente como la hormona del amor, se produce en grandes cantidades durante el orgasmo y es la que provoca la necesidad de contacto físico o apego.
Si hablamos de pasión, resulta inevitable no mencionar la testosterona. Aunque tradicionalmente se la ha relacionado con la agresividad y la masculinidad, también está presente en las mujeres -aunque en cantidades mucho menores-. Entre sus efectos destacan la aparición de un mayor deseo erótico y sensación de territorialidad. A diferencia de los hombres, esta hormona genera una especie de obnubilación mental en el organismo femenino que hace que se idealice a la persona amada.
¿Es cierto que nos atraen las personas en periodo fértil?
¿Cuántas veces hemos oído eso de que una mujer despierta más atractivo sexual durante el periodo de ovulación? Aunque es una teoría ampliamente aceptada, ningún estudio ha evidenciado que ocurra en todas ellas ni ha sabido revelar cuál es la causa que provocaría tal sensación.
El celo -plazo de tiempo en el que las hembras aceptan la cópula con el macho y son sexualmente receptivas- tiene como fin hacer coincidir el nacimiento de las crías en las mejores condiciones posibles. En el caso del ser humano, se piensa que estos indicadores quedaron relegados a un segundo plano para primar la importancia de los factores sociales y psicológicos de cara a garantizar nuestra supervivencia.
¿Es cierto que nos dejamos llevar por las feromonas?
Las feromonas se definen como aquellas sustancias capaces de cumplir con la función de señales químicas liberadas por algunos seres vivos y que generan cambios en el comportamiento de otros miembros de su misma especie. En resumen: forman un sistema de comunicación que favorece el encuentro sexual. ¿Te suena? Si tu respuesta es afirmativa, debes saber que en los seres humanos aún no hay ningún estudio que identifique de forma concluyente la existencia de esta sustancia.
Para saber con exactitud si poseemos estos mensajeros químicos de forma innata, tendríamos que hacer frente a experimentos tan extremos como aislar a un bebé y estudiarlo cuando fuera adulto. Solo de esta manera se determinaría el porcentaje de influencia que poseen las conductas aprendidas culturalmente y cuáles de ellas ya formaban parte de nosotros. Como es evidente, es algo totalmente inviable.
La industria del perfume y su afán por las feromonas
El debate sobre la existencia de feromonas humanas sigue totalmente abierto, pero a día de hoy podemos afirmar que son más una quimera que una realidad. Sin embargo, es habitual encontrar varias llamadas a este término dentro de la industria perfumista. ¿Cuántas veces te has plantado delante de un escaparate cuyo eslogan está basado en lo tentador que resultará tu olor si decides adquirir una u otra fragancia?
Actualmente, las colonias siguen siendo un reclamo erótico infalible, pero muchas veces se nos olvida una obviedad: los olores son subjetivos y educados socialmente. ¿O acaso un olor no te ha trasladado directamente a una sensación -positiva o negativa- muy concreta?
La pregunta del millón: ¿qué nos atrae de los demás?
Llegados a este punto, debemos concluir cuáles son los factores físicos y psicológicos que influyen en el deseo sexual. Es evidente que las hormonas nos ayudan a generar expectativas y a sentirnos deseosos de explorar a nuestra pareja, pero cada individuo tiene sus propias preferencias que van modificándose a lo largo de su vida. Desde las características físicas, que son las primeras que suelen apreciarse, hasta la forma del rostro, el color del pelo, el tono de los ojos, la voz, las creencias morales y religiosas... Todo vale cuando se trata de hacernos una idea lo más fiel posible sobre quién es la persona que tenemos frente a nosotros.
Si aún tienes dudas al respecto, no te pierdas Whaat!?, el programa de divulgación científica presentado por Javier Santaolalla y La Gata de Schrödinger. Amor y sexo son las temáticas de la primera entrega protagonizada por expertos como el psicólogo Ramón Nogueras o la especialista en Ciencias biomédicas Sandra Ortonobes (La Hiperactina).