5 razones por las que Goldfinger es la mejor película de James Bond
- La tercera entrega del agente 007 reveló un personaje pop y con golpes de humor
- Disfruta de la película esta noche en el especial James Bond de Días de Cine Clásico de La 2
- RTVE le dedicó un monográfico en 1984 en el programa De película, disponible en el Archivo
Goldfinger, la tercera entrega de James Bond, desató la 'Bondmanía'. Este fue el punto de partida de un fenómeno mundial que consagró al agente más carísmatico del cine como icono cultural. La película, que vuelve a dirigir aquí Terence Young con Sean Connery, sigue encabezando las listas de las mejores entregas del agente 007.
Con un presupuesto más elevado y la incorporación de elementos clave, que se iría repitiendo a lo largo de toda la saga, Goldfinger consiguió atrapar a todos los públicos. Descubrimos 5 claves por las que este film es considerado por muchos el mejor de todos.
1. Un plus de comedia
Goldfinger, desveló a un Bond con un humor ácido y mucho menos encorsetado en su fría elegancia. Sus ademanes se vuelven más chulescos y se permite alguna que otra broma y una copa de más. No sabemos lo que habría pensado de todo esto su padre literario, Ian Fleming. El escritor falleció en mitad del rodaje de la película y nunca pudo ver el cambio de su personaje.
2. La villana Pussy Galore
Este personaje es singular en muchos aspectos. Para empezar el nombre deja abiertas todas las interpretaciones posibles. Pussy en inglés hace referencia a los genitales femeninos. Galore quiere decir “en abundancia”. Pero más allá del chascarrillo, Galore es una de las chicas Bond con más personalidad de la saga. Inmune, como ella misma dice al atractivo de Bond porque -aunque se muestra de forma velada (quizá no tanto)- ella es lesbiana. Una villana a la altura del personaje de Sean Connery al que, además, llega a plantar cara físicamente. Interpretada por Honor Blackman, también es una de las chicas bond de mayor edad, más madura y astuta.
3. El gadget definitivo: Aston Martin DB 5
James Bond ha tenido muchos coches, pero ninguno superará jamás al sofisticado Aston Martin DB 5 de Goldfinger. Es el primero en tener todos sus gadgets al detalle, a saber: generador de humo, intercambiador de matrículas, paragolpes desplazables, ametralladoras en los intermitentes delanteros, pantalla trasera antibalas, teléfono, radar, interfono, consola de mandos dedicados, etc. Toda una suerte de accesorios que hiceron volar la imaginación y sueños de los fans de la saga y que se vio, por primera vez, en esta tercera entrega. Primera y última, porque el bólido fue misteriosamente robado en 1997.
4. Un presupuesto por todo lo alto
Cuando se estrenó Golfinger la saga ya era todo un fenómeno y Terence Young pudo contar con un presupueso mucho más elevado, de hecho fue el mismo que las dos películas anteriores juntas, convirtiéndose con ello en su puerta de entrada al mercado estadounidense.
5. Licencia para matar… lentamente
Si en la anterior película, Desde Rusia con Amor (1963), Red Grant casi mata a James Bond, en esta casi lo castran. El sádico de Goldfinger quiso acabar con el agente 007 con un láser, pero se tomó su tiempo. Tanto es así que aquel “mecanismo mortal innecesariamente lento” terminaría siendo parodiado por Austin Powers en la entrega El misterioso agente internacional (1997). Aún así, hay que reconocer que estirar el chicle con aquel intento de asesinato quedó grabado en la memoria colectiva del cine y es recordado como uno de los mejores momentos de la saga James Bond. Por supuesto con Sean Connery en la piel del agente británico.
Ciclo tributo al James Bond de Sean Connery
- Dr. No (1962) – 1 de febrero
- From Russia with Love ("Desde Rusia con amor") (1963) – 8 de febrero
- Goldfinger (1964) – 15 de febrero
- Never Say Never Again ("Nunca digas nunca jamás") (1983) – 22 de febrero