El vértigo de Pablo Alborán grabando a 157 metros de altura
- Un tema que fue grabado en el helipuerto de la Torre Picasso en Madrid
- Sus compañeros percibían esta canción para la gente que vive del aplauso
Pablo Alborán no para de trabajar e idear. “Estamos todos sin freno porque ahora mismo cuando ves la situación y todo lo que estamos viviendo es tan dramático. Estamos en casa buscando la manera de seguir avanzando, trabajando y muy agradecido porque he tenido la suerte de tener la respuesta de la gente que es una bendición”, ha dicho en Tarde lo que tarde.
“Corazón descalzo” es la canción “con más raíz del disco” y donde “la gente que me conoce de siempre se puede sentir identificada. Es una canción donde puedes reconocer discos anteriores. Es una canción que habla de ese momento en el que te das cuenta de las cosas que merecen la pena de verdad y al final si el te quiero no es de la persona que quieres tú, te sabe a broma, a que todo es como de plástico. Vivimos en un momento ahora donde creo que queremos darle todos más peso a las cosas importantes, a los pequeños detalles del día a día que hace que nuestra vida sea grande. Yo creo que todo el mundo se puede sentir identificado en esta canción”, le ha contado a Julia Varela.
“Cuando le enseñé esta canción a otros compañeros, a otros artistas, me dijeron que parece estar escrita para la gente que vive del aplauso. Sentían eso que he podido sentir en algún momento, el miedo a que las cosas no sean como siempre, el miedo a que no haya aplausos, la vida no te sonría y me pareció interesante que también un público a lo mejor no es artista que no vive del aplauso que vive de otra cosa, también pueda sentirse identificado”, ha añadido el músico malagueño acerca del tema “Corazón descalzo”.
Alborán piensa que no nos regalan nada: “no me han regalado nada, no nos regalan a nadie nada y que hay trabajar mucho. Hay que seguir estudiando porque uno no sabe lo que puede pasar mañana, sobre todo valorando la suerte que he tenido eso sí que no se me escapa”.
Una canción que se presentó desde el helipuerto de la Torre Picasso de Madrid situado a 157 metros de altura: “Fue una locura. Yo estaba un poco como expectante porque era la primera vez que hacía una cosa así. Ahora que no podemos hacer las presentaciones que hacíamos antes era una cosa muy rara. Todos los preparativos fueron como a toda pastilla. Cuando llego arriba y me veo ya en el momento de grabar, los cámaras diciéndome tres, dos, uno. De pronto sentí todo el vértigo de estar allí arriba y estar conectando con tanta gente”.
El vértigo que da nombre al disco que ha publicado no solo se refiere al de las alturas: “Es la sensación de estar quieto y de que todo tu alrededor se mueva. Perder el equilibrio en esa inestabilidad. Todos hemos sentido ese vértigo con esta pandemia, del mil demonios. Además hay veces que cuando uno quiere estar quieto y quiere estar en calma, te das cuenta de la cantidad de cosas que en tu vida y tu alrededor no están en orden”. Un vértigo, que en este caso, lo ve positivo: “obviamente no hablo de la pandemia, hablo del sentir que tu vida se reorganiza, tu tienes que reorganizar tus prioridades. Es súper sano, porque sentir vértigo es sentir que estamos vivos”.