¿Haces el vermú? Prepárate para conocer su origen
- El primer aperitivo lo creó el médico de la Antigua Grecia Hipócrates como medicina
- En el siglo XVIII en Italia se inventó un vino especiado para abrir el apetito… ¿Su nombre? Vermut
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Puede que alguna vez, de cachondeo con los amigos, hayas pegado el primer trago al sagrado vermú del domingo diciendo: “Esto es la auténtica salud” sin saber que, efectivamente, esta tradición la inventó el médico más famoso de la antigüedad como medicina.
Cuando el aperitivo era una medicina: Hipócrates
¿Te suena el nombre Hipócrates? Es probable que sí, aunque no lo ubiques del todo. Hipócrates, considerado por muchos como “el padre de la medicina”, fue un médico de la Antigua Grecia y la primera persona en desarrollar el “aperitivo” más o menos como lo entendemos hoy. El histórico doctor inventó una bebida a base vino con sabor a ajenjo y otras hierbas que servía para abrir el estómago en pacientes con falta de apetito. Vaya, vaya… ¿suena familiar, verdad?
Un origen incierto
Si tiramos de diccionarios y etimología veremos que la palabra aperitivo viene del latín “aperite”, que significa abrir. Más allá del invento de Hipócrates, existen diversas teorías del origen del aperitivo como costumbre social. Sabemos que griegos y romanos han sido representados en modo chill con buenas bandejas de frutita, queso y olivas y, cómo no, un vino. Hay quien piensa que de estos banquetes vinieron nuestros mucho más modestos aperitivos.
En la Edad Media se siguieron los pasos de nuestro médico griego favorito: en los conventos, cuna de la investigación de la farmacología con hierbas, se descubrió que las sustancias amargas tenían la capacidad de estimular la sensación de hambre, no a través del estómago sino de la boca. La mucosa oral reacciona provocando que salivemos y produciendo enzimas que nos ayudan en la digestión.
Unos siglos más tarde, en el Renacimiento, los médicos de la época aconsejaban consumir pequeños bocaditos de carne antes de las comidas principales para preparar al cuerpo antes de la llegada de los platos principales y que todo estuviese listo para una digestión sin complicaciones.
El nacimiento del vermut
Antonio Benedetto Carpano es un nombre que deberías recordar si eres amante del vermú, porque le debes muchas alegrías y resacas a este señor. Benedetto inventó en Turín a finales del siglo XVIII un vino aromático con quina que prometía abrir el apetito y ayudar a la digestión antes de una buena comilona. ¿Su nombre? Ya lo sabes: vermut.
El vermuteo se consolidó cuando el rey Vittorio Emanuele II de Italia le cogió tal gusto que lo convirtió en bebida oficial de la corte en el XIX. Y lo que se vuelve popular en las altas esferas tiende a ser imitado de forma aspiracional por los que estamos más abajo, así que en no mucho tiempo el vermutito de antes de comer ya era costumbre en Europa, principalmente en su madre patria (Italia), Francia y España, donde no hemos soltado el vaso desde entonces.
Del antipasti al tapeo
El aperitivo, que en italiano se llama antipasti, es una tradición copiada pero que en España hemos integrado como nuestra. De hecho está tan dentro de nuestra vida social que, a nivel de horario, somos los primeros en ejercer nuestro derecho constitucional al vermuteo: aquí la hora del aperitivo empieza legalmente a partir de las doce del mediodía, el timing oficial en el que ponerse un poco chispi se considera apropiado y no degenerado. Tenemos tan asimilado que cuando las dos agujas del reloj se solapan señalando al cielo empieza la fiesta que nos puede sonar raro que en Francia e Italia la costumbre sea hacerlo a partir de las seis de la tarde, a modo de pre-cena. Vaya paciencia tiene esta gente.
Del aperitivo derivan otros eventos sociales patrios fundamentales como son salir de tapas o el poteo vasco. De por qué el pintxo se paga y la tapa no hablaremos en otra ocasión, que hoy celebramos el día del aperitivo y nada más lejos de nuestra intención que meter el dedito en la llaga. ¡La primera ronda va por Hipócrates!