¿Qué influencia tiene el cambio climático en el oso pardo de La PenÃnsula?
- Por el Día Mundial de la Protección de los Osos, la meteoróloga Isabel Moreno nos cuenta cómo afecta a su hábitat
- Aunque el oso polar es el más damnificado, existen otras especies que también sufren la crisis climática
- Si quieres saber más sobre los efectos del cambio climático, visita la web de Aquí la Tierra
El día 21 de febrero se celebra el Día Mundial de la Protección de los Osos para visibilizar la necesidad de proteger a estos animales de los retos a los que se enfrentan entre los que se encuentran la caza, la fragmentación y degradación de su hábitat por la acción humana o el cambio climático, entre otros.
El oso polar, ¿único oso icónico del cambio climático?
El oso polar se ha convertido en el símbolo indiscutible del cambio climático. Es una de las especies que más está sufriendo los efectos de esta crisis al habitar en el Ártico, donde el aumento de temperaturas es mayor que en el resto del planeta (un efecto que se conoce como “amplificación ártica”). Estos cambios en el hábitat de los osos polares han llevado a una reducción notable de su población y se estima que podrían extinguirse a finales de siglo.
De las ocho especies de osos que hay, el oso polar no es la única que está sufriendo por ello (aunque sí la que más) y no hace falta viajar lejos para detectarlo. Por ejemplo, el oso pardo (como el que podemos encontrar en la Península Ibérica) también está notando sus consecuencias y se enfrenta a diversos riesgos.
El oso pardo vive en una gran variedad de hábitats, pero las poblaciones más amenazadas se encuentran en el sur de Europa: España. Italia y Francia. En España podemos encontrar en torno a 330 osos pardos repartidos entre los Pirineos (donde habitan unos 50 ejemplares) y la Cordillera Cantábrica.
La hibernación y el cambio climático
La hibernación es proceso por el que algunos animales disminuyen su temperatura corporal y su ritmo metabólico para sobrevivir durante los meses de invierno. En el caso de los osos pardos, este periodo varía en función de la zona geográfica, del sexo y la edad del animal. Por ejemplo, los osos pardos del norte de Suecia pueden hibernar durante más de 160 días, mientras que los osos pardos cantábricos lo hacen una media de 55 días. (Curiosidad: ¡no todos los osos hibernan! Por ejemplo, el oso panda no lo hace y, en los osos polares, sólo las hembras preñadas).
La Península Ibérica también está sufriendo los efectos del cambio climático, con cambios en las temperaturas y en sus precipitaciones que están alterando, por ejemplo, la floración de algunas plantas y también están afectando a la hibernación de los osos pardos o a cambios en su dieta.
El aumento de temperatura reducirá la duración de la hibernación, haciendo a los osos salir antes de las madrigueras. Esto puede suponer un problema, ya que ese adelanto puede estar desajustado con el crecimiento de las plantas que utilizan como alimento. Incluso, esta escasez de comida podría desembocar en que los osos que vivan cerca de zonas urbanas, se acerquen a ellas para buscarla.
Además, la hibernación es un periodo en el que las hembras dan a luz a los cachorros. Por ello, una salida más temprana de la madriguera puede provocar impactos en el estado físico de los oseznos, que pueden ser más pequeños y, por tanto, más vulnerables.
El cambio climático implica más cambios
Además de que el cambio climático modifica el periodo de hibernación de los osos, también altera el ecosistema en el que viven, desajustando algunos ciclos que deben estar acoplados. Por ejemplo, actualmente ya se ha observado que los osos pardos cantábricos están reduciendo el consumo de determinados frutos (como arándanos) y aumentando el de otros.
El oso pardo tiene facilidad para adaptarse a cambios ambientales, pero son muchas las incógnitas abiertas sobre este tema. No se conoce exactamente su capacidad para continuar sobreviviendo de forma segura en un hábitat alterado y sobre la forma en la que evolucionarán dichos ecosistemas ante los cambios de temperatura y lluvias. Por tanto, es necesario seguir haciendo esfuerzos para frenar la crisis climática cuyos efectos estamos observando en el presente y en especies más allá del oso polar.