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Xabier Agote: "El San Juan es el barco mejor conservado y mejor estudiado"

  • Xabier Agote llega a El placer de admirar desde el Instituto Cultural Marítimo Albaola
  • Conocemos sus orígenes, nos cuenta su labor y nos relata la fantástica historia del galeón Ballenero San Juan
  • El placer de admirar, todos los sábados de 14.30h a 15.00h en Radio Nacional

Por
El placer de admirar - Xabier Agote - 20/02/21

"El último carpintero de ribera", así presentaba Juan Luis Arsuaga en el programa de hoy de El placer de admirar a Xabier Agote. Un donostiarra de 56 años que, aunque no es un carpintero de ribera nato, descubrió a una edad muy temprana su pasión por la construcción de las embarcaciones de madera: "Cuando era niño me quedé prendado de las embarcaciones de madera que, desde mi punto de vista, eran fantásticas, así como la mayoría de los niños se quedan con los trenes o los aviones, a mí lo que me interesaban eran esos barcos", relata.

"No soy el último carpintero de ribera. Soy, tal vez, el útlimo que reivindica este oficio ya perdido. En Euskadi ya no hay ninguno y en Galicia hay algunas carpinterías de ribera que ya chutan muy poco, desafortunadamente". Sin embargo, lo que más motiva a Xabier es el auge de la carpintería de ribera que se está experimentando en los países más dearrollados del norte de Europa y en Norteamérica. "Las embarcaciones de madera están renaciendo y se están prestigiando muchísimo. Es algo que llegará y en lo que estamos trabajando", asegura.

El nacimiento de una pasión

Desde pequeño, Xabier Agote parecía no demostrar ningún interés por los oficios convencionales y, fue de adolescente cuando gracias a un documental descubrió una escuela de carpintería de ribera en Estados Unidos. El detonante que marcaría su profesión, su futuro y, cómo no, su vida. "Descubrí que eso era lo mío. Lo tenía clarísimo. Hasta entonces yo lo que sí sabía era lo que no quería ser, pero no sabía qué era lo que iba a hacer en la vida". Marchó a Estados Unidos donde aprendió el oficio y descubrió algo que, sin duda, le marcaría: "Un contexto donde se valorizaba el patrimonio marítimo. Se le daba mucha importancia. Era algo que no existía aquí".

Claro que, no fue fácil entrar en esa escuela. La lista de espera era larga y en clase solo admitían a doce alumnos. Así que, Xabier aprovechó la oportunidad para viajar a Australia y practicar inglés. Pero, lo que no sabía era lo que allí le esperaba. "Me pasó algo fascinante. Allí conocí a un chaval que le comenté de dónde era y, al día siguiente, me vino con una revista de National Geographic en el año 85, que le tenía dedicada la portada al descubrimiento de un barco fascinante que me cambió la vida. Es el galeón ballenero San Juan". Una actividad que reunía a unos cinco mil hombres de la costa vasca. "El objetivo era conseguir grandes cantidades de aceites de ballena porque era el combustible más preciado en Europa, sobre todo para el alumbrado. Tenía mucha energía al mismo tiempo que no dejaba olores ni humo", nos cuenta maravillado Xabier.

Y de su deseo de construir barcos de madera, años después nació Albaola, una asociación cultural fundada por él para la defensa del patrimonio marítimo. "Lo que hacemos es revivir la historia marítima a través de la recuperación de la tecnología. Es decir, construimos barcos de diferentes épocas".

El hallazgo del galeón ballenero San Juan

"Toda esta historia del San Juan es fascinante. Ya no solo en lo que concierne a esta historia épica de los balleneros, si no también al propio descubrimiento. Llegó el momento en que una señora, Selma Huxley, historiadora y archivista, llegó más o menos por casualidad a Oñate. En Oñeate están depositados los archivos históricos de Guipúzkoa, parte de ellos. Y bueno, cuando llegó ella, hace unos cincuenta años, era exótico y llamó la atención al párroco, que era una persona culta como muchos de los curas de por aquí, y le invitó a visitar esos archivos, que ella describía como muy abandonados. Pero, empezó a ver que había muchísimos documentos, actas notariales, litigios de esos balleneros que cazaban ballenas no solamente aquí, en la costa vasca, si no en Canadá".

Esa fue la gran revelación de ese estudio. Algo que el propio gobierno de Canadá desconocía absolutamente. "Es una historia de pescadores que ya forma parte de la historia de la historia anónima, no de la historia oficial que es la que está escirta por los reyes. Los pescadores tanto entonces como hoy en día, siempre ha mantenido secreta la actividad pesquera. No quiere atraer a la competencia y por eso es algo que ha transcurrido discretamente y, afortunadamente, estos documentos motivaron al gobierno de Canadá".

Finalmente, se pudo localizar dónde estaba el barco hundido, quién fue el propietario y quién su constructor. "Esta señora tuvo, además, el gran mérito de ubicar el lugar del naufragio porque en ese documento aparece con otro nombre. Y en aquel entonces, los nombres eran muy efímeros".

Con toda esta información, lo que se hizo fue movilizar al Departamento de Arqueología Subacuática y lo localizaron rápidamente. "El barco se hundió en una bahía muy resguardada. Pero el problema fue, en su día, que una tormenta rompió el ancla y el barco se fue a la deriva hasta acabar en las rocas de la costa, y se hundió en lugar muy resguardado y en aguas muy frías que lo conservaron perfectamente. Y en su día, en el año 1978, que es cuando los arqueólogos canadienses descubrieron el barco, se dan cuenta de que están ante el barco mejor hundido. El barco mejor conservado del siglo XVI a nivel mundial", concluye Xabi.

Albaola, "la factoría de la cultura marítima"

Tras el hallazgo, el barco, nos cuenta Xabier, fue sometido a una investigación modélica, sin precedentes hasta entonces. Se extrajeron todas la piezas del fondo mar "estamos hablando de unas tres mil piezas estructurales, donde cada una de ellas es documentada con todo rigor y es un proceso que va a durar en total unos 30 años". Esto hace que el San Juan se convierta, no solo en el barco mejor conservado hasta entonces encontrado, sino el mejor estudiado. "Es un privilegio para la humanidad, para el patrimonio marítimo vasco y para mí también".

Entonces, surge la idea de construir una réplica, de construir un auténtico clon de lo que fue el galeón ballenero San Juan. La primera vez que se hace y hasta en el mismo lugar. "Ese es otro de los elementos atractivos de este proyecto. Está siendo construído en la misma localidad, en el mismo puerto. Y lo que queremos es dar a conocer esta historia a través del proceso de construcción de barco. El gobierno de Canadá accedió a compartir toda la información con nosotros a cambio de un requisito que ellos llaman el respeto a la identidad conmemorativa del barco. Significa que el barco tenía que ser reconstruído fiel al original, sin cambiar en absoluto nada, sin alterar el barco. Eso a mí me parecía la manera idónea de construir el barco porque, que el barco sea tal y como era, permite aprender del proceso de construcción".

Lo que resulta muy curioso e importante señalar en este proyecto es que, por primera vez, están construyendo un barco con planos del siglo XVI. Una época en la que no había planos ni representaciones gráficas detalladas para construir estos barcos. Y, para ello, fundó Albaola "la factoría de la cultura marítima", define Xabi. "Un museo astillero creativo donde intentamos dar a conocer la historia a través del trabajo que hacemos. Dentro de estas actividades, el pilar fundamental para nosotros es la escuela internacional de carpintería ribera donde tenemos cantidad de alumnos extranjeros y también locales. Es un proceso formativo muy riguroso porque lo que queremos es que salgan muy buenos profesionales de aquí".

Sueños y anhelos de Xabier Agote

En el minuto del programa reservado a los sueños y anhelos de los invitados, Xabier Agote nos ha contado el suyo. Un anhelo muy común a todos en estos tiempos de coronavirus: "Mi anhelo es que de esta pandemia, de esta crisis planetaria, intentemos aprender algo. El lado positivo es que vemos que somos muy vulnerables, que nos creíamos demasiado indestructibles como especie y esto creo que nos puede llevar a nuevos paradigmas, a trabajar un poco dinámicas más respetuosas con el medio ambiente y a que seamos más sensibles hacia las desigualdades sociales. Y eso es necesario para la supervivencia de todos".