¡En todos lados se plantan habas! Aprendemos a cultivarlas
- Sembrando una tanda al mes podremos disfrutar también de las riquísimas habas durante muchas semanas.
- Debemos sembrarlas en otoño o entre mediados y finales de invierno, evitando la época más fría del invierno.
- José Manuel Sánchez, nuestro experto en La Huerta de Aquí la Tierra, nos cuenta cómo plantarlas.
¡Hola, amigos hortelanos! Ya sé que el refrán dice “cuecen” pero para poder cocer habas, primero hay que sembrarlas… y aún estamos a tiempo de sembrar nuestra última tanda porque podemos hacerlo desde mediados de octubre hasta finales de invierno. Sembrando una tanda al mes podremos disfrutar también de las riquísimas habas durante muchas semanas.
Vicia Faba es una legumbre de la familia “Fabaceae” a la que podemos llamar “súperalimento” por su extraordinario poder nutritivo. Son una gran fuente combinada de nutrientes esenciales como proteínas, hidratos de carbono, hierro y fibra. En la cocina son versátiles: podemos consumir las vainas tiernas, los granos en crudo o los granos cocinados, por ejemplo, en un plato tan famoso en España como las exquisitas “habitas salteadas con jamón”.
Las habas son plantas fáciles de cultivar porque no requieren demasiadas labores. Para disfrutar de ellas durante más tiempo podemos sembrarlas en tandas empezando con la primera hacia mediados de octubre y poniendo una cada 30 días hasta mediados de febrero. Las de “verdeo” o sea, las que cultivamos para consumir las vainas, debemos sembrarlas en otoño o entre mediados y finales de invierno, evitando la época más fría del invierno.
¿Cómo es su cultivo?
El cultivo se inicia por siembra directa en su ubicación definitiva con semillas de habas que pondremos en remojo la noche anterior para hidratarlas bien y facilitar su germinado. El sustrato debe estar bien suelto para beneficiar el agarre y extensión de raíces. No requiere apenas abono, aunque siempre conviene aportar materia orgánica, en este caso mejor evitando la de origen animal porque no es conveniente añadir mucho nitrógeno.
Lo que sí ayuda al cultivo es un extra de potasio que podemos obtener mezclando un buen puñado de ceniza en cada golpe de siembra. Conviene poner dos (o incluso tres) semillas para garantizar la germinación por si nos falla alguna de ellas. Las enterramos a una profundidad entre 5 y 10 cm y si la tierra no está húmeda le damos un riego con moderación de forma que el sustrato quede húmedo, pero no mojado.
Y se debe ya mantener una cierta humedad durante el resto del tiempo de cultivo. Se puede cultivar en maceta de 7 litros o más por planta. Se requiere una temperatura es superior a 5⁰ para la germinación. En unos 10 o 12 días veremos despuntar los nuevos tallos. Aguantan bien el frío hasta 6⁰ o 7⁰, pero con temperaturas más bajas conviene proteger el cultivo con manta térmica (o trasladándolo al interior si es en maceta).
Cuando la planta alcanza en torno a 20 cm. es mejor entutorarlo o aporcarlo para evitar que se tronche cuando crezca más y sobre todo al cosechar, ya que el tallo es bastante frágil. Es recomendable aplicarle tratamientos naturales preventivos contra el pulgón (ver el preparado con jabón potásico o aceite de neem) y hongos (ver el preparado con cola de caballo).
A partir de unos 90 días dependiendo de la variedad y del clima, empezaremos a cosechar las habas. Para verdeo se cosechan antes de que formen los granos interiores, ya que lo que se va a consumir es la vaina. Si buscamos el grano cosechamos a partir de unos 13 – 15 cm de largo. Cuanto más temprano cosechemos y con menos longitud de vaina, más tiernos serán los granos. Por cierto, que una vez terminado el cultivo conviene incorporar las plantas a la tierra porque son un excelente abono.
Y terminamos con otro refrán hortelano: “en la huerta y el semillero, el haba es lo primero”, así que ya sabéis lo que os toca, amigos hortelanos…
Podéis consultar con José Manuel en tuhuertomagico@gmail.com; o seguirle en Instagram jose_manuel_sanchez_la_huerta