Ajo negro vs. ajo blanco: ¿qué diferencias tienen y cuáles son sus propiedades?
- El ajo negro es un gran aporte de energía, por lo que es ideal para tomarlo mejor en el desayuno
- El ajo blanco, debido a que es un potente antiviral, antihongos y antibacteriano, fortalece nuestro sistema inmunológico
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El ajo negro es el resultado de un proceso de elaboración y maduración exclusivo que consigue que todo lo que era un gajo blanco, se convierta en un jugoso gajo negro en donde la fructosa juega el papel de dulcificar el producto.
¿Qué beneficios tiene?
Sus beneficios son muchos y variados: el ajo negro es un gran aporte de energía, por lo que es ideal para tomarlo mejor en el desayuno que por la noche. Deportistas como corredores o ciclistas encontrarán en él, un aliado fundamental.
Además, este ingrediente no deja el regusto picante que sí nos puede dejar su versión en blanco. Posee 10 veces más antioxidantes ayuda al sistema inmunológico, regula la presión arterial y, al igual que su versión ‘’en bruto’’, es un importante antibiótico natural.
¿Cómo puede comerse?
¡Muy fácil! Hay muchos sitios que hacen elaboraciones con él como salsas, condimento de miel o para untar en una tostada nada más empezar el día. También puede comerse como suplemento alimenticio, tal y como nos enseñan en el vídeo. Además de poder comerlo directamente de un bocado.
¿Qué lo diferencia del ajo blanco?
Aparte de la principal característica lógica, el color, se diferencia de su sabor y beneficios que nos puede aportar gracias a el proceso de maduración que recibe. Es dulce y el ajo blanco, más salado y picante.
Pero no por ello deja de ser menos importante. El ajo blanco, además de dar un sabor sin igual a nuestros platos, también tiene innumerables propiedades saludables: mejora la circulación sanguínea, ya que provoca vasodilatación. Es decir, aumenta el diámetro de los vasos sanguíneos y, por tanto, la sangre fluye con más facilidad disminuyendo la presión.
Según un estudio de la Universidad Estatal de Washington, es muy eficaz para luchar contra la bacteria Campylobacter (una de las causas más comunes de infecciones intestinales) y su ingesta también puede reducir que nos resfriemos (sobre todo en adultos).
Por último, debido a que es un potente antiviral, antihongos y antibacteriano, fortalece nuestro sistema inmunológico, convirtiéndolo en uno de los alimentos más saludables para nuestra dieta, ya sea en crudo, en conserva, frito (pero no tostado, pierde su sabor y cualidades) o negro.