Glenda León: una apuesta por la belleza y la armonía en tiempos convulsos
- Glenda León cree que 'los seres humanos somos parte indivisible del Universo'
- Su obra advierte de la amenaza que se cierne sobre el medio ambiente
- Con materiales sencillos, invita a reflexionar sobre lo transitorio de la existencia
- Metrópolis estrena el monográfico sobre la artista el martes 23 de marzo a las 00:55h en La 2
Metrópolis continúa con su programación especial de marzo dedicada a mujeres artistas: para la cuarta entrega acompañamos durante dos años a la artista cubana Glenda León, en La Habana, Madrid, Barcelona y Badajoz. En el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de la ciudad extremeña se puede ver actualmente su exposición Música de las formas, que ha sido comisariada por José Jiménez.
Glenda León nació en 1976 en La Habana, donde, después de incursiones en varias otras disciplinas, se licenció en Historia del Arte. Su obra se caracteriza por un acercamiento particularmente femenino al conceptualismo, el uso de materiales poco habituales en el arte como el pelo o el chicle, y la investigación en torno a textos, libros, sonidos y la música.
Su formación multidisciplinar y el amplio abanico de sus intereses nutren una obra marcada por un mestizaje sumamente imaginativo de materiales y géneros, y sorprendentes y poéticas síntesis de aparentes opuestos, como lo natural y lo artificial, lo sonoro y lo visual, la mística y la ciencia, el cuerpo humano y el universo.
La armonía del cosmos
La relación entre la Tierra y el Universo, entre el ser humano y el medio ambiente, entre lo natural y lo artificial, entre lo micro y lo macroscópico, ha sido una constante en el trabajo de la artista cubana a lo largo de toda su trayectoria.
En 2010 produjo Espejismos, una serie de fotografías transferidas a cajas de luz, que representan las similitudes formales entre los relámpagos y diseños trazados por la naturaleza en el planeta tierra como la cornamenta de un arce, las aceras rotas o las raíces de un árbol. Su proyecto para el Pabellón de Cuba en la Bienal de Venecia 2013 consistió en la instalación sonora Música de las Esferas, donde asignó una nota a cada planeta del sistema solar para invocar la teoría de la Armonía de las Esferas propuesta por Pitágoras.
En la impactante videoinstalación Cada Respiro II, expuesta en Matadero Madrid en 2015, invitó al visitante a dejarse llevar por su profunda y pausada respiración, sincronizada con potentes imágenes de la naturaleza, hacia un estado de armonía y fusión con el medio ambiente y el universo. Durante la Bienal de La Habana 2019 instaló, en una antigua estación de tranvías, caída en desuso debido al avance del transporte en coche y autobús, Mecánica Natural, donde yuxtapone las dos modalidades de la interrelación entre el ser humano y la naturaleza: en un lado coches de juguete enfilan los restos de un árbol muerto; en frente, un coche de tamaño real ha sido destrozado por un árbol arrancado en un huracán, sobre cuyas ramas, sin embargo, se ha vuelto a posar alguna mariposa.
Y en la serie Cuerpos Celestes (2018-19) trozos de alas de mariposa son transferidos a diversos fondos y materiales negros, como cartulina, papel fotográfico, lienzo crudo o terciopelo para representar el universo en colores fosforescentes. Las primeras obras resultado de esta conversión de partículas minúsculas en estrellas y planetas, se pudieron ver bajo el título Mecánica Celeste en 2019 en la Galería Senda en Barcelona.
Transformación de materiales y transitoriedad de la existencia
La utilización de materiales desechados, considerados insignificantes o incluso sucios como los chicles usados pegados en el suelo, es otra de las características destacadas en le obra de Glenda León.
La temprana serie Cada Forma del Tiempo (2000) está formada por un conjunto de dibujos realizados con pelos pegados sobre papel; en la pieza Recortando la luna, limando las estrellas (2009) el universo se configura a partir de un trozo de uña cortada y polvo de uña distribuido sobre papel fotográfico; para otra serie, titulada Dibujo Acústico (2010), empleó cintas de cassette de música para trazar la línea del dibujo; en su Objeto mágico encontrado N.3 (2003), las letras del rodillo de una vieja máquina de escribir son sustituidos por diminutas flores secas, que a su vez, forman las letras sobre una hoja de papel vegetal.
De varios de estos materiales, como el pelo, las uñas o las flores secas, a la artista le interesa también su transformación de sustancia viva en objeto inane como representación del paso del tiempo y del carácter pasajero de la existencia.
Para Cada Flor es una Forma del Tiempo (2000), una de sus primeras acciones, plantó 600 flores naturales y una artificial en la cubana Playa de Guardalavaca; y en Tiempo Perdido II (2013/2018), expuesto en la Bienal de Dakar 2018, un pequeño reloj de arena situado en la punta de una montaña con forma de pirámide y hecha también de arena, inspira múltiples asociaciones entre tiempo universal y existencia humana, el flujo imparable del tiempo y los intentos del ser humano por medir y controlarlo, o el tiempo ya transcurrido y el que pueda quedar.
El libro como material y objeto artístico
Como amante de los libros que es, Glenda León también ha explorado su potencial visual y material y ha producido varios libros de artista.
En 2019 participó con tres obras en la muestra Nunca real, siempre verdadero, comisariada por Iván de la Nuez para Azkuna Zentroa Bilbao, que indagaba en las posibilidades del arte como género literario y de la literatura como exposición. Para ello convirtió las páginas de El Aire y los Sueños de Gastón Bachelard en hojas suspendidas en el aire; las de La Otra Orilla de Julio Cortázar en olas de mar; y las del Libro del Ascenso y Descenso del Entendimiento de Ramón Llul en peldaños de una escalera.
El libro de artista ofrece a León la posibilidad de reflexionar sobre conceptos como el consumo y lo lúdico dentro de las artes plásticas, como en la serie Lecturas Fragmentadas (2013), que hace referencia a cómo cada uno se enfrenta a la lectura de un libro. Otros ejemplos de esta línea de trabajos son Cada sonido es una forma del tiempo (2015), libro compuesto de partituras impresas sobre fotografías de hojas otoñales o de gotas de lluvia; y El Libro de la Fe (2015), en el que intenta reconciliar las cinco religiones dominantes en una abstracción visual.
Música de las formas
Las obras reunidas por José Jiménez bajo este título en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz permiten una aproximación a varios de los conceptos clave en la trayectoria de la artista, con enfoque especial en la síntesis entre lo sonoro y lo visual, y en la relación entre los sonidos musicales y los movimientos de los astros.
En el eje temático de la conexión entre tierra y cielo destacan trabajos como la intervención Cielo (2020), para la que la artista raspó las paredes pintadas de azul de lo que antaño fue una cárcel para que un potencial preso pudiera vislumbrar un cielo con nubes; en la serie fotográfica Estrellas Masticadas (2015) unió con crayón chicles usados tirados en el suelo para convertirlos en cuerpos celestes mediante la semejanza a constelaciones; y en el video Dirigir las Nubes (2008-2017) vemos cómo van configurándose los cinco continentes en nubes sobre el fondo del cielo al paso de la respiración de la artista.
La síntesis entre sonidos y formas a la que alude el título de la muestra se produce en piezas como Metamorfosis II (2018), donde la artista quiere evocar los recuerdos de música ya escuchada por el visitante a partir de dos tapas de piano dispuestas en forma de alas de mariposa; para la serie Cada Sonido es una Forma del Tiempo II (2006-2020) ha trasladado a partituras la representación gráfica de datos estadísticos recogidos en la naturaleza como los movimientos terráqueos o el vuelo de las abejas; y en la pieza pictórica y sonora Escuchando las Estrellas II (2019) las constelaciones estelares son dibujadas con cuerdas de guitarra.
Escuchando las Estrellas forma parte de una serie de obras que representan la lluvia, la luz, la luna o el universo y que el músico Juanjo Guillem ha interpretado para Metrópolis en el estudio de León en Madrid, proporcionando al programa parte de su banda sonora.
Después de su cierre en el MEIAC de Badajoz el 31 de marzo, la exposición Glenda León. Música de las formas viajará al MARCO de Vigo, donde se podrá ver desde el 14 de mayo hasta el 17 de octubre.
Frente al espectáculo violento, ruidoso y superficial que caracteriza los tiempos convulsos que vivimos, Glenda León apuesta por la belleza y la armonía, por la pausa y el silencio, por la reflexión y la concentración. Con su trabajo quiere incitarnos a mirar con atención al mundo que nos rodea y a dejarnos guiar por a la naturaleza y el universo, del que, a fin de cuentas, formamos parte indivisible.
El guion del monográfico sobre Glenda León es de Maria Pallier. Metrópolis completa el martes 30 de marzo su programación especial de marzo, dedicado al trabajo de las mujeres artistas, con un monográfico dedicado a la artista María Ruido.