Gonzalo D'Ambrosio: "Las cosas más lindas de la vida suceden en la cocina"
- El chef argentino confirma que habrá sexta temporada de la road movie gastronómica
- Gonzalo nos presenta a su gato Tomás, nos habla de su niñez y desvela qué otras cosas... hace en la cocina
- Puedes ver todos los capítulos de Las Rutas D'Ambrosio en A la Carta
Gonzalo d’Ambrosio se siente un afortunado. En un año tan atípico como este, el chef argentino ha sido de los pocos que ha podido recorrer toda nuestra geografía para disfrutar de los sabores y las gentes de nuestro país gracias a su programa Las rutas d’Ambrosio. Aunque no lo ha hecho sin restricciones, la pandemia pilló a todo el equipo en pleno rodaje. “Vivíamos en una burbuja y nos cuidábamos tanto que apenas nos veíamos entre nosotros, pero pudimos estar en un montón de lugares y me siento muy afortunado”, confiesa Gonzalo en este encuentro con Digital RTVE con Raquel Elices.
Durante varios meses, d’Ambrosio y su equipo vivieron de primera mano cómo afectaban a las diferentes comarcas las medidas de seguridad por la covid. “Comparábamos como llevaban las restricciones cada región y después regresábamos a Madrid y era como si aquí no pasara nada, había muchísimo movimiento”, cuenta con asombro. Desde Cantabria hasta la costa del Mediterráneo, Las rutas d’Ambrosio han trazado en esta quinta temporada un mapa gastronómico, pero también social, recogiendo el sentir de sus gentes. Por eso despedirse de ella emociona a Gonzalo. “Son muchos meses dedicados plenamente al programa, para nosotros es como un gran hermano”, apunta el chef. Pero también reconoce que al final de un largo camino como este, también piensa en unas merecidas vacaciones. “Al final, comer, viajar, conocer gente es espectacular, pero no deja de ser un trabajo”, añade.
Y después… ¿habrá nueva temporada?
D’ambrosio no deja lugar a dudas: “Es un hasta luego”. De hecho, la productora ya está preparando la que será la sexta temporada del programa con Gonzalo al frente de esta road movie gastronómica. “Estoy muy contento con grabar una nueva temporada porque en cada una crezco un poquito más, creo que soy un poquito mejor en cada nueva ruta”, declara sonriente frente a la cámara mientras Tomás, su gato blanco, se cuela en pantalla para exigir su parte de protagonismo en este encuentro digital. “Es muy coqueto, cada vez que me pongo delante de una cámara para hablar con alguien se pone celoso”, cuenta.
Los ingredientes del éxito
Para el chef argentino hay varios ingredientes que han convertido Las rutas d’Ambrosio en una receta que a todo el mundo gusta. “Programas que muestren gastronomía, viajes y gente hay un montón, pero nosotros tenemos una forma de contar las cosas diferente. Todos nuestros programas están tratados como si fuera una película”, señala Gonzalo. A eso se añade las bandas sonoras en las que podemos descubrir a bandas como Vance Joy, Belle and Sebastian, Vetusta Morla, Fences… y la simpatía de su presentador que se presta a todo tipo de juegos. Una forma de hacer las cosas que el chef define con una palabra inventada, pero muy precisa: “Bonitamente”.
Los viajes en el tiempo
La quinta temporada de Las Rutas d'Ambrosio no solo nos ha permitido adentrarnos en el mundo de la gastronomía de los rincones de nuestro país, también hemos podido viajar en el tiempo. Así hemos descubierto cómo se alimentaban en Cádiz en la época romana y fenicia, hemos vivido una jornada de contrabando entre España y Portugal o nos hemos al salvaje oeste para tratar de escapar de una banda de fugitivos, mientras descubríamos la receta de una buena hamburguesa sheriff. Experiencias que han permitido a Gonzalo disfrazarse de diferentes personajes. “Todos los trajes y vestidos nos los dejaban las gentes de los lugares que visitábamos”, cuenta. Y eso le permitió vestir con ropajes con mucha historia. “En Asturias me puse un traje del siglo XVIII, pero pobre gente del siglo XVIII, ¡picaba todo!”, recuerda.
Un viaje a los fogones de su infancia
Aprovechando los viajes al pasado también hemos preguntado a Gonzalo por su infancia y su primera experiencia con la cocina. “La cocina está en mi desde que nací. Mis padres trabajaban haciendo pan y yo nací literalmente en una panadería. Mi mama, se puso de parto en lo que se hace una hornada de pan francés”, cuenta el chef. Y no tardó ni dos días en regresar con sus padres, recién nacido a la panadería. “Mientras mis padres cocinaban, amasaban pan, yo estaba allí en la trona. Crecí viendo eso, con masa en las manos, o tirado de lleno en harina”, continúa. Su curiosidad desde pequeño le llevaba a querer aprender a cocinar todas aquellas cosas que probaba y le gustaban. Un aprendizaje en el que tuvo mucho su abuela materna, una mujer quechua que el enseñó desde muy pronto a hacer sus famosas empanadillas, aunque recuerda que “tenía muy mal genio”.
Más adelante, aprendió otras recetas de su padre, que era quien cocinaba en casa, y de su abuelo italiano que le dio la pasión por el picante y las pastas. Unas enseñanzas que ha ido perfeccionando con los años y que le han convertido en un chef genuino conocedor del poder que tienen los fogones. “La comida une muchísimo, en todas partes del mundo. También la cocina como lugar físico. Las cosas más lindas de la vida suceden en la cocina”, concluye.
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